El Criticón

Opinión de cine y música

Archivos mensuales: julio 2020

Kiss Kiss Bang Bang


Kiss Kiss Bang Bang, 2005, EE.UU.
Género: Acción, suspense, comedia.
Duración: 103 min.
Dirección: Shane Black.
Guion: Shane Black, Brett Halliday (novela).
Actores: Robert Downey Jr., Val Kilmer, Michelle Monaghan, Corbin Bernsen, Dash Mihok, Larry Miller, Shannin Sossamon, Angela Lindvall.
Música: John Ottman.

Valoración:
Lo mejor: Reparto muy carismático. Mezcla de comedia, acción y cine negro ingeniosa y alocada.
Lo peor: De alocada acaba siendo descentrada, pierde ritmo, coherencia y verosimilitud en muchos momentos.

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Shane Black entró pegando fuerte en el cine de acción con toques de comedia con los guiones de la serie Arma letal (1987), El ultimo boy scout (1991), El último gran héroe (1993) y Memoria letal (1996), aunque en algunas también ejerció de productor. Tocó techo en cuanto a éxito escribiendo y dirigiendo en 2013 Iron Man 3 (porque en calidad fue una de las menos valoradas de la saga) y luego se estrelló a lo grande con The Predator (2018), remake de la cinta de John McTiernan de 1987 (en esta última además tuvo una de sus escasas apariciones como actor).

Pero su estreno tras las cámaras fue antes de pasar por Marvel, en 2005, con Kiss Kiss Bang Bang. Black apuntó a un sector del público que ya por entonces parecía estar muy desaparecido, relegado por ese círculo vicioso donde los estudios cada vez estaban haciendo más cine de fantasía y superhéroes y el público que también parecía seguir sólo ese tipo de producciones, dejándose así cada vez más de lado el cine que apunta más al sector adulto y géneros como el thriller. Pero además se montó una mezcla insólita, tan original, enrevesada e inteligente como exigente y caótica. El estudio no supo cómo venderla incluso a pesar de tener buena recepción en Cannes, los actores no tenían tirón por aquel entonces. En su limitado estreno pasó muy desapercibida entre el público, y aunque tuvo buenas críticas por lo general, también hubo muchos periodistas que se estamparon contra su estilo sobrecargado. Por suerte costó poco y no parece que generara pérdidas, y el boca a boca posterior no tardó en otorgarle un estado de culto, de manera que en el mercado doméstico habrá dado muy buenos resultados.

La unión de géneros es muy variada, por momentos efectiva, pero otras veces más bien confusa. Tenemos una obra de cine negro en la mejor tradición del género, con investigadores carismáticos pero con muchos puntos grises en su personalidad y sobrepasados por un caso que pone intriga sobre intriga hasta que cuesta entender qué ocurre. Pero el suspense está sumergido también en una delirante comedia que mezcla humor negro, parodia del género y del cine en general, salidas de tono surrealistas y rupturas absurdas de la cuarta pared (el personaje habla hacia el espectador y hace chistes con su complicidad).

La entrada en se hace un poco cuesta arriba, pues muestra cómo la mezcla de ideas de Black no cuaja del todo. Se presenta al protagonista como un ladronzuelo de poca monta, algo que no vuelve a tener relevancia, pues por una carambola acaba metido en el mundo de Hollywood como posible actor… algo que tampoco tiene recorrido, porque en adelante se hace detective amateur. El chiste en que acaba clavando la audición donde se esconde de la policía tras un robo frustrado es genial, pero completamente prescindible, y la voz en off fuerza las gracias y las explicaciones del argumento de forma atropellada, con lo que no entiendes la mitad de lo que está pasando. El relato y la introducción al personaje debería haber empezado diciendo que tras probar muchos trabajos (alguno de seguridad privada, que explicara lo bien que dispara) se acaba de meter a investigador privado de famosos, y nos habríamos ahorrado varias escenas iniciales que no dan pie con bola.

Pero poco a poco se va centrando y mostrando sus bazas: el desfile de situaciones disparatadas e inesperadas deja algunos momentos y chistes muy ingeniosos y divertidos, de forma que el potencial de la premisa tan demencial llama mucho la atención. Además, la simpatía de Robert Downey Jr. te engancha con fuerza. El actor ya había mostrado su talento y carisma brevemente en Jóvenes prodigiosos (2000) y Ally McBeal (1997), y este papel ayudó a remontar su carrera tras numerosos problemas con las drogas y la ley.

Cuando se va cimentando la trama y asentando el ritmo y el estilo, mejora sustancialmente. La relación romántica en tensión es muy realista y emotiva, y Michelle Monaghan está pletórica con su encanto y belleza. La dinámica con el detective veterano es muy agradable, en gran parte también por el estupendo papel de Val Kilmer y la química con Downey Jr.. Sus investigaciones enfilan infinidad de giros sorprendentes, personajes peculiares y situaciones entrelazados de formas insólitas. Y el sentido del humor es tan variado como inagotable, con momentos brillantes, como cuando el protagonista mea encima de un cadáver por accidente y no es capaz de explicar a otros semejante situación, la ruleta rusa que sale mal, y un largo etc.

Pero no termina de centrarse, de unir todos sus inspirados elementos e ideas y conformar en un todo superior. El noir falla en la parte del suspense: el caso es tan poco llamativo y por momentos liante que no consigue implicarte, sólo sigues la proyección por la inercia de ver en qué nuevo entuerto se van a meter los protagonistas. Por extensión, hay tramos que no aportan mucha sustancia o resultan algo repetitivos, y otros quedan bastante descuidados, con soluciones muy convenientes (tras una sola noche loca en bares y un hotel, los dos amantes saben dónde vive el otro). Y a Black se le va la mano con el sentido del humor, que acaba siendo excesivo, unas veces por saturación, otras por inverosímil. La escena donde un personaje cuelga del ataúd que cuelga de un cartel y desde ahí se lía a tiros es ridícula; la narración resulta muchas veces un tanto cargante, con chistes y explicaciones muy forzados; y los múltiples finales no se salvan ni aunque hagan un chiste sobre los diecisiete finales de El Señor de los Anillos: El retorno del rey (Peter Jackson, 2001).

Clave a la hora de rodear las lagunas del guion es el buen trabajo tras las cámaras. Es una cinta que necesita una precisión milimétrica en ritmo, montaje, tono y saber qué sacar de cada actor para que todo cuaje, y en esta primera incursión como director Black hace alarde de gran dominio narrativo.

Kiss Kiss Bang Bang resulta muy entretenida, por momentos desternillante, y en general digna de alabar por su valentía, aunque las pretensiones del realizador no cuajaran del todo. Una década después volvió a este estilo en Dos tipos buenos (2016), y esta le salió redonda, mostró muy bien su madurez.

Fallece Ennio Morricone

Ennio Morricone nació en Roma en noviembre de 1928, se aficionó a la trompeta de niño, estudió en el conservatorio, y empezó a trabajar en cine con tan solo 18 años. Desde entonces ha llegado a componer unas cuatrocientas bandas sonoras, algunas de ellas de enorme impacto musical y social, como las colaboraciones con Sergio Leone, La misión y Cinema paradiso, obras tan originales y hermosas que se labró la reputación mundial de maestro de la música del cine… menos en los sinsentidos de los premios Oscar y Globos de oro, donde sufrió un niguneo vergonzoso. En 2019 dio una breve gira mundial a modo de despedida. Este 6 de julio ha fallecido en su Roma natal, a los 91 años de edad.

Biografía: Wikipedia. Discografía: Rateyourmusic.

Dejo una selección de algunos de sus mejores trabajos:
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