El Criticón

Opinión de cine y música

Archivos mensuales: julio 2015

Terminator Génesis


Terminator Genisys, 2015, EE.UU.
Género: Acción, ciencia-ficción.
Duración: 126 min.
Dirección: Alan Taylor.
Guion: Laeta Kalogridis, Patrick Lussier.
Actores: Arnold Schwarzenegger, Jason Clarke, Emilia Clarke, Jai Courtney, J.K. Simmons.
Música: Lorne Balfe.

Valoración:
Lo mejor: Entretiene si te la tomas como una de acción y ciencia-ficción para pasar el rato.
Lo peor: No parece una película de la saga, ni en calidad ni en esencia. La trama es un galimatías lleno de agujeros de guion, los personajes muy flojos, el reparto mediocre, la puesta en escena normalita. La negligente campaña publicitaria: destripan toda la película en los tráileres… ¡incluso en el póster!

* * * * * * * * *

Alerta de spoilers: Hay algunos spoilers sobre la trama… pero nada que no se viera en los tráileres, que te lo contaban todo. Al final hago una lista de fallos que sí incluye más detalles.–

Estamos ante otra superproducción de estudio realizada con prisas para exprimir una saga famosa justo antes de que pase una moda o, como en este caso, caduquen los derechos. Cogen a unos cuantos guionistas y los martillean entre varios ejecutivos con ideas variadas, muchas de ellas sin pies ni cabeza. Seleccionan a un director con poco renombre (corta carrera y sin contactos en la industria) que quiere ganarse algo de fama y amigos y se deje manipular. El resultado, otra película que no debería haber existido. Un caos de argumento, unos personajes queridos destrozados, un aspecto visual que está lejísimos de dar la talla.

Como entretenimiento de acción tiene un pase, es de estas de ver y olvidar sin que llegue a dejar nada para el recuerdo. El ritmo no es malo porque salta de una cosa a otra constantemente, al argumento no le haces caso porque de primeras se presenta absurdo, la acción es básica pero vale para darle vidilla, te ríes con sus chistes facilones y también con los agujeros de guion, y a otra cosa. Tiene un presupuesto descomunal que no luce y unas pretensiones que no llegan a nada, pero para vale aceptablemente como pasatiempo de bajo nivel. Pero teniendo en cuenta que debe ser el relanzamiento y reinicio de una saga de alta calidad y muy querida no puedes hacer la vista gorda a su falta de personalidad y calidad, de hecho, anda tan escasa de ambas que resulta un insulto al fan de la serie. Ya la tercera y cuarta partes se llevaron un buen varapalo porque cumplían por los pelos con los preceptos obligados. ¿Por qué no aprenden de los errores? Pues porque es algo esquivo para los magnates que buscan reventar la taquilla con productos y no con cine de verdad.

Tres son esos puntos clave que deberían haber mantenido de una forma o de otra. Personajes fuertes y carismáticos con los que pudieras conectar y sufrir. Una aventura de supervivencia al límite que roce el terror psicológico. Una puesta en escena sobresaliente que deje al resto del género en ridículo. La tercera entrega cumplía lo justo pero al menos era un buen título de acción, y la cuarta se acercaba bastante en todos los elementos, aportando además un nuevo camino que seguir, porque por fin vieron que repetir la fórmula de «Terminator al pasado más persecución» estaba agotada. No fue una obra redonda, y con lo exigente que es el fan se tardó en apreciar sus muchas virtudes, pero no me cabe duda de que por ahí deberían haber seguido, el camino estaba bien allanado: buena trama, buenos personajes y nuevas ideas que respetan el concepto original, amén de un aspecto visual con gran nivel y bastante estilo.

