El Criticón

Opinión de cine y música

Calle Cloverfield, 10


10 Cloverfield Lane, 2016, EE.UU.
Género: Intriga.
Duración: 104 min.
Dirección: Dan Trachtenberg
Guion: Josh Campbell, Matthew Stuecken, Damien Chazelle.
Actores: John Goodman, Mary Elizabeth Winstead, John Gallagher Jr.
Música: Bear McCreary.

Valoración:
Lo mejor: Bastante entretenida. Los autores conocen sus limitaciones y se esfuerzan por lograr un producto sólido.
Lo peor: Venderla como secuela de Cloverfield (Monstruoso), cuando no tiene nada que ver ni en forma ni en contenido… ni en calidad.

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Alerta de spoilers: Sin datos reveladores más allá del argumento presentado en los avances; y desde luego no destripo los giros clave.–

Qué cagada anunciarla como secuela o película derivada («spin off») de Cloverfield (Monstruoso). Está claro que los productores (J. J. Abrams, Drew Goddard, Matt Reeves) han aprovechado el éxito de aquella, auspiciado por la efectiva campaña viral que se montaron, para atraer de nuevo al buen número de espectadores que tuvo. Pero también es evidente que no tiene nada que ver en lo argumental, ni en el estilo… pero tampoco en la calidad, con lo que han abandonado directamente al resto de espectadores y a los que se sintieron estafados con aquel burdo engaño. Así, ha recaudado menos, la gente que se espantó no se ha acercado a esta. Y estamos ante un entretenimiento muy digno gracias a que está bien planteado y ejecutado con profesionalidad, así que pienso que podía haber tenido más éxito con una campaña que vendiera mejor sus cualidades de cinta de misterio bastante más seria que la bobada de acción juvenil que ofreció la otra.

Una mujer es secuestrada y llevaba a un búnker por un tipo espeluznante. Obviamente deberá tratar sobrevivir al captor, aprender de sí misma para sacar fuerzas de su interior, y elucubrar algún plan para escapar. Pero los realizadores dosifican bien los previsibles pasos de la aventura, manejando con habilidad la buena descripción de los pocos personajes y los escasos elementos narrativos disponibles, logrando un relato con cierta intriga, emoción y buen ritmo.

Los protagonistas son definidos con trazos sencillos pero efectivos y pequeñas menciones a sus historias personales acertadamente desglosadas a través del argumento, con lo que no tenemos los típicos roles planos en plan el malo porque sí y la heroína imbatible: nos hacemos una idea de los condicionantes que han dirigidos sus vidas, y en la historia que están viviendo ahora los cambios en ellos son evidentes y cruciales en el desarrollo de acontecimientos. Por ello podemos introducirnos con cierta intensidad en esta odisea e interesarnos por cómo podría acabar. Además se añaden las dosis justas de sorpresas, jugando con las distintas ocurrencias y locuras del captor, y con el suspense, tanto por cómo saldrá de esta la protagonista como por si realmente está ocurriendo algo fuera. El final se lanza al giro que finge ser innovador, único, asombroso, pero a estas alturas no sorprende lo más mínimo. Por suerte el clímax de acción y tensión funciona bien, sobre todo gracias a la fuerza del rol central y al buen trabajo del director.

La puesta en escena de Dan Trachtenberg (este es su primer largometraje) ofrece un producto bastante sólido, y más teniendo en cuenta que el escenario único limita mucho el rango de acción y las posibilidades narrativas. Se nota que pone esfuerzo en sacar partido del lugar, de forma que todos los rincones del búnker (habitaciones, almacén, cocina, comedor) son presentados poco a poco y cada uno forma parte intrínseca del avance de la trama y la evolución personal, es decir, es consciente de su relevancia argumental, no sólo visual. Está claro que es un filme muy del estilo de Hitchcock… pero también que queda lejos de la visión y excelencia del genio del misterio. Una cosa es no fallar, pero otra llegar a deslumbrar. Y tanto al guion como a la dirección les falta ingenio y novedades. No hay situaciones que nos cojan desprevenidos, soluciones visuales de alta calidad u originalidad que refuercen la sencillez del argumento, de hecho recurren más de la cuenta a golpes sonoros y subidones musicales. En otras palabras, cumplen con lo justo y no son capaces de quitarse el tono predecible de encima, de manera que los momentos importantes, incluso como digo los que pretenden ser giros sorprendentes o resoluciones inesperadas, se ven venir de muy lejos. Hasta cuando lo tienen en bandeja fallan: hubiera sido muchísmo mejor dejar la decisión final en el aire para quedarte con la duda.

Así pues, aunque funciona bien como entretenimiento pasajero, se queda a las puertas de lograr un título tan intrigante, agobiante e innovador como da la sensación de que pretendían. Los que mejor cumplen son los actores. John Goodman es la elección perfecta para hacer de tipo imponente y chiflado, y Mary Elizabeth Winstead es una actriz de sobras competente que no termina de alcanzar el éxito que merece.

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