Indiana Jones and the Kingdom of Crystal Skull, 2008, EE.UU.
Género: Aventuras, fantasía.
Duración: 124 min.
Dirección: Steven Spielberg.
Guion: David Koepp, historia de George Lucas y Jeff Nathanson.
Actores: Harrison Ford, Karen Allen, Shia LaBeouf, Cate Blanchett, Ray Winstone, John Hurt, Jim Broadbent.
Música: John Williams. |
Valoración:
Lo mejor: Es Indiana Jones: ritmo trepidante, aventura fascinante, humor bien medido, personajes carismáticos, excelentes escenas de acción…
Lo peor: Que el espectador vaya con su película perfecta construida en su cabeza y no disfrute por tener unas expectativas demasiado altas. Que la trilogía está demasiado idealizada y los “fallos” que se le sacan a esta película no se le sacan a las anteriores, aunque sean exactamente los mismos. Algunos momentos de efectos especiales fallan, y alguna exageración en las escenas de acción sobra. Algunos roles secundarios podrían estar mejor dibujados.
Mejores momentos: La persecución y lucha sobre vehículos a través de la selva. El clímax final, intrigante, sobrecogedor y espectacular.
El título: Podían haberse ahorrado «El reino», que alarga demasiado sin dejar claro su utilidad.
Un apunte anti-magufos: Las calaveras de cristal que inspiran esta historia fueron talladas en el siglo XIX (se cree que en Alemania), y todas las historias de poderes mágicos, mayas y alienígenas que giran a su alrededor no son más que invenciones de los fanáticos de lo paranormal. Más información en Magonia.
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Cuando se recupera una saga cinematográfica que además de su valor artístico e importancia en la historia del cine está muy arraigada entre el público es harto complicado satisfacer a los espectadores, tanto a los nuevos como a los que crecieron con dicha saga. En el caso de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal se está viendo una tendencia que me resulta muy, muy, muy sorprendente: hay muchos seguidores de toda la vida que la critican duramente, que la fusilan sin miramientos por cosas nimias que además eran habituales en la trilogía original. Que si es muy exagerada, que si los malos no tienen puntería, que si las persecuciones son inverosímiles, que si tiene un trasfondo de fantasía… ¿Pero cómo pueden quejarse de esas cosas en esta película y a la vez alaban la trilogía, que tiene exactamente los mismos elementos? Sinceramente, es tan absurdo que no logro comprenderlo. Luego están los que van con la expectativas demasiado altas, con una obra maestra imaginada en su cabeza, y no son capaces de ver lo que tienen delante. Han pasado muchísimos años y las anteriores entregas están idealizadas, sobrevaloradas por nuestros corazones, y además el cine ha cambiado y nosotros hemos cambiado desde entonces. Quien no sea consciente de todo ello no podrá disfrutar la nueva película. La fórmula es la misma, los autores los mismos, los protagonistas los mismos, y el resultado el mismo. El reino de la calavera de cristal no es nada más y nada menos que otra entrega de las aventuras del reverenciado arqueólogo. Señores, quítense la venda de los ojos, que Indiana Jones ha vuelto.
El guion tiene sus altibajos y achaques, alguna cosa cuestionable e incluso algún llamativo agujero (qué fácil es meter un llamativo grupo de comunistas en una de las instalaciones más secretas del gobierno estadounidense), y la puesta en escena a veces no incorpora del todo bien las técnicas modernas. Pero también encontramos las mismas virtudes y grandes momentos que en las demás. En conjunto el gran sentido de la aventura y del asombro se mantiene en plena forma, el carisma de los protagonistas no se ha perdido, el humor continúa siendo muy bien tratado. Efectos especiales y ambientación de buen nivel, notables labores de fotografía (aunque hablaré luego de la iluminación), otra gran banda sonora del maestro John Williams y un excelente montaje allanan el camino para que Spielberg pueda ofrecer una de aventuras, suspense y acción espectacular.
Harrison Ford se mete de nuevo en la piel del intrépido arqueólogo, recuperando el rumbo que había perdido en los últimos años encadenando apariciones en títulos mediocres. La edad no es el problema que algunos temían, pues el libreto cuida mucho esa parte (atención a los chistes al respecto) y el actor está en buena forma. Karen Allen hace lo mismo con Marion, Shia LaBeouf se desenvuelve muy bien en su papel, el joven apunta maneras, aunque su doblaje es mediocre. La siempre espléndida y hermosa Cate Blanchett no puede lucirse mucho al tener un personaje muy serio y frío, aunque lo justo de sugerente. El resto (John Hurt y Jim Broadbent) cumplen con profesionalidad en papeles menores pero lo suficientemente atractivos como para que su presencia se recuerde tras el visionado. La excepción es el carácter de Ray Winstone (el amigo de Indy, Mac), quien queda un tanto desdibujado. No faltan tampoco emotivos homenajes a los ausentes: Sean Connery, que no quiso estar, y Denholm Elliott, el simpático Marcus, actor que falleció en los noventa. Se supone que también hay una foto de Sallah (John Rhys-Davies) pero no aparece en primer plano.
