
Jurassic World: Dominion, 2022, EE.UU.
Género: Acción.
Duración: 147 min.
Dirección: Colin Trevorrow.
Guion: Emily Carmichael, Colin Trevorrow, Derek Connolly.
Actores: Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Laura Dern, Sam Neill, Jeff Goldblum, Isabella Sermon, DeWanda Wise, Campbell Scott, Mamoudou Athie, BD Wong, Omar Sy, Dichen Lachman, Justice Smith, Daniela Pineda.
Música: Michael Giacchino. |
Valoración: 
Lo mejor: Personajes y actores principales simpáticos, con extra de nostalgia.
Lo peor: Personajes secundarios insoportables. Es un sinsentido de escenarios de acción sin suspense ni drama detrás, y encima muy mal rodado.
El título: Si tradujeron el anterior, por qué este no.
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—Alerta de spoilers: Repaso bastante la trama y la historia de los personajes. —
OTRA SAGA AHOGADA POR LOS ESTUDIOS
Con la nueva trilogía de Parque Jurásico ha pasado como con la de secuelas de La guerra de las galaxias, pero con los errores agravados. Superar las flojas y decepcionantes continuaciones originales parecía muy fácil, pero ha primado la fórmula de cine de estudio sobre el arte, y hemos tenido sinsabores unos tras otro. La que abría esta nueva trilogía, Jurassic World, fue un remake descarado de Parque Jurásico, pues el estudio pensó que la nostalgia bastaba para llenar las salas. Y me temo que no se equivocaron, pues fue un éxito monumental. Cierto es que a pesar de su falta de originalidad y trascendencia era bastante amena, destacando por un buen acabado, pero es un producto sin alma, sin capacidad de perdurar en la memoria.
En la segunda, El reino caído, ya no tenían tan claro qué hacer. Está la idea de sacar a los dinosaurios de la isla para buscar nuevas fronteras, pero también se aferran a la imitación a El mundo perdido. Si parece que el estudio no tenía claro por dónde ir, además el equipo elegido para escribir y rodarla se fue por unos derroteros un tanto extraños, con esa trama de la mansión y la niña clon que no había por dónde agarrar. Como es también habitual en el cine hecho a trozos según cada directivo, productor y autor mete sus ideas por la fuerza, hubo rumores de imposiciones y cambios improvisados. También se mantuvo en pie a duras penas por el estupendo acabado y unos personajes bastante planos pero agradables, aunque ya se hacía bastante cuesta arriba.
En la tercera, tras tanto andar por la cuerda floja, caen al abismo. Sufre la misma maldición que La guerra de las galaxias: El ascenso de Skywalker: no saben si repetir o innovar, y marean la perdiz entre ambas ideas sin llegar a concretar nada, pues cada implicado parece estar tirando en una dirección sin que haya nadie al frente tratando de mantener la cordura. Y el desastre está garantizado.
HISTORIA SIN PIES NI CABEZA
La premisa ya parte de una posición bastante cuestionable: de las pocas especies e individuos de dinosaurios que escaparon de la subasta en la mansión de la segunda parte hemos pasado a una colonización mundial de numerosas especies e incontables ejemplares. Aun así, es un inicio prometedor: con la introducción de las noticias y la posición de Claire rescatando dinosaurios parece que se va a abordar sin rodeos la «nueva normalidad» de tener el ecosistema y la civilización humana acosada por dinosaurios, lo que abre un gran y sugerente abanico de historias de distintos estilos que abordar.
Pero el relato no termina de cobrar forma, vaga sin rumbo claro, y tiene muchos frentes abiertos, demasiados, con lo que la duración se va de madre. A veces repite obstinadamente los cánones de la saga, otras se va por derroteros que no aportan nada interesante o tan siquiera coherente. Y para rematar, no tardan mucho en abandonar cualquier intención inicial y volvemos al statu quo: ¡otro parque de dinosaurios! ¿Para qué amagas con salir entonces, para qué perder tanto tiempo en tramas que no llevan a ninguna parte? La idea de tener a los protagonistas yendo tras dinosarios que crean problemas aquí y allá y mercenarios trayendo otros nuevos no sonaba mal, siempre que los autores tuvieran a bien idear buenos escenarios. Pero tras amagar con ello deshacen todo lo andado sin venir a cuento.
Tenemos los líos familiares de Owen Grady y Claire Dearing con la niña clon, Maisie Lockwood, cuya existencia los obliga a mantenerse al margen. Pero está claro que algo ocurrirá para devolverlos al juego. Reaparecen los personajes originales, Ellie Sattler, Alan Grant e Ian Malcolm, metidos por la fuerza una historia que iba desarrollándose sin ellos y necesita hacer un hueco enorme para incluirlos, así como malabares alucinantes para forzar los encuentros con los demás protagonistas y situaciones.