Pero en Génesis dan un paso atrás… con tirabuzón, tropiezo y fractura de tobillo. Y aún pretenden arrastrarse para realizar más secuelas. Espero que la taquilla, que no va bien, y las flojas críticas, les sirvan de aviso y dejen la saga en paz, porque para verla agonizar mejor dejarla ir. Para colmo, este reinicio llega considerando que la tercera y cuarta partes no existen. La han vendido así y se puede observar en algunos detalles; el encuentro entre Reese y Connor es distinto a lo visto en Salvation (McG, 2009), por ejemplo. Es decir, tienen los santos cojones de decirte que esta película y no las anteriores es la buena. Pero es que una vez vista te das cuenta de que los terminator enviados a los 90 ya no existen, ergo es como decir que Terminator 2 (James Cameron, 1991) también la puedes sacar de la serie, que ya no es válida. Pues obviamente va a ser al revés: Génesis es la que nadie va a incluir en la cronología de la saga, por estúpida e insultante. Para rematar, engancharon y engañaron a James Cameron (no sé cómo, dinero no necesita; ¿alguna obligación contractual?… porque sencillamente, no hay quien se crea sus palabras) para hacer un anuncio donde decía «Esta es la secuela de Terminator que yo habría hecho». Pues no, coño, no me toméis el pelo así.

Los personajes son lo contrario a lo esperado. Oscilan entre la indiferencia, el aburrimiento y lo cargante, con lo que gran parte del tiempo resultan repelentes y quieres que mueran de una vez. Es problema de un libreto blando e indeciso tanto como de interpretación: qué horror de casting. Kyle Reese es un soldado de escasa personalidad, y Jai Courtney se ajusta a ello con su actuación sin savia ni sentimientos, con lo que termina resultando una versión cutre y anodina del carismático y sufridor Reese de Michael Biehn en la primera entrega y el encantador Anton Yelchin que representó su versión joven en Salvation. La Sarah Connor dura que yo conocía era una mujer de armas tomar, decidida y violenta como los tiempos requieren, pero a la vez se la veía llena de cargas y miedos como madre y como salvadora de la humanidad. No hay conflicto interno alguno en la Sarah actual, y la falta de carisma empeora las sensaciones. Aquí el fallo es principalmente de casting, porque al menos dura sí la muestran, y seguramente podría haber funcionado con una actriz que le diera fuerza… Pero Emilia Clarke no de la talla, literalmente porque tiene complexión de niña, pero sobre todo porque se la ve forzada. Y peor está en los momentos emocionales, que no los hace creíbles y en los que carece de la más mínima química con Courtney, y mira que era necesaria dado el obligado romance. En Juego de tronos (2011) ya mostraba sus carencias, ¿por qué ese empeño en hacerla famosa? Y aparte, ¿quién va a metese en tiroteos llevando un wonderbra?

A John Connor directamente que le hubieran cambiado el nombre. El Connor del tramo inicial es insípido, nada que ver con la excelente representación de Christan Bale, verosímil como líder con un gran peso encima. Jason Clarke me parece buen actor desde que lo conocí en The Chicago Code (2011), pero no logra captar al personaje, primero por sosainas y luego por la cosa sin pies ni cabeza en que lo convierten. Arnold Schwarzenegger como el Terminator (¿de verdad hacía falta decirlo?) está correcto en un papel que no requiere más que un toque de seriedad, el problema es exclusivo del guion: mientras que la idea de que envejece es simple pero efectiva, el resto de aportes que lo alejan de la descripción original son una cagada. Como en la tercera parte, lo convierten en un secundario cómico, y esta vez peor, porque los chistes son repetitivos y sin gracia alguna. Pero también lo humanizan más de la cuenta con una sensiblería que no resulta creíble. Por ejemplo, el pique con Reese cuando cargan las armas: se ve a una persona que intenta esconder su vejez y hace un chiste con un nuevo amigo, algo incompatible con el tipo de robot que conocíamos. Y lo rematan otorgándole conocimientos que de ninguna manera podrían estar a su alcance: ¿un terminator, una unidad de combate e infiltración, tiene conocimientos avanzados de las armas secretas de Skynet? Ni de coña. Una unidad que tiene muchas posibilidades de ser capturada por el enemigo no lleva información vital que además le es inútil en su misión. Que el terminator construya una máquina temporal con tecnología de 1984 mientras la Skynet del futuro sudó de lo lindo es totalmente absurdo e inverosímil, una excusa forzadísima para que viajen a la nueva línea temporal en nuestro presente.

