Svart krabba, 2022, Suecia.
Género: Suspense, acción, drama, bélico.
Duración: 114 min.
Dirección: Adam Berg.
Guion: Adam Berg, Pelle Rådström, Jerker Virdborg (novela).
Actores: Noomi Rapace, Jakob Oftebro, Dar Salim, Ardalan Esmaili, Erik Enge, David Dencik, Aliett Opheim, Susan Taslimi, Stella Marcimain Klintberg. |
Valoración:
Lo mejor: Atmósfera angustiosa, personajes interesantes, buenas dosis de suspense y acción, lecturas éticas jugosas.
Lo peor: Los flashbacks con la hija son poco sustanciosos. La personalidad del teniente podría haber estado mejor trabajada.
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La producción sueca Cangrejo negro es una pequeña sorpresa en el ya de por sí interesante catálogo de títulos de acción y ciencia-ficción entre la serie b y el presupuesto moderado en que se ha especializado Netflix. Antes del año 2000, este tipo de cine abundaba por los videoclubs, a veces incluso llegaban al cine, pero con el cambio de modelo de negocio en la era de internet fueron desapareciendo. Ahora las plataformas de streaming lo están recuperando.
Es el primer lagrometraje del escritor y director Adam Berg, que venía de cortos y videoclips y colaborar como productor ejecutivo en la miniserie Cuentos del bucle (2020) de Amazon Prime Video. El rostro más internacional del reparto es la sueca Noomi Rapace, quien se dio a conocer en todo el globo con la primera adaptación la saga de novelas Millenium (2009) y tuvo su pico álgido de popularidad en Prometheus (2012). Desde entonces alterna producciones internacionales y otras menores en su tierra natal.
Tenemos una hábil combinación de géneros. En primer lugar es una aventura bélica de comandos, en la estela de referentes como Los violentos de Kelly (Brian G. Hutton, 1970) o Doce del patíbulo (Robert Aldrich, 1967), donde un grupo reducido de soldados, que son más bien desechos del ejército, encaran una misión probablemente suicida. Cada uno tiene su personalidad, con sus motivaciones marcando constantemente las decisiones durante el viaje. Algunos conflictos serán muy duros, no ya por la amenaza de la muerte inminente, sino por los dilemas éticos y personales ante los que se encuentran.
Es también ciencia-ficción, con la que nos muestran un futuro apocalíptico y distópico donde Suecia acaba en ruinas en una misteriosa guerra en la que el ejército a duras penas mantiene las líneas ante el enemigo. En menor medida también tenemos un drama de supervivencia, con la población luchando contra la hambruna y las tragedias personales mientras sufre los distintos envites militares.
Todo ello está aderezado con lecturas éticas sencillas pero efectivas: la futilidad de la guerra, la población abandonada por los delirios de líderes a los que ni ven, la responsabilidad del soldado ante las injusticias, la unión contra la adversidad en vez del egoísta sálvese quien pueda… Esto además cobra inesperada relevancia con la invasión de Ucracia, con la que guarda bastante paralelismo.
La protagonista principal es Caroline Edh, una mujer corriente convertida a la fuerza en soldado. La meta de encontrar a su hija la mantiene con vida y le da fuerzas para seguir adelante en el sinsentido de la guerra. Noomi Rapace cumple sin problemas, pero empieza a estar demasiado encasillada en este rol prototipo a lo Ellen Ripley, la protagonista de la saga Alien, que de hecho ya protagonizó en su imitación más descarada, Prometheus. El único el problema es el horrendo e incomprensible trabajo de peluquería, con esa permanente de rizos que le han puesto.
El comando en cierta manera cumple con varios estereotipos, pero todos consiguen ser personajes interesantes entre el correcto guion y los competentes actores: el veterano carismático que pasa de todo, el teniente cobarde, el joven capaz, el tipo ladino del que desconfían… Todos muestran una evolución interesante o como poco tienen alguna escena llamativa. Sin embargo, al ir tan justo a los tópicos del género, cuando se exige algo más se ven las carencias: al cobrar el teniente mucho protagonismo en la parte final, se resiente la falta de un dibujo más elaborado y un actor más completo, y los flashback de Edh con su hija son un tanto simplones, les falta algo de garra.
En la puesta en escena, Adam Berg construye un futuro más que sombrío desolador, la misión mantiene siempre un aura funesta, con picos de tensión brutales. Destaca la buena fotografía nocturna, un campo donde muchos autores con más renombre se estrellan, y una banda sonora muy efectiva. En algún momento se nota bastante alguna pantalla de fondo, y los helicópteros hechos por ordenador cantan, pero por lo general el realizador exprime al máximo el presupuesto, logrando una inmersión total en los gélidos paisajes nórdicos y haciendo muy verosímil las escenas en el hielo.
Con la certera unión de géneros y el buen acabado, la cinta trasciente algo más allá de la falta de originalidad de cada sección por sí sola, consiguiendo una de acción, suspense, aventuras de supervivencia apocalíptica y drama bastante completa en escenarios, con un ritmo excelente y sobre todo con una atmósfera opresiva muy lograda. Hay pasajes espeluznantes, como los muertos en el hielo, en cada tiroteo y cualquier otra dificultad (hielo que se rompe) sientes la presión sobre los protagonistas y la cercanía de la muerte, y esta se mantiene presente incluso en los momentos más vistos y predecibles, como la comida con unos civiles o la batalla final en la base.
Cangrejo negro no será rompedora, pero es un estupendo ejemplo de que se puede hacer buen cine de acción de apariencia intrascendente que no se ahoga en los tópicos ni toma por tonto al espectador. Merece mejor recepción de la que está teniendo.