Tras varios palos de ciego, el nuevo parque para dinosaurios termina convirtiéndose en un débil hilo central. Eso sí, el retorno a lo mismo de siempre trae un giro demencial, supongo que ideado para intentar aportar algo nuevo después de precisamente despreciar las novedades que habían planteado. Los dinosaurios pasan a ser algo secundario, usados como pobre justificación de escenas de acción que aparecen por todas partes sin razones claras y sin dejar huella alguna. Toma protagonismo una historia de langostas y experimentos genéticos de las malvadas corporaciones, estilo Monsanto, que no se siente nada conectada con la saga, pues parece que han tomado el guion de alguna serie B de enjambres de bichos que invaden pueblos. Y para colmo, los mensajes sobre ecologismo siempre han estado presentes, pero aquí el panfleto es bastante burdo.
Difícil mantener el factor sorpresa a estas alturas, así que lo lógico era esforzarse más en los otros puntos fuertes que hicieron de Parque Jurásico una obra que encandiló al mundo: personajes humanos y con gran magnetismo, escenas de tensión y acción de gran calidad. Pero como suele pasar en el cine contemporáneo, el tono de suspense es inexistente y está todo determinado por las piezas de acción que los mandamases quieran incluir, dejando situaciones inverosímiles cuando no agujeros de guion en cantidad, y una narrativa que detesto, la de que las pistas y respuestas de los misterios no son trabajadas por los protagonistas en escenarios que mantengan buenas dosis de intriga y deparen sorpresas, sino que les caen convenientemente encima en el momento preciso.
Ellie y Alan se ponen en marcha porque ella llega diciendo que sabe cosas, Owen y Claire porque los mercenarios del villano vienen a por la joven clon, y ambas parejas deambulan de un lado para otro encontrándose con todo lo que necesitan. Los primeros se quedan pasmados en el nuevo parque hasta que Ian Malcolm les revela las averiguaciones que ha hecho fuera de pantalla, y su aporte termina quedando limitado a entrar en laboratorios varios para agitar el avispero (o langostero) de cara al siguiente momento de acción. Los segundos se ven empujados a distintas partes del globo para fardar de presupuesto con escenarios exóticos, pero lo único que hacen es correr hasta que, igualmente, otros secundarios los asisten convenientemente: el amaestrador de la primera entrega, Barry Sembène (Omar Sy), y el informático tonto de la segunda, Franklin Webb (Justice Smith). La chiquilla clónica también está en todos lados, pero por el camino su historia de encontrar un lugar en el mundo queda muy básica y se resuelve simplemente viendo un mensaje de su madre biológica, con lo que el arco que habían presentado con el tema clon en la segunda entrega se siente totalmente desaprovechado. Y para rematar, los encuentros fortuitos a lo largo del relato son de lo más rocambolescos, da igual en qué confín del mundo o en qué lugar recóndito del parque se hallen, terminan encontrándose justo en los momentos clave.
Entre las paridas más destacables hay varias verdaderamente risibles, de las más ridículas que he visto en el cine: el empollón informático ya venía siendo un tópico bien rancio de sabelotodo antisocial, mal vestido y con gafas, y aquí retorna siendo becario de la CIA… un becario que puede sacar a la calle una tableta con información sobre los agentes secretos más importantes de la organización; que se tiren toda una escena explicándote que las medidas de seguridad que hay en el parque obligan a entrar volando, y luego resulte que hay un metro mucho más cómodo y seguro con el que salir y entrar… o no tanto, porque los dinos acceden y corretean por él fácilmente; dichos animales tienen un chip de control mental y hay un protocolo de urgencia cuando se produce una catástrofe en el parque… y consiste en juntar a todos los dinosaurios, incluyendo los más violentos, ¡en el recinto del personal humano!
PERSONAJES PRINCIPALES DESAPROVECHADOS
Y SECUNDARIOS INSOPORTABLES
Después de dos películas donde su relación apenas se movió alrededor de algunos tópicos, y la mitad ocurrió fuera de pantalla entre los dos primeros episodios, Owen y Claire por fin tienen escenas dignas en su relación personal y sentimental. Son bastante mundanas, pero no se necesita más como punto de partida. Sin embargo, una vez en marcha no hay más, así que es una suerte que Chris Pratt y Bryce Dallas Howard aporten buena química y gran simpatía. Alan y Ellie tienen bastante presencia y una correcta conexión con los demás, así que no parece nostalgia gratuita a pesar de llegar tarde y no muy bien; Laura Dern y Sam Neill hace mucho que demostraron ser buenos actores, el segundo de hecho merece mucha más fama. Pero al terminar la película cuesta recordar tanto los conflictos personales como los retos que ha superado el grupo durante las caóticas aventuras, y mientras que hay algunos diálogos bastante logrados en sus interacciones, otros muchos se inclinan por un humor muy tonto. Un poco por debajo queda Maisie: la joven Isabella Sermon es competente, pero como señalaba, el arco de su rol no tiene sustancia, así que queda bastante infrautilizada.
