The New Mutants, 2020, EE.UU.
Género: Suspense, drama, fantasía.
Duración: 94 min.
Dirección: Josh Boone.
Guion: Josh Boone, Knate Lee.
Actores: Blu Hunt, Maisie Williams, Anya Taylor-Joy, Alice Braga, Charlie Heaton, Henry Zaga.
Música: Mark Snow. |
Valoración:
Lo mejor: Algunas buenas actrices. Es corta e inofensiva.
Lo peor: Nada cuaja ya desde el concepto inicial, no digamos conforme los productores fueron cambiando de ideas. Historia, personajes y puesta en escena arquetípicos, superficiales, intrascendentales, y por lo tanto aburridos.
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POCAS GANAS LE PUSIERON
Esta es una de esas películas que da más que hablar por su movidita producción que por el resultado en sí. Desde su concepción ha arrastrado la inseguridad e improvisación de sus autores y productores, más otros problemas externos, que parecen haber dejado la cinta a medio hacer.
Con la saga X-Men más que agonizante muerta, el estudio 20th Century Fox aceptó una propuesta del guionista y director Josh Boone: la nada original idea de hacer una especie de reinicio. Se basarían obviamente en un cómic que nació con el mismo objetivo, Los nuevos mutantes (Chris Claremont, Bob McLeod, 1982). El que fuera con nuevos personajes en un universo ya bien establecido, en vez de volver a partir desde cero (por tercera vez) con los clásicos, aporta algo de dignidad, pero no interés. Si con protagonistas tan queridos y maduros no eran capaces de hacer buenas películas, poco me llama ver una imitación con segundones. Y para rematar, no habría renovación en el principal equipo del proyecto: el productor Simon Kindberg seguiría al frente. Mucha suerte habría que tener para que dejaran vía libre al realizador, y que este, apenas presentado al mundo con Bajo la misma estrella (2014), una comedia romántica bien recibida por la crítica, tuviera talante para tamaña tarea.
La idea de Boone era la de una posible nueva trilogía en clave de terror, con el conflicto de mutantes adolescentes enfrentados a corporaciones que los quieren controlar. El guion, como es normal, dio varios virajes hasta que empezó a cobrar forma. Destaca por ejemplo que el fracaso de X-Men: Apocalipsis hizo que volvieran a ambientar la historia en el presente y dejaran atrás de una vez la época de la versión rejuvenecida de los personajes clásicos, y ahora se hilaría una conexión con las exitosas Logan y Deadpool.
Pero lo que no es normal es que empezaran a rodar, allá por julio de 2017, sin tener todavía claro hacia dónde iba la historia y cuál sería el estilo de esta. En el estudio no querían algo tan adulto como aquellas dos cintas, pues la restricción de edad limita mucho la taquilla. Mira que esas hicieron toneladas de dinero, pero quieren más, ¡máaas! Así que obligaron a Boone rebajar mucho el tono. Ahora pretendían una de terror juvenil, lo cual es contradictorio, porque no puede dar miedo, pues entonces dejaría de ser apta para menores de 18 años. Sin embargo, el éxito abrumador de It (Andy Muschietti, 2017) dio valor al estudio justo cuando el director estaba terminando el montaje… y le pidieron que volvería a su planteamiento inicial.
Con la excusa de retrasar el estreno, fechado en abril de 2018, para no competir con Deadpool 2, programaron la ampliación del rodaje para adoptar el giro estilístico. Acabaron pensando en grabar la mitad de la película de nuevo, así que también usaron Fénix oscura como pretexto para retrasarla aún más sin que diera el cante a que estaban apañando las cosas sobre la marcha. Entonces se hablaba de que llegara a cines en agosto de 2019.
DE SAGA EXITOSA A SOBRAS INDESEADAS
Los inesperados planes de adquisición de Fox por parte de Disney paralizaron ese rodaje extra. La absorción terminó de hacerse realidad a mediados de 2019, pero el estudio tardó en incluir la cinta en su calendario de proyectos, y más todavía en el de estrenos. Se volvió a hablar de ponerse a grabar de una vez por todas, pero a dos años del rodaje, casi todo el equipo se había seguido con su vida y trabajo, y el propio director no sabía qué querían ahora los nuevos ejecutivos. Hubo rumores de que Disney pretendía quitar toda mención a X-Men para poder incluirla en la saga Los Vengadores, pero no hay confirmación de esto, el montaje estrenado sí tiene varias referencias, y las que se eliminaron fueron porque el director vio claro que con este panorama no habría secuelas.
En cuanto a la versión final, a pesar de los rumores continuados, desde técnicos a actores han confirmado que no se llegó a rodar ni un minuto extra. Incluso si hubieran podido apañar alguna escena, no tendría ya sentido, porque los actores, al ser tan jóvenes, habían cambiado bastante en el físico. Así que Boone terminó trabajando en el material que tenían, el que se basaba en el tono que forzó la Fox, el «terror» adolescente. Pero para añadir más caos, tuvo que contratar a otro editor porque el equipo original estaba ocupado.
Cuando por fin Disney puso fecha a su llegada a los cines, en marzo de 2020, nos cayó encima la pandemia de coronavirus, y quedó en el aire otra vez. Al expandir el canal streaming Disney+ (léase «plus») al resto del mundo por esa época, todos pensamos que la usarían como cebo para atraer al público y ganas suscriptores. «Las sagas Marvel, La guerra de las galaxias y X-Men sólo en Disney+«. Pero seguían mostrando nulo interés en la película. Finalmente, la usaron para probar qué tal funcionaría el cine en plena pandemia, en agosto de 2020, a casi dos años y medio de la fecha original. En noviembre la pusieron en streaming y a la venta en formado físico.
