El Criticón

Opinión de cine y música

Archivos mensuales: marzo 2006

Alberto Iglesias – The Constant Gardener

Alberto Iglesias – The Constant Gardener
Género: Banda sonora original
Año: 2005
Valoración:

Asombroso que la partitura de El jardinero fiel formara parte de las nominaciones a los Oscar… Quizá fue elegida en un intento de consolar a la película o de incluir el cupo de nominaciones extranjeras, porque el trabajo está lejos de ser un gran disco, y desde luego es muy inferior a la larga lista de grandes bandas sonoras que hemos tenido este año. Pese a todo, cabe destacarla por ser la primera nominación en este campo a un autor español.

Alberto Iglesias ha realizado una música ligera, alegre generalmente, tomando un estilo africano al que llega con las percusiones constantes y las voces propias del lugar. No está exento de cierto toque mediterráneo y también recurre a un sonido marcadamente marroquí; sólo en algunos temas produce una orquesta algo más compleja. Se mueve con fluidez entre todos estos temas con cortes breves y variados, y cuando debe imprimir fuerza lo hace con buenos resultados. Demuestra gran conocimiento y dominio de las músicas del mundo y se mueve entre ellas con habilidad, utilizando gran cantidad de instrumentos. Un hombre de recursos, sin duda.

El disco se escucha con facilidad, se hace corto, y se olvida en seguida. La música, tan variada, no deja de ser mero acompañamiento de las imágenes y su audición no deja huella, no levanta ningún tipo de sensaciones. Un buen trabajo, pero anecdótico.

 

1. Tessa’s Death – 2:15
2. Roadblock I – 2:40
3. To Germany – 3:23
4. Tessa in the Bath – 4:12
5. Jomo Gets an HIV Test – 1:00
6. Dicholo – 3:14
7. We’ll Both Be Dead By Christmas – 2:37
8. Motorbike – 1:07
9. To Airport – 2:34
10. Funeral – 2:22
11. Three Bees Testing – 3:10
12. Sandy Goes to the Hospital – 1:36
13. Khothbiro – 5:34
14. Justin Returns to the House – 3:17
15. Raid – 5:21
16. Destruction – 2:00
17. To Loki – 1:15
18. Kindergaten – 3:36
19. Hospital – 3:00
20. Kenny Curtis – 3:00
21. Landing in Sudan – 1:58
22. Justin’s Breakdown – 3:46
23. Justin’s Death – 3:24
24. Dropped of Turkana – 2:30
25. Roadblock II – 3:30
26. Procession – 1:40
Total: 74:01

Dead Can Dance – Spleen and Ideal

Dead Can Dance – Dead Can Dance
Género: Indefinido, gótico
Año: 1986, 4AD
Valoración:

Aunque aún utiliza batería, guitarra y bajo, Dead Can Dance se ha desprendido casi completamente del rock. Tan sólo quedan algunas reminiscencias puntuales, si queremos afinar mucho. Se han adentrado en una música que nadie ha conseguido definir, pues es algo único. Son canciones oscuras, más que en su predecesor, gracias a la inclusión de vientos duros, como los trombones, y cuerdas como el violonchelo y el violín. No podría decir que es gótico, aunque algo de ello tiene si consideramos la definición popular y no la real. Tampoco soy experto en definir estilos musicales, más que nada porque es algo muy subjetivo: la cultura popular define la música gótica (sobre todo rock gótico) como música oscura, con canciones sobre temas tenebrosos; aunque generalmente es sólo una moda más que un estilo musical (vestir de negro y blanco), pues los grupos que he escuchado que dicen incluirse en este género no se alejan demasiado del rock y el punk. El gótico real, o arte gótico, es la música de los siglos XII a XVI, y aunque no estoy seguro de que sea una definición perfecta para ambos, ahí es donde se suele incluir a los dos mejores discos del grupo (The Serpent’s Egg e Into the Labyrinth), ya que se inclinan por una música antigua (pero a la vez oscura). El disco aquí presentado tiene ese toque tétrico y deprimente en cada corte, pero aún no han optado por utilizar una música arcaica, sino que han creado su propio y casi indefinible estilo.

Sin estar todavía en el gran Dead Can Dance, ya empiezan a despuntar en composición y realización (aunque aún falta pulir el sonido), ya cuentan con una instrumentación más elaborada y completamente única, creando atmósferas grises cargadas de un constante lamento, sonidos con ecos, con reminiscencias casi religiosas: una música que no sorprendería si se escuchara en una iglesia, en una catedral en otra época y otro mundo.