El argumento es un despropósito, y no sólo porque la premisa parte de ese sinsentido. Hay como dos películas en una. La primera es el intento de relanzar la serie sin faltar a las ideas originales. La segunda es el intento de hacer una nueva saga bastante distinta. Ninguna de las dos funciona, y al combinarlas se quedan ambas a medias: sin ritmo, rumbo ni coherencia. Para colmo, nos jodieron las escasas sorpresas relevantes en la penosa campaña publicitaria, la más negligente e insultante que recuerdo haber visto: los tráileres te cuentan absolutamente todo, y hasta el póster (que encima es horrendo) te destripa el giro con John Connor.

Partimos desde un punto ya conocido: en la victoria final sobre Skynet, esta inteligencia artificial despliega su último recurso, una máquina del tiempo con la que envía un terminator a 1984 para asesinar a Sarah Connor e impedir así que nazca su mayor rival, John Connor, quien liderará la resistencia. Pero los humanos logran enviar también un defensor, Kyle Reese. Sin embargo, en esta película cambian las cosas. Reese se encuentra con una línea temporal reescrita porque otra pareja de terminator (un T-1000 malvado y un T-800 reprogramado como aliado) ha sido enviada a la infancia de Sarah. Así pueden colar la idea de que el T-800 envejece y mantienen a Schwarzenegger en el papel, pero no esperes que te expliquen quién, cómo y cuándo envía esos robots a los años setenta, de la misma forma que no se esfuerzan por hacer verosímil la máquina temporal del 84 con la que se permiten el borrón y cuenta nueva de tramas y fechas. Es la excusa para montarse este burdo reinicio, y punto.

Una vez reseteada de mala manera la serie, empieza el caos. Skynet es ahora Génesis, John es Skynet, Génesis es un niño pesado… y todo esto da igual, porque no se explica ni desarrolla nada, no lleva a ninguna trama elaborada. Los personajes deambulan de un escenario a otro y todo les cae encima, hacen lo que sea, y siguen adelante como si nada hubiera ocurrido. No hay una evolución del drama personal llamativa, emocionante, y el romance tira de topicazos inmaduros bastante cargantes. La trama finge ser compleja pero es superficial e intrascendente y se da mascadita en pequeñas dosis porque se asume que el espectador es tonto. La narración se limita a escena de acción tras escena de acción, que para colmo no dan la talla, sea por los agujeros de guion (a casi todas se les puede sacar alguna incoherencia importante; al final del artículo pongo una lista con las más llamativas) o el flojo nivel visual. Esta forma de narrar, cada vez más común en el cine contemporáneo, es algo que detesto. Sobre todo me resulta insoportable lo de que los personajes no se esfuerzan realmente por nada. Reese capta recuerdos por arte de magia, y estos le indican hacia dónde tiene que ir; fuera de escena el Abuelo (el T-800 enviado a los setenta) monta y desarrolla un gran plan de forma que al final lo único que tienen que hacer para acabar con Skynet en 2016 es poner unas bombas. No hay más línea argumental que pegar tiros hacia delante, salvo esa delirante subtrama con el personaje secundario tonto de turno (otro cliché del cine actual), el policía-chiste que aparece de vez en cuando sin aportar nada (J. K. Simmons).

Y por supuesto, olvídate de cualquier rastro de inteligencia. ¿Alguna pensamiento filosófico sobre el destino de la humanidad con la tecnología? No. ¿Entonces para que convierten a John en Skynet? ¿Qué revelación ha tenido, cuál es su objetivo, por qué aparece y desaparece y sus intenciones para con los héroes cambian cada dos por tres? El galimatías resultante sólo consigue aburrir, porque habla y habla pero ni dice ni lleva a nada. Estropean lo que conocíamos de Skynet para convertirlo en Génesis, una inteligencia artificial que parece un niño mimado con un arrebato. ¿Cómo pretendes que esos hologramas estúpidos den miedo y sensación de peligro? En las tres primeras partes no veíamos directamente el enemigo principal y aun así lo temíamos, y aunque en la cuarta ya flojeó al mostrar un núcleo al que parecía demasiado fácil acceder, al menos mostraba inteligencia sin igual que aquí no llega a verse ni en el Connor tuneado.