No es que sea una saga que necesite un arco dramático complejo para los personajes. Indiana es un rol que se apoya en su fortaleza, el ser una brújula moral para los demás, y su conflicto se basa en solventar retos de aventuras. Pero los líos amorosos de En busca del arca perdida y el paterno filial de La última cruzada le vinieron muy bien para humanizarlo y garantizar una mejor conexión con el espectador. Aquí jugan con la nostalgia y los reencuentros, y con la idea de dejar un legado en el mundo. Todo ello funciona muy bien, se siente un Indy cansado y algo perdido que va encontrando un nuevo equilibrio en la nueva etapa de su vida. Pero los secundarios que también presentan una historia abierta no mantienen el tipo. Mac y Mutt empiezan y acaban igual: ni el joven madura, ni el amigo traicionero se redime. Tampoco podemos destacar un final memorable para la villana. Y cabe señalar que estaba claro que Mutt iba a ser el relevo, pero LaBeouf, apadrinado por Spielberg, salió rana, perdió el juicio poco después con la fama.
La premisa de las calaveras es un buen hilo conductor, algo de que lo adolecía mucho El templo maldito: es intrigante, inquietante por momentos, y mantiene siempre la acción en movimiento. Pero su trayectoria da unos bandazos confusos y la coherencia se resiente. Indiana deduce que Ox la pone donde la encontró para que la halle este y así pueda ayudarlo. ¿No era más fácil ir en búsqueda del propio Indy o mandarle un mensaje? Luego se infiere que la esconde para que no la encuentren los comunistas, pero precisamente lo hace donde la puede hallar cualquiera que siga las pistas. Y al final se explica que la devolvió porque no fue capaz de abrir el templo, lo más incomprensible e injustificado de todo. Tampoco convence lo que dicen de los alienígenas: que el conocimiento es su teroso… y resulta que lo abandonan y destrozan en su partida.
El prólogo nos pone en movimiento con un misterio sugerente y alguna buena dosis de suspense y acción, además de contar con los primeros llamativos homenajes. El encuentro entre Indy y Mutt con breve persecución en moto cumple. Las indagaciones arqueológicas por Perú al estilo clásico son emocionantes. El tiempo retenido con los villanos en la jungla no convence del todo, pero remonta a lo grande con la gran secuencia de persecución a través de la selva, donde Spielberg deslumbra con su dominio narrativo. Lástima que a la vez se vea algo limitada porque aquí también hacen aparición los puntos más débiles del acabado. Y el largo clímax final ofrece infinidad de escenarios del género muy bien planificados y ejecutados. La mitad de la película te mantiene en vilo, la otra lo suficientemente interesado como para no perder el hilo.
Los productores hablaban de rodarla a la vieja usanza, sin dobles, con decorados y trucos clásicos, pero al final algunos de estos, no dan del todo talla, y a la vez depende demasiado de los efectos especiales modernos, y estos no siempre cumplen. Las pantallas de fondo y la fotografía de Janusz Kaminski, excelente en encuadres pero ahogada a veces por su obsesión por el brillo, deslucen momentos varios de la trepidante carrera por la selva. Y cuando van a lo clásico también hay alguna carencia: algunos los matte paintings no cumplen, el decorado de Perú se nota muy cartón piedra, las plantas y telarañas son muy falsas, y se puede ver fácilmente el límite del recinto. Sin emabargo, la parte final en la pirámide luce muy en la cominación de ambas técnicas, y el decorado destaca por un diseño muy original y detallado. También hay fantasmadas muy pasadas de rosca, la de las lianas y la de la nevera, que es tan ridícula como innecesaria, y me pregunto si los indios del final viven en estasis encerrados en la piedra, vaya escena más chocante.
Es una lástima que una parte bastante numerosa del público no haya sabido apreciarla, porque El reino de la calavera de cristal es, como lo fueron sus predecesoras, una cinta notable en el género, de hecho, es muy superior a títulos contemporáneos que fueron mediocres pero tuvieron mejor recibimiento, como la segunda y tercera partes de El Señor de los Anillos, las secuelas de Piratas del Caribe, cada cual peor, otras sueltas como King Kong (la de Peter Jackson)…
Cabe recordar que tanto El templo maldito como La última cruzada en su momento también tuvieron malas críticas y sufrieron odiosas comparaciones entre sí. El tiempo las puso en el lugar que merecen, y espero que con esta ocurra lo mismo. Por lo pronto, es innegablemente superior a El templo maldito. Aquella fue mucho más irregular, perdía demasiado la esencia, y era bastante más exagerada y por momentos absurda, pero ya no parece importar o se omite con descaro para atacar a la presente.
¿Para cuándo la quinta entrega, a ser posible basada en el argumento de aquella obra maestra de juego para ordenador que fue Indiana Jones and the Fate of Atlantis (1992)?
Saga Indiana Jones:
– En busca del arca perdida (1981)
– Indiana Jones y el templo maldito (1984)
– Indiana Jones y la última cruzada (1989)
-> Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008)
– Indiana Jones y el dial del destino (2023)