El órgano eléctrico y otros instrumentos que no logro identificar, apoyados por la voz en algunas ocasiones y los vientos en otras, son la base desde la que se construyen los temas. No son canciones al uso: olvídense de estribillos, temas muy parecidos entre sí y otros convencionalismos, aunque no dejan de ser canciones de no mucha complejidad (pero con calidad de instrumentación). A partir de esta base se añaden los demás elementos: la portentosa voz de Perry o Gerrard si el tema es cantado con letra (si no, se usa como coro, como un instrumento más), las percusiones (baterías y en algunos casos los tremendos timbales), bajos, trombones, violonchelos… creando un amplio espectro de sonoridades que no se han vuelto a escuchar en ningún grupo, ni siquiera en éste, pues están siempre en constante evolución.

Con la dificultad que entraña explicar algo tan poco convencional, intentar definir o presentar los temas uno por uno es una labor tediosa. Cabría destacar sin embargo uno de ellos por ser uno de los primeros cortes importantes del grupo: Enigma of the Absolute, que no es algo antológico como otros de la banda pero sí un gran tema, espectacular, con una fuerte presencia de percusiones (timbales) y violonchelos que marcan el ritmo a la imponente voz de Brendan Perry.

 

1. The Profundis (Out of the Depths of Sorrow) – 4:00
2. Ascension – 3:05
3. Circumradiant Dawn – 3:17
4. The Cardinal Sin – 5:29
5. Mesmerism – 3:53
6. Enigma of the Absolute – 4:12
7. Advent – 5:19
8. Avatar – 4:35
9. Indoctrination (A Design for Living) – 4:14
Total: 38:33

Harry Gregson-Williams – The Kingdom of Heaven

Harry Gregson-Williams – The Kingdom of Heaven
Género: Banda sonora original
Año: 2005
Valoración:

Una de las mejores bandas sonoras originales del año, una opción que se daba como segura en los Oscar, pero estos, en su eterno nulo acierto artístico, olvidaron la BSO y la película por completo. Aquí fue donde conocí a este compositor, y donde no sólo se puede admirar su enorme potencial, sino que lo muestra en todo su esplendor. Un trabajo incluso superior a la posterior Las Crónicas de Narnia. Es una obra muy rica, llena de matices de la etnia arábica, con gran calidad de sonido, llena de acción pero sin fallar en la emotividad de los temas más introspectivos, con esos coros, esa voz de Lisbeth Scott… Una BSO admirable, grandiosa; otra de las imprescindibles en este pasado año que tan buenísimos trabajos nos ha dejado.

Ridley Scott vuelve al cine histórico tras los buenos resultados cosechados por Gladiator (no entro en el nivel de fidelidad a la historia, aunque a estas películas habría que llamarlas más ficción a secas que históricas). Pese al recibimiento del público y la crítica por la banda sonora de Hans Zimmer y Lisa Gerrard de aquella película, un disco de esos que triunfa de forma impresionante por el éxito del filme y por tener uno o dos temas pegadizos pese a no ser un gran trabajo, Scott no volvió a repetir en esta ocasión con el polifacético Zimmer, ya fuera por decisión propia o problemas de agenda. La orquestación pasó a manos de Harry Gregson-Williams, quien ha demostrado sobradamente ser uno de los autores más frescos y adaptables del momento. El resultado es excepcional, impresionante.

Gregson-Williams recurre a sus elementos habituales, como son el violín y el cello electrónico, la voz de Lisbeth Scott (tengo que conseguir algún trabajo de esta maravillosa cantante), las percusiones constantes, los instrumentos étnicos… y realiza una composición muy rica, llena de variadas sonoridades aun sin salirse de su estilo (que es bastante marcado, algo habitual en los compositores de bandas sonoras). La instrumentación étnica es el nexo que une a todos los cortes, presente incluso cuando la música gira hacia la parte más bélica, hacia la mitad del disco. Los temas musicales más representativos están presentes en los siguientes cortes:

Burning the Past abre la BSO con reminiscencias religiosas, con un coro en latín. El siguiente, Crusaders, presenta ya el tema principal del disco brevemente, con los coros, las percusiones y las características cuerdas electrónicas. The New World expone la parte más intimista de la partitura, derivando el hilo principal hacia melodías más blandas y moderadas; destacar la belleza que Gregson-Williams saca en momentos así, como quedó claro luego en Las Crónicas de Narnia o en otros temas de este disco como Sybilla.