Para rematar el despropósito, como decía tampoco parece que se esfuercen por mantener el sello de la saga en su esencia más importante: no llegan a aparecer las exigibles grandes secuencias de acción y persecución que ponen a los protagonistas al borde de la muerte, con huidas por los pelos, un clima de intriga que roza el terror (al menos en las dos primeras entregas) y donde no se olvidaban de desarrollar personajes humanos que te calen hondo. Sólo salvo la escena del ácido, el resto son anécdotas enlazadas donde no son capaces de formar una trama sólida e impactante y menos exponer buenos caracteres. Los tiroteos son breves e insípidos, y la gran pieza de acción central es la vista en los avances: unos pocos minutos correteando con el autobús para acabar de forma súper exagerada. Intriga y tensión y sentido del espectáculo y del asombro no llegan a aparecer.

Gran parte del problema es el infame libreto, pero 155 millones daban para bastante más. El director Alan Taylor, por mucho que deslumbrara en televisión (desde Homicidio -1993- a Juego de tronos, pasando por varios clásicos: Oz -1997-, Los Soprano -1999-, Mad Men -2007-…), no logra el nivel requerido, y eso que se entrenó en superproducciones con la más que correcta Thor: El mundo oscuro (2013). Jonathan Mostow y sobre todo McG nos regalaron secuencias de acción impactantes y superiores a la media del género, y aunque no llegaran al nivelazo del genial James Cameron se veía talento y en el segundo caso también esfuerzo por buscar el tono de tensión constante, por lo que Salvation mantenía el sello de la saga de forma aceptable. Pero Génesis es una obra sin alma, sin sentido del espectáculo ni como señalaba capacidad para transmitir ni una de las emociones que se esperan encontrar. Las peleas a puñetazos son muy simplonas, carecen de energía y vitalidad, tanto por la falta de originalidad como por la monótona forma de rodarlas (el montaje es bastante malo). La corta y simple persecución con el autobús tampoco impacta nada a pesar de ser la más relevante, y el resto son unas breves escaramuzas con aún menor capacidad para causar alguna impresión, como la persecución con helicópteros, que se limita a mostrar borrones digitales movimiento y mucho ruido pero no llega a narrar nada. El largo e insustancial desenlace es lo peor de todo. Deberían haber buscado algo más ambicioso, que pegar tiros a las cámaras para que Skynet no moleste con su monólogo de humor mediante hologramas mientras ponen cargas explosivas no es un clímax digno de la serie. Así que, si estaba siendo una de acción normalucha, el interés acaba por los suelos, dejándote sin nada que recordar. Y en las partes pausadas está peor, con una dirección apática; hay momentos muy flojos, como esos torpes primeros planos en los momentos románticos.

Los efectos especiales son muy limitados en una serie donde se espera que deslumbren, de hecho, ni llegan al mínimo aceptable como superproducción. El futuro se asemeja a un videojuego, es realmente penoso, parece que estás viendo el clon de The Asylum en vez de la película oficial. Luce muchísimo mejor el futuro de Terminator 2 de hace… ¡casi veinticinco años!, no digamos ya el de Salvation. Parecen haber echado todo el dinero y esfuerzo en la recreación de Schwarzenegger de joven, que está bien conseguida pero se sigue notando falsa (no resulta tan creíble como los Na’vi de Avatar). Es que ni siquiera convence el nuevo esqueleto del terminator, con una mandíbula distinta que le confiere un aspecto de robot demente más que temible. Y para terminar, la banda sonora de Lorne Balfe es insistente y chapucera, cuando las demás han sido sencillas pero sumamente efectivas a la hora de reforzar la intriga y tensión.

