El Criticón

Opinión de cine y música

La mosca


The Fly, 1986, EE.UU.
Género: Drama, suspense, ciencia-ficción.
Duración: 96 min.
Director: David Cronenberg.
Escritores: Charles Edward Pogue, David Cronenberg, George Langelaan (relato).
Actores: Jeff Goldblum, Geena Davis, John Getz.
Música: Howard Shore.

Valoración:
Lo mejor: El diseño de la criatura. La espectacular banda sonora.
Lo peor: Es una película aburrida y simplona.
Mejores momentos: La aparición del monstruo final.

* * * * * * * * *

Cinta de culto, primera obra de Cronenberg con reconocimiento, lo cierto es que este remake de La mosca (la original se realizó en 1958), después de tantas alabanzas que arrastra, me ha resultado muy poca cosa.

Comienza como una historia de ciencia-ficción donde una periodista se interesa por los hallazgos de un científico extraño, pero como obra del género es un coladero de tonterías. Eso de que el tío diseña la máquina pero no sabe cómo funciona y va probando los resultados al azar, la forma absurda de meter los datos… El guion es muy flojo, como si el autor fuera primerizo en el ámbito y no supiera por dónde agarrar la trama. Mientras, la pareja se embarca en una trama de amor simpática pero muy simple y tontorrona que no termina de llevar a ninguna parte. Toda escena y diálogo resulta trivial cuando no predecible. Los actores Jeff Goldblum y Geena Davis en cambio están muy a gusto en sus papeles, con lo que se hace bastante llevadera.

La transformación en mosca se alarga hasta el infinito, en un proceso que no consigue levantar mucho interés. Finalmente la mutación se completa y aparece la mosca-monstruo, pero el clímax resulta tan anodino y facilón como el resto de la aventura. Sin emoción, sin fuerza, lo único para el recuerdo es un bicho verdaderamente logrado y asqueroso que de hecho supera de largo lo visto en muchísimas películas gores en diseño, realismo, casquería… Produce verdadero repelús, y sin duda no es apto para espectadores blandos.

Pero lo que más destaca, sobre todo teniendo en cuenta la escasa fuerza de la cinta, es su imponente y gloriosa banda sonora, la primera genialidad que nos dejó Howard Shore y que aún hoy día supone uno de sus mejores trabajos. Ya desde los créditos te deja pasmado.

De lo sencilla que resulta la base del argumento y el poco esfuerzo que parece ponerse en darle consistencia, me da la sensación de que la trama es una simple excusa para montarse una de monstruitos. Su fama me parece inmerecida.

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