Aquí termina lo medio bueno, porque el resto es engullido por la incomprensible obsesión a la que se han aferrado en esta trilogía de convertir a los secundarios en roles cómicos de estilo infantil y absurdo. Esta línea alcanza a Malcolm, lo tritura y destroza hasta dejarlo en una caricatura de sí mismo verdaderamente cargante, de forma que ni la buena vena cómica Jeff Goldblum es capaz de tapar el desatino. También penoso resulta el empresario maligno. Es tradición en la saga poner villanos tipo dibujo animado, histriónicos malvados con mensaje de corrupción moral simplón y que morirán de forma graciosa. Pero con este han caído más bajo que nunca, destacando que es una ridícula parodia de Elon Musk. Decir cargante es poco, resulta una auténtica tortura. Campbell Scott hace como bien puede lo que le encargan, abusar de tics y manierismos excesivos.
En El reino caído habían creado un personaje homosexual, la veterinaria Zia Rodriguez, pero se asustaron en el último momento y recortaron escenas para dejar ese lado de su personalidad fuera. Curiosamente, aquí tenían más tiempo para explorar el rol de Daniella Pineda, pero se deshacen de ella sin más e introducen a Kayla Watts, encarnada por DeWanda Wise; fijo que algún directivo se llevaba mal con la primera o estaba prendado de la segunda. La piloto que trapichea en los márgenes de la ley es carismática de primeras, pero cada dos por tres anda repitiendo que le gustan las mujeres, algo que no aporta nada a una personalidad que ni llega a definirse y queda como otro descarado panfleto político que sumar a los ya demasiados que salpican demasiadas películas y series hoy en día. De hecho, también hay alguna escena de mujeres unidas y emancipadas que da vergüenza ajena.
A los repelentes colegas de Owen y Claire ya los he mencionado, pero tenemos otros secundarios nuevos prescindibles: la asiática (Dichen Lachman) que sirve de especie de villana intermedia resulta tan ajena a la película como olvidable, y el ayudante del empresario que tiene dudas sobre su trabajo (Mamoudou Athie) tampoco aporta nada útil, solo sirve para darle una llave a los protagonistas, algo que podría haber hecho Malcolm. En tierra de nadie queda Henry Wu (BD Wong), que ha ido dando bandazos sin rumbo durante toda la saga: de científico entrañable a tópico de científico demente sin moral, y ahora tiene una especie de viaje redentor que me importa bien poco.
ACABADO INDIGNO DE UNA SUPERPRODUCCIÓN
El director Colin Trevorrow estuvo bastante bien en la primera parte, supliendo la falta de originalidad del guion (en el que también colaboró entonces y ahora, todo sea dicho) con un acabado impecable en la técnica y con ritmo y energía de cara al espectador. Pero aquí no llega a controlar la cinta en ningún momento, la desgana o prisas hacen mella en todo el equipo de rodaje y el producto final hace aguas por todas partes.
Hacen lo habitual de las malas películas: dejar todo el trabajo que pueden para la etapa de postproducción, donde ya es tarde, porque cuesta encajar los efectos especiales y lograr un buen montaje con un metraje donde no han tenido claro ni qué rodaban, así que como para planificar algo concienzudamente. Y como resultado, los efectos especiales son increíblemente malos y el montaje chapucero. Incluso técnicas muy viejas, como los muñecos y animatronics para primeros planos, dejan muchísimo que desear.
La escena de persecución en moto es espantosa, digna de la copia mala de The Asylum, no de una superproducción de 200 millones de dólares: todo son borrones, pantallas de fondo evidentes, dobles cantosos… Por no decir que el estilo a lo James Bourne y Misión Imposible está muy visto y aquí no pega nada. Aquí se esperan escenarios de tensión y acción largos, bien currados, que resulten absorbentes. Pero tenemos unas aventuras y peleas con dinosaurios que son un caos de ruido y planos frenéticos donde no se entiende nada, empezando por la razón de lo que está ocurriendo.
Hasta la banda sonora se resiente. Con la falta de calado dramático y de coherencia narrativa, el solvente Michael Giacchino apenas rasca un repertorio de temas de acción bastante rutinarios. No es que las otras dos sean de las mejores en su rica discografía o se acercaran al legado de John Williams, pero eran bastante buenas.
Jurassic World: Dominio no cumple con el mínimo exigido para una cinta de acción con la que pasar el rato, y como entrega de la serie abandona tanto algunos de sus pilares y desvirtúa demasiado los que mantiene, así que es comprensible que la gente se sienta defraudada cuando no estafada.
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Saga Parque Jurásico:
– Parque Jurásico (1993) 
– El mundo perdido: Parque Jurásico (1997) 
– Parque Jurásico III (2001) 
– Jurassic World (2015) 
– Jurassic World: El reino caído (2018) 
-> Jurassic World: Dominio (2022) 