Cuando vi Mad Max: Fury Road (George Miller, 2015), me dije: «no he visto una película de acción y ciencia-ficción de semejante nivel desde Matrix (hermanas Wachowski) y Terminator 2«. Que sea una obra ajena a la saga la que más recuerde en sensaciones y calidad a la misma…

Alerta de spoilers: Termino con la larga lista de preguntas, inconsistencias y agujeros de guion, que obviamente señalan detalles muy concretos de la película.–

-Tanto repetir la fórmula de enviar un terminator al pasado empieza a generar preguntas. En Terminator se suponía que el envío de un robot y un héroe para frenarlo fue un movimiento de última hora y a la desesperada, pero si siguen mandando robots de uno en uno cuando les place (y la Resistencia averigua sin problemas la fecha y envía también un solo defensor), pues parece que realmente no tienen tantos problemas para enviarlos, así que… ¿por qué cada bando no manda un puñetero comando? Y en esta película en concreto se nota más el patinazo, porque vemos a Skynet coger un solo terminator de todo el lote que tiene y a la Resistencia hacerse con la máquina con bastante tranquilidad y enviar a Reese sin prisas, pero luego además resulta que alguien envía otra pareja más. Manda a veinte hombres fuertes, John Connor, que pareces imbécil, y no dejes sin vigilancia la máquina para que Skynet siga fastidiando.
-También cabre preguntarse por qué si Skynet tiene la máquina del tiempo lista, en vez de usarla y acabar con la Resistencia de una vez sigue extendiendo la guerra.
-La gilipollez de que una vez derrotada Skynet los terminator y naves se desconecten y caigan… ¿entonces como funciona el terminator en el resto de la película, y por qué no activa el resto del lote para defender la máquina?
-Señores guionistas (y productores mete mano), si vais a extender o justificar las escenas con trucos baratos, intentad que no se noten tanto, que hay innumerables capítulos, en especial de acción, cuya justificación parte de o tiene una cagada muy clara: si Sarah sabe en qué momento y lugar aparece el Terminator en el 84, qué demonios hace que no está preparada esperando en vez de arriesgarse a un enfrentamiento directo; con Reese igual, espera a que esté a punto de morir en la tienda de ropa porque en caso contrario no tendríamos el momento de tensión cutre; en la huída con el cambión Kyle tiene un lanzagranadas y no lo usa hasta que el T-1000 ha cumplido con la filigrana molona buscada; en la trampa para el T-1000 el Abuelo está desparecido en vez de proteger a Sarah, para aparecer porque sí al final de la escena, pues con él presente la escena habría durado un minuto; el Abuelo ha tenido veinte años para armar los cargadores y preparar bombas, pero no lo ha hecho sencillamente porque querían meter una escena de transición y otra cómica; habiendo un montón de coches, más manejables y mejores para pasar desapercibidos, cogen un autobús, que da más espectáculo; ni el lógico T-800 ni el entrenado Reese son capaces de prever que si dejan otro helicóptero lo pueden usar policías o John-Skynet para perseguirlos si averiguan que han tomado ese camino, pero claro, entonces no habría persecución.
-Qué casualidad que el poli tonto se trasladara de LA a San Franscisco y deduzca tan rápido de un fotograma borroso que dos gamberros en un puente son los misteriosos tipos que busca
-Qué conveniente la explicación de que John-Skynet sea único: los demás sujetos que quiso convertir Skynet se murieron, él no… por que sí y punto
-Persiste la manía de coreografiar peleas lanzando al contrincante lejos cuando lo tienen agarrado dispuesto para ser machacado a puñetazos y cuchilladas: vemos que John-Skynet le puede cortar un brazo al Abuelo, y en vez de seguir destrozándolo se dedica a tirarlo de acá para allá lejos de su alcance, como si una caida o choque contra una pared demostrara hacerle daño, y como si no pensara que le está dando tiempo a encontrar una escapatoria o arma.
-El T-800 detecta la bisagra falsa, una parte del T-1000. Es una capacidad que no parecía tener en Terminator 2.
-Con un cargador (20-30 balas como mucho) Sarah hace miles de agujeros en los barreños de ácido. ¿Y si no llega a tener arma? Vaya mierda de plan.
-Tienen la máquina del tiempo en el mismo sitio que la trampa para el T-1000, con todos los riesgos que conlleva.
-El T-800 de los años 70 se carga a un T1000 solo con un bazoca.
-Qué casualidad que la sala de pruebas de la poli esté llena de armas de gran calibre. ¿No podrían los guionistas simplemente hacer que los personajes entren en un almacén de armas?
-En Cyberdine construyen un par de proyectos secretos revolucionarios, la poliaelación y la máquina del tiempo… y los tienen tras cristaleras desde donde cualquier currante del resto de la empresa lo ve todo; toma seguridad y secreto.
-¿Por qué se apagan los carteles publicitarios de Génesis?
-El Abuelo al final es capaz de regenerarse… pero mantiene su aspecto viejo.
-«No tenemos armas para luchar contra esta nueva clase de Terminator»… «No pasa nada, me fabrico un súper imán con un megáfono viejo».