No le fue nada bien en taquilla. Mientras que una cinta muy esperada, Tenet (Christopher Nolan, 2020), sufrió para llegar a 360 millones de dólares de recaudación, una que arrastraba tanta desgana y prometía tan poco como esta, se quedó en 47 millones. No costó demasiado, unos 70 millones, pero dudo que dé beneficios en su carrera doméstica, porque el boca a boca ha sido merecidamente negativo.
NADA BUENO PODÍA SALIR DE ESTO
Y podría terminar la crítica aquí. Me he divertido leyendo y escribiendo sobre el proyecto más que viendo la película. Es tan vulgar y anodina que se va borrando de tu memoria mientras la estás viendo. Pero entre eso y su escasa duración, que no llega a la hora y media sin créditos, se puede considerar también inofensiva. No es de esas tan malas, cutres y vergonzosas que te sientes insultado y que has perdido dos horas o más de vida, como ocurrió con otras bastante esperadas y que sufrieron también líos semejantes en la producción y acabaron siendo desastrosas, como Escuadrón suicida (David Ayer, 2016) o The Predator (Shane Black, 2018). La ves con desgana y la olvidas sin esfuerzo, y ya está.
Parece el episodio piloto de una serie, solo que cualquier serie del género de hoy en día está muy por encima (The Umbrella Academy –Steve Blackman, Jeremy Slater, 2019-, The Boys –Eric Kripke, 2019-) e incluso algunas tampoco muy elaboradas, como Stranger Things (Matt y Ross Duffer, 2016), tienen más carisma y garra.
Cinco adolescentes que no controlan el despertar de sus poderes mutantes están encerrados en una instalación médica que pronto empieza a parecer más una cárcel, bajo la supervisión de una doctora con un lado duro cada vez más inquietante. Y empiezan a pasar cosas raras, cada joven tiene visiones o apariciones de cosas que los aterran desde la infancia.
Cero originalidad en la premisa, por lo tanto. Si es que hay momentos sacados con descaro de Buffy, la cazavampiros (Josh Whedon, 1997), con más de veinte años a cuestas ya. El giro en el que se intuye que la protagonista, en su turbación emocional, es la que causa los problemas, inclinándose por momentos hacia el camino de los villanos en vez de ser una heroína intachable, prometía algo más de garra, pero no lleva a nada. El viaje y destino de los demás personajes es incluso memos atractivo.
No puede ser que con tan pocos protagonistas y contando con algunos actores con talento no consigas que te conmuevan lo más mínimo. Anya Taylor-Joy, Maisie Williams y Alice Braga son valores seguros y están muy bien, y el resto cumple sin problemas. Pero me importan bien poco sus amistades, los conatos de romance, sus traumas pasados… porque todo pasa por los clichés más vistos y simplones del género. La única novedad es anunciar a bombo y platillo que habría una relación lésbica, para cumplir el cupo de corrección política; por suerte, se desarrolla con naturalidad. Dicen los autores que se inspiraron en El club de los cinco (John Hughes, 1985), y aunque no hubo añadidos para acercarse más a ella, ya se notaba el otro referente, It. Pues poco de lo bueno se les quedó.
El terror, como se veía venir, no existe. Estamos un rato con los enredos sentimentales de adolescentes, y de repente parece que se acuerdan de que hay que meter miedo, y sin trabajarse la atmósfera y la trama lo más mínimo, boom, susto sonoro y criatura o escena pseudo terrorífica aparece durante unos segundos… y en seguida volvemos a la tónica previa. Así todo el rato, hasta que el realizador estima porque sí, sin una evolución de trama y personajes verosímil que lo justifique bien, que ya va siendo hora de la batallita final. Esta sigue los mismos pasos de siempre también: aprenden a trabajar en equipo, se sobreponen a sus conflictos internos, y un breve clímax de acción nada imaginativo.
NADA QUE RESCATAR
Tanto que decía Boone que tenía material para una trilogía, que llevaba años trabajando en el proyecto, pero en el guion no se ve profundidad y talento alguno. La premisa, el escenario, la base de cada personaje… todo es tan primario y simplón que ya puede echarle las culpas a la caótica producción, porque está claro que ni con tranquilidad y libertad sacaba algo bueno de semejante material. Ni siquiera en postproducción es capaz de levantar un poco el nivel. Tanto tiempo trabajando sobre el montaje, y parece que lo hicieron en dos semanas con prisas.
Tampoco muestra ninguna virtud destacable tras las cámaras. El aspecto visual es otra imitación del género en la que se ha puesto poco esfuerzo. Ya desde el escenario prometía poco, y tenemos el clásico repertorio de pasillos sombríos con planos inclinados, sótanos oscuros y ruidos misteriosos. El toque X-Men no mejora la cosa. Ningún poder sorprende en lo argumental, pero en lo visual menos todavía. Rayos, fuegos, avatares, transformaciones físicas… nada novedoso, y además todo está recreado con un trabajo digital que cumple con lo justo por los pelos.
Si Los nuevos mutantes es poco recordable de por sí, los estudios y también un poco de mala suerte terminaron de hundirla en el olvido.
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Serie X-Men:
– X-Men (2000)
– X-Men 2 (2003)
– X-Men: La decisión final (2006)
– X-Men orígenes: Lobezno (2009)
– X-Men: Primera generación (2011)
– Lobezno inmortal (2013)
– X-Men: Días del futuro pasado (Rogue Cut) (2014)
– X-Men: Apocalipsis (2016)
– Deadpool (2016)
– Logan (2017)
– Deadpool 2 (2018)
– X-Men: Fénix oscura (2019)
-> Los nuevos mutantes (2020)