To Jerusalem es la puerta a la parte más étnica, en el que podemos incluir Ibelin y otros cortes tan bonitos y complejos como An Understanding, que comienza con notas alegres pero se va tornando triste y adquiriendo mucha fuerza.

A partir de The Battle of Kerak, aunque ya está insinuado en The King y en Rise a Knight, se produce el cambio hacia la acción. The King, The Battle of Kerak, Terms, Better Man, Wall Breached, The Pilgrim Road son cortes impresionantes, donde las percusiones cobran gran fuerza pero sin llegar a abrumar (como sí hace Horner y hacía Goldmisth en muchas de últimas sus obras) ni a colapsar las melodías y los coros a los que acompañan: ninguno se centra exclusivamente en algún elemento musical concreto, todos conjugan la orquesta con las percusiones (y otros instrumentos puntuales) de corte étnico y los curiosos coros que emplea este autor con bastante soltura.

Destacar entre tanta riqueza musical algún corte en concreto no es fácil. Ninguno es una mera repetición de otro, en ningún momento se difumina el interés en temas que no aportan tanto como otros. Es un trabajo completo de principio a fin. Pese a todo, este autor ha dejado un par de instantes que cabría mencionar como los que más despuntan en el disco, de esos que ponen los pelos de punta, como por ejemplo Wall Breached o The Battle of Kerak, y eso que ambos temas recuerdan en algunos momentos, por los instrumentos elegidos, al peor Horner de Troya y Enemigo a las puertas.

Para terminar, mencionar una incongruencia que, cuando estaba viendo la película en el cine, me hizo mirar para todos lados para ver si estaba alucinando o alguien más estaba tan anonadado como yo. En cierto momento de la proyeccióm Ridley Scott, sin pudor alguno, incluye un tema de una banda sonora original bastante reciente y destacable, El Guerrero nº 13 del fallecido Jerry Goldsmith. Con todo estupor asistí a una secuencia (de las más olvidables del filme, si no recuerdo mal) donde sonaba la música de otra cinta. Es algo muy extraño, y no llego a comprender las razones de este acto excepto pensando que Scott era muy, muy fan de ese autor y quizá desearía que hubiera sido el que trabajase en su película, así que cabría imaginarlo como una especie de homenaje. El corte no forma parte (menos mal) del disco.

1. Burning the Past – 2:48
2. Crusaders – 1:41
3. Swordplay – 2:01
4. A New World – 4:21
5. To Jerusalem – 1:38
6. Sybilla – 1:49
7. Ibelin – 2:05
8. Rise a Knight – 2:43
9. The King – 5:45
10. The Battle of Kerak – 5:36
11. Terms – 4:29
12. Better Man – 3:29
13. Coronation – 3:03
14. An Understanding – 4:13
15. Wall Breached – 3:43
16. The Pilgrim Road – 4:07
17. Saladin – 4:44
18. Path to Heaven – 1:38
19. Ibelin Reprise – 2:10
Total: 62:03

Dead Can Dance – Dead Can Dance

Dead Can Dance – Dead Can Dance (Limited Edition)
Género: Rock gótico, industrial, experimental
Año: 1984, 4AD
Valoración:

Este primer trabajo de Dead Can Dance, formado a partir de unas cuantas canciones que escribieron antes de encontrar discográfica y, cuando se editó en CD posteriormente, extendido con un pequeño disco llamado Garden of the Arcane Delights, es su obra de menor calidad, pero ya se nota en las canciones su inquietud por experimentar con la música, por salirse de los esquemas habituales. Estamos ante un trabajo que varía entre el rock gótico y otros sonidos que podríamos llamar rock experimental, acercándose a la música desde una perspectiva sombría y sin estridencias, con sonidos más evocadores que fuertes. La instrumentación está limitada a los habituales del rock (guitarra, bajo, batería), pero de ellos se sacan sonidos poco habituales, oscuros. Si bien algunos temas son interesantes, otros no aportan mucha calidad o, dada la época y los recursos, no están muy bien acabados y no suenan del todo bien. No es un trabajo muy destacable, ni tiene temas dignos de mención dentro de su carrera, pero procedo a describir brevemente algunos:

El primer corte es The Fatal Impact. Ojo con el volumen, que se inicia con un efecto sonoro del que podrían haber prescindido, pues resulta hasta molesto. Ese efecto y las peculiares percusiones le otorgan un sonido entre el gótico y el industrial. Es un corte curioso, de los más destacables.