Saga Terminator:
Terminator (1984)
Terminator 2: El día del juicio final (1991)
Terminator 3: La rebelión de las máquinas (2003)
Terminator: Salvation (2009)
Reinvenciones/remakes:
-> Terminator: Génesis (2015)
Terminator: Destino oscuro (2019)

Terminator 3: La rebelión de las máquinas


Terminator 3: Rise of the Machines , 2003, EE.UU.
Género: Acción, ciencia-ficción.
Duración: 109 min.
Dirección: Jonathan Mostow.
Guion: John D. Brancato, Michael Ferris.
Actores: Claire Danes, Arnold Schwarzenegger, Nick Stahl, Kristanna Loken, David Andrews.
Música: Marco Beltrami.

Valoración:
Lo mejor: La sólida dirección de Jonathan Mostow y los efectos especiales: ritmo bastante bueno, espectáculo de gran nivel.
Lo peor: John Connor, un personaje destrozado, y Nick Stahl, un actor inexpresivo. Está lejos de la extraordinaria calidad de sus predecesoras: es una película de acción bien hecha, pero ahí se queda.
Mejores momentos: La impresionante persecución con la grúa.

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Desde el año 2000 persiste en Hollywood la manía de recuperar películas y novelas clásicas o simplemente con tirón y aprovechar su fama para realizar secuelas, precuelas, remakes, adaptaciones comerciales y demás destroces. Terminator 3 llegó con muchas dudas, pues habían pasado doce años desde Terminator 2 (1991), no estaba James Cameron implicado en el proyecto, Schwarzenegger había envejecido bastante, y como digo, el cine no se encontraba en su mejor momento. Como película de acción el resultado fue francamente bueno, pero como secuela dejó a los seguidores bastante fríos. Pero aunque no fue bien recibida en su momento, con el tiempo se ha asentado mejor, porque sus fallos se van perdonando u olvidando y sobre todo porque en el género cuenta con bastantes virtudes y no envejece mal. Y la verdad sea dicha, después del estreno de Terminator Génesis, donde Hollywood lleva al extremo la explotación de obras famosas con malos resultados y poco respeto a la serie y al seguidor, se está empezando a revalorizar por la simple y triste comparación con una entrega peor.

Lo mejor de la función lo tenemos en la puesta en escena. Muy acertadamente Jonathan Mostow (Breakdown -1997-, U-571 -2000-) prescindió de otra moda con resultados por lo general muy cuestionables, el abuso del ordenador, y recurrió a ello solamente cuando eran necesarios dobles digitales… casos en los que el resultado dista de ser perfecto, así que más razones para alegrarse de su mínimo uso. Todas las escenas de tiroteos y persecuciones están rodadas de forma tradicional, es decir, destrozando vehículos y decorados, utilizando complicadísimas planificaciones para poner las cámaras en los lugares apropiados, y con un buen montaje que da forma y ritmo a la narración. El acabado es muy llamativo, regalándonos grandísimas secuencias de acción como la impresionante persecución con una grúa y multitud de coches manejados por control remoto por la T-X. Rodar bien y con efectos especiales que transmitan verosimilitud es el factor primordial a la hora de conseguir una película que no se vea afectada por el paso del tiempo: más de una década después sigue entreteniendo e impactando como un espectáculo bastante gratificante.

En cuanto al guion, desarrolla una historia sencilla con algún giro decente, lo que basta para dar vida al relato, para hacerlo avanzar despertando el interés suficiente en el espectador. De todas formas, no se puede decir que la saga brille por guiones complejos, al menos hasta la llegada de Terminator Salvation. La premisa está bien pensada, es básica pero ofrece una buena evolución de la trama original: simplemente Skynet va tras más líderes de la Resistencia, dando así un poco de vida nueva al argumento. Eso sí, la necesidad obliga a reescribir una de las ideas iniciales: antes nos decían que el futuro no está escrito, ahora que es inevitable. No me pareció en su momento ni me lo parece ahora una transgresión importante, es una vuelta de tuerca más a las paradojas temporales que sirve para extender la serie. Y aquí hay cambios más relevantes. El Terminator se usa como secundario cómico, sin sacar de él esa conexión mágica con John y con el espectador que se conseguía en Terminator 2, y John Connor ha sido convertido en un pardillo sin dotes de liderazgo, todo lo contrario a lo que nos han descrito los capítulos previos. Una cosa es mostrarlo en un bajón, intentando huir de responsabilidades demasiado grandes… Otra transformarlo en un imbécil blandengue, sin carácter ni determinación. Ni siquiera se esfuerzan en mostrar una evolución que saque al personaje del bache en que está, se limitan a ponerlo al final cogiendo la radio para dar ánimos en la guerra, como si eso fuera suficiente para madurar a líder de la Resistencia.

Es Kate Brewster la que mantiene el tipo y da algo más de garra a la aventura. Es cierto que resulta una versión de la Sarah Connor de Terminator 2, pero eso también se puede considerar una ventaja, al ser el único protagonista que resulta fiel a los cánones de la serie. Es una mujer fuerte y decidida, pero no un robot: sufre, se asusta, se esfuerza por salir adelante. Claire Danes redondea el rol con una interpretación entusiasta, lo que además hace más evidente el flojo papel de Nick Stahl como John.

Pero si en personajes anda algo ramplona, lo que más se echa en falta es precisamente lo más esencial. La atmósfera que le otorga Mostow al relato es muy luminosa, cuando los dos capítulos de James Cameron nos sumergían en una pesadilla de características únicas. Sin ser terror puro causaban desazón, pues la persecución interminable sobre los protagonistas te mantenía en tensión constante, temiendo la muerte, temblando ante cada aparición del robot enemigo. Aquí podemos disfrutar de imponentes secuencias de acción… pero ninguna causa esas sensaciones de intriga, de expectación y de asombro sobrecogedor. Y los detalles también cuentan para mal. Los diálogos carecen de fuerza, de ingenio. Las reflexiones sobre el destino de la humanidad y las elecciones personales no apasionan. Aparte, hay una idea que me molesta bastante: la inverosímil habilidad de la T-X de manejar maquinaria con su arma. ¿Cómo un virus puede mover el volante y pedales de un coche? Es una fantasía que no pinta nada en una saga de ciencia-ficción que era muy sólida en cuanto al realismo del universo planteado.

Así pues, Terminator 3: La rebelión de las máquinas es buena película de acción, pero como episodio de la serie está en un limbo: algunos como digo hemos terminado aceptando que cumple con lo mínimo exigible (no queda otra, no va a desaparecer por muchas piruetas que inventan en próximas entregas), otros en cambio reniegan bastante de ella. Porque claro, los seguidores esperamos que se mantenga el tono y el nivel, no que se realice una secuela sólo por sacar tajada del renombre de la saga.