Le sigue The Trial, con una línea más roquera y la voz de Brendan Perry. Es interesante, de los que más me gustan, pero no deja de ser una canción bastante típica en forma y repetitiva en composición. Frontier y Fortune vuelven al toque industrial: las percusiones tienen un deje metálico, casi como si fueran tuberías o cubos golpeados. Son algo monótonos, bastante sencillos.

Ocean es una pieza un tanto deprimente. Lisa Gerrard, con su portentosa voz, capaz de variar de registros con gran facilidad, nos ofrece aquí un canto desesperanzador, dándonos una de las primeras muestras de que es una cantante de una calidad que no sólo impresiona, sino que marca de por vida. Si bien, la calidad de sonido no permite disfrutar completamente a esta artista.

East of Eden vuelve a centrarse más en el rock gótico, como el siguiente tema, sin duda el mejor del disco: Threshold. Un buen uso de batería, guitarra y la voz de Lisa…

En general, todas las canciones giran sobre esta tónica, rondando el rock, el gótico, el industrial, sacando de los juegos de batería y guitarra sonidos tétricos, metálicos, con ecos, voces descorazonadoras… En definitiva, la muerte puede danzar, como reza el nombre del grupo.

A partir de la undécima canción entramos en Garden of the Arcane Delights que, compuesto sobre la misma época, no difiere en absoluto del estilo empleado en el disco.

Entre las giras y otras grabaciones, actualmente se pueden encontrar varias versiones de las canciones, por ejemplo una de In Power We Entrust the Love Advocated sin los leves efectos sonoros que tiene aquí (pero con menor calidad de sonido).

Es un disco interesante, que probablemente gustará a los amantes de estos géneros (donde se considera grupo de culto), pero dentro de la carrera de Dead Can Dance no es más que el primer paso, algo que saldaron con un resultado decente, pero lejos, muy lejos de lo que dio de sí este enorme grupo.

 

1. The Fatal Impact – 3:21
2. Trial – 3:42
3. Frontier – 3:13
4. Fortune – 3:47
5. Ocean – 3:21
6. East of Eden – 3:23
7. Threshold – 3:34
8. Passage in Time – 4:03
9. Wild in the Woods – 3:46
10. Musica Eternal – 3:51
Garden of the Arcane Delights
11. Carnival of Light – 3:52
12. In Power We Entrust the Love Advocated – 4:11
13. The Arcane – 3:49
14. Flowers of the Sea – 3:29
Total: 51:08

James Horner – The New World

James Horner – The New World
Género: Banda sonora original
Año: 2005
Valoración:

Terrence Malick ha vuelto a realizar una película atípica y nada comercial. Su temática, igual que en La delgada línea roja, va sobre la pérdida del paraíso (que no es sino la naturaleza, la tranquilidad, la sencillez…) y el enfrentamiento a momentos dolorosos (en aquélla una guerra, en ésta el amor) en el desolador mundo moderno. Pero al contrario que en La delgada línea roja, una obra maestra imperfecta para el que esto escribe, el resultado es una película demasiado larga, con poca historia y muy aburrida. Lo mismo pasa con las bandas sonoras originales de ambos filmes: la de Hans Zimmer fue una obra magnífica, un viaje poético lleno de sentimientos, una composición atípica y de muy difícil escucha; la de James Horner está bien, pero dista bastante de ser un gran trabajo.

James Horner fue el elegido para orquestar una película que requiere una música muy especial y, sobre todo, buena, ya que junto a las imágenes sustenta gran parte del relato. Ésta es una controvertida elección, ya que todo fan de las BSO sabe que Horner desde hace años es un artista que da trabajos muy comerciales pero con poca calidad y originalidad. El producto final fue mejor de lo que esperaba, pero no llega a ser un gran disco y deja una sensación de que pudo haber dado mucho más de sí, sobre todo porque gran parte de la música recuerda demasiado a Braveheart y se repite sobre una misma base.

La película es bastante larga y constantemente suena música. En este disco hay setenta y nueve minutos dedicados exclusivamente a lo compuesto por Horner. Aunque este autor compuso alrededor de cuatro horas de música, en el filme no se ha utilizado toda, pues se ha recurrido a temas clásicos (Wagner, Mozart). Quizá Malick no quedó contento con un artista que se repite tanto. Estos cortes no se incluyen en el disco y de Horner no se echan de menos temas porque la música sigue una línea de la que poco se aleja.

Igual que el filme, el disco se inicia de manera muy prometedora, con cortes que giran alrededor de un tema minimalista de gran belleza y agradable escucha y que se fusiona a las imágenes con facilidad. Pero poco a poco el tema elegido pierde interés, ya sea porque se repite mucho o porque las variaciones sobre él realizadas se alejan de la originalidad del principio y remarcan demasiado unas notas ya muy vistas por el éxito de la BSO de Braveheart (y he leído que también recuerda mucho a Titanic). En ocasiones lo redundante de estas variaciones exaspera tanto como la manía de Malick de descentrar la narración de la película con paisajes que no vienen al caso. En especial los últimos tres cortes antes de la canción de los créditos resultan muy poco interesantes y se hacen eternos con los largos ocho minutos que duran cada uno. Otros como A Flame Within están también en esta tónica.

El tema cantado está realizado sobre la misma base del resto de la composición y la verdad es que el resultado es muy bueno. La voz es delicada y con gran fuerza a la vez, y en lo negativo sólo cabría destacar la flauta a lo Braveheart tan molesta como breve. Un tema que grita “Oscar” pero no estuvo ni siquiera nominado.

Hay un acercamiento al tema central desde un piano delicioso (Rolfe Proposes) y otros pocos momentos interesantes, como The New World. En general es un buen disco, pero está lejos de ser una banda sonora de la calidad a la que nos tienen acostumbrados Hollywood y sus grandes compositores. James Horner trabaja demasiado, y trabaja demasiado por dinero. Necesita unas vacaciones, unas jordanas de reflexión, relajación e inspiración.

Aunque comparado con sus últimos trabajos El Nuevo Mundo está cargado con algo de originalidad y tiene un acabado también algo superior, sólo se lo recomiendo a los fans del autor.

 

1. The New World – 5:22
2. First Landing – 4:45
3. A Flame Within – 4:05
4. An Apparition in the Fields – 3:42
5. Journey Upriver – 4:16
6. On the Forest – 6:55
7. Pocahontas and Smith – 3:41
8. Forbiden Corn – 11:00
9. Rolfe Proposes – 4:31
10. Winter – Battle – 8:28
11. All is Lost – 8:14
12. A Dark Cloud is Forever Lifted – 9:55
13. Listen to the Wind – Hayley Westerna – 4:35
Total: 79:29

Elijah’s Mantle – Psalms From Invocations

Elijah’s Mantle – Psalms from Invocations
Género: Gótico, pseudo-religioso
Año: 1998
Valoración:

Mark Ellis es un compositor que edita sus discos bajo un proyecto llamado Elijah’s Mantle. Resulta curiosa esta elección ya que se trata de un autor en solitario, no de un grupo. Su música es una extraña aproximación a temas religiosos (sobre algunos pasajes de la Biblia, etc) con toques góticos y modernos. Es un proyecto muy original y bastante bueno, una lástima la dificultad de conseguir alguno de sus siete discos. Y apenas se encuentra información sobre Elijah’s Mantle (me he topado hasta con sectas buscando en Google) y Mark Ellis (que se llama igual que un jugador de béisbol).

Llegamos a conocer este artista porque Brendan Perry (de Dead Can Dance) colaboró en su primer disco, Angels of Perversity, pero he preferido comentar mi reciente adquisición de Psalms from Invocation pues ando escuchándolo estos días.

Este disco se abre con un portentoso tema de diez minutos de duración que se hace cortísimo dado su impresionante ritmo y la velocidad con que es cantado: Wise Words of Eve. Es el corte que ha conseguido enamorarme del disco y no paro de escucharlo. Un canto coral acompañado de vientos tenebrosos, bajos trepidantes y percusiones. Excelente.

Le sigue otro tema de gran calidad, Book of Ieû. Se abre con unos efectos sonoros de aspecto terrorífico y el tañido de unas campañas para desembocar en la gutural voz de Ellis (si no me equivoco) acompañada en coro por Bruno Breathnach, piano, y se van incluyendo percusiones mientras el tema cobra fuerza. En unos minutos el registro se vuelve más moderno, con bajos y batería. Quizá el segundo mejor corte del disco.

Desgraciadamente el siguiente corte es la primera muestra de que no todo en el disco son buenas canciones: de vez en cuando hay interludios, temas hablados acompañados por efectos sonoros. Hay cuatro que restan muchísimo interés al trabajo, intercalados entre los temas cantados. Una lacra que impide que el disco sea un trabajo redondo, excelente quizá. Pero las canciones son largas y dejan muy buen sabor para un oído exigente y atípico como el mío, y en total suman cincuenta minutos de música.

Wing of Descension se inicia con los ecos del primer interludio: batir de alas y otros sonidos de la noche. El bajo va abriendo paso a la voz. A las cuerdas le acompaña un teclado electrónico. El coro cobra fuerza. Y todo junto va creando un ritmo extraño, casi asíncrono. En el tramo final percusiones y vientos. Otro tema largo y en apariencia algo estático (es muy parecido todo el rato) que, lejos de resultar cansino, se presta a tener la atención centrada en él.

A Call to Prayer, si el resto parece extraño, éste es un delirio alucinante. Un repentino orador y viento de fondo no son nada comparado con el enloquecido ritmo de la batería (no un ritmo roquero, sino ligero pero rápido), los coros desquiciantes y el bajo que conforman este breve (al menos comparado con el resto) y veloz corte.

Misere de Profundis es una mala sorpresa, pues es un tema de Angels of Perversity al que apenas se ha cambiado algunas notas. Y Psalms from Invocations, el corte que da nombre al disco, es el menos interesante del mismo. Es tan raro como A Call to Prayer, pero éste sí se hace todo el rato igual: son las mismas palabras repetidas con la misma música durante largo rato, aunque tiene buenos momentos. Desaprovechado, sobre todo si lo comparamos con el resto de temas.

Estamos ante un disco muy prometedor, con grandes temas en su inicio, pero que se desinfla al final por la inclusión de los interludios, el tema repetido y el aburrido Psalms from Invocations. Pero el balance es bastante positivo y nos ofrece una obra completamente atípica, arriesgada, excelente en algunos momentos y sin interés en otros. En esta web podéis ver la discografía de este proyecto.

 

1. Wise Words of Eve – 10:05
2. Book of Ieû (Gnosis) – 6:31
3. Interlude – 2:06
4. Wings of Descension – 9:31
5. Interlude – 1:25
6. A Call to Prayer – 4:55
7. Misere de Profundis – 7:51
8. Interlude – 1:51
9. Psalms from Invocations – 10:18
10. Interlude – 0:34
Total: 55:12

Mark Isham – Crash

Mark Isham – Crash
Género: Banda sonora original
Año: 2005
Valoración:

Paul Haggis ha realizado una conmovedora y profunda película, narrada con un tacto impecable, hipnótico. Guión, dirección, fotografía, montaje, actores… han dado lo máximo de sí, ofreciéndonos una de las mejores películas del año (para mí la mejor, sin dudarlo un instante). Para adentrarnos en el complejo microcosmos creado por Haggis se ha contado con una música muy suave, lenta e intimista. Esta ecléctica y electrónica composición de Mark Isham nos lleva de la mano de sus lánguidas notas hacia la vida de unos personajes de una sociedad racista y cruel conjugándose con el tono hipnótico del filme con mucha delicadeza.

Los temas van de un indefinido sonido, un susurro electrónico constante, a otros más elaborados que incluyen una sombría voz alternándose de vez en cuando con el uso del teclado. Entre los más destacados, mencionar No Such Things as Monsters, Flames, A Really Goog Cloak y Sense of Touch.

Dos canciones se incluyen al final. In the Deep (de Bird York), que aun en la tónica del disco no me llama mucho la atención, y Maybe Tomorrow (de Stereophonics), un corte rock que no está mal pero tampoco resulta destacable.

Es un disco perfecto para escuchar como complemento de una tarea que requiere cierta atención, como una lectura. Una música para dejarse llevar, empaparse en sus sonidos envolventes, etéreos.

En la línea de este disco, recomendaría, sin menospreciar ni mucho menos la buena labor de Mark Isham, uno más interesante, más rico y de gran belleza: la BSO de Solaris (la versión de Steven Soderbergh del 2002) de Cliff Martínez.

 

1. Crash – 3:21
2. Go Forth My Son – 0:57
3. Hands in Plain Sight – 3:48
4. Safe Now – 1:03
5. No Such Thing As a Monsters – 3:59
6. Find My Baby – 4:23
7. Negligence – 2:56
8. Flames – 7:59
9. Siren – 4:41
10. A Really Good Cloak – 3:28
11. A Harhs Warning – 2:51
12. Saint Christopher – 1:55
13. Sense of Touch – 6:44
14. In the Deep – Bird York – 5:55
15. Maybe Tomorrow – Stereophonics – 4:34
Total: 58:34