Saga Terminator:
Terminator (1984)
Terminator 2: El día del juicio final (1991)
-> Terminator 3: La rebelión de las máquinas (2003)
Terminator: Salvation (2009)
Reinvenciones/remakes:
Terminator: Génesis (2015)
Terminator: Destino oscuro (2019)

Misión imposible: Protocolo fantasma


Mission: Impossible – Ghost Protocol, 2011, EE.UU.
Género: Acción.
Duración: 133 min.
Dirección: Brad Bird.
Guion: Josh Appelbaum, André Nemec.
Actores: Tom Cruise, Jeremy Renner, Simon Pegg, Paula Patton, Léa Seydoux, Michael Nyqvist.
Música: Michael Giacchino.

Valoración:
Lo mejor: Protagonistas simpáticos. Gran sentido del espectáculo: ritmo endiablado, escenarios vistosos, secuencias asombrosas.
Lo peor: El thriller se trabaja menos, sobre todo por parte de los villanos, y los saltos entre escenarios no parecen estar muy justificados.
Mejores momentos: La persecución en la tormenta de arena, el clímax en el aparcamiento automatizado.

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Buscando el máximo beneficio, los productores decidieron dejar un poco de lado el tono de cine de espías y potenciar el espectáculo de acción. Así, esta entrega pierde densidad en el argumento, intriga en la atmósfera, y algo de profundidad en los personajes para perseguir un estilo más propio de James Bond, con el glamour seductor y los escenarios grandilocuentes sustituyendo a los elaborados clímax de suspense. Pero a la vez, esa mayor ambición en el sentido del espectáculo garantiza una cinta deslumbrante, y los personajes mantienen la suficiente simpatía como para sostener una trama endeble y unos villanos arquetipo insípidos. Este equilibrio precario convenció al público, relanzando la saga a un nuevo nivel de éxito que los autores exprimieron en los siguientes capítulos manteniendo esta reformulación.

La aventura avanza sin un argumento tangible, el tono de suspense y espionaje clásico está casi desaparecido, casi todo se resuelve con cienci-magia (cada vez exageran más los cachivaches) y deducciones muy cogidas por los pelos, y la mayor parte de las escenas de acción parecen metidas a la fuerza. Es decir, saltamos de un escenario a otro sin que quede realmente claro por qué, sin que haya una historia consistente detrás.

Lo peor es la sensación de que intentan arreglar la simplificación narrativa con apaños en vez de escribir cada situación con algo más de sustancia. Por ejemplo, llegan a un vagón de tren donde tienen todo lo que pueden necesitar y la tecnología más flipante que les resolverá todo sin que tengan que esforzarse mucho, y lo único difícil es acceder al vagón, que, oh, se mueve. Es decir, en vez de elaborar una buena trama montan una escena de tensión tontorrona para rellenar la falta de esfuerzo, y luego avanzan en la historia tirándoles las soluciones encima a los personajes. Una cosa es que tengan cacharros avanzados, otra que algunos sean tan específicos como el que imprime números de habitación en placas: ¿quién demonios cargaría con algo así? El asalto al Kremlin sigue bastante esta dinámica: entran paseando como si nada y luego nos cuelan el artificio de la cortina mágica. Tampoco me convence la escalada al edificio de Dubai, que busca descaradamente el vacile sin excusas dignas. Es inevitable comparar con la entrada al Vaticano de la tercera parte, minuciosamente desarrollada, mostrando el trabajo, los problemas, las soluciones improvisadas… y todo con un buen manejo de la intriga.

Por suerte, no caemos de lleno en la fatídica dinámica de personajes que deambulan por todas partes sin hacer nada concreto, algo que engulle al cine de acción contemporáneo. La química entre Ethan, con Tom Cruise tan entregado como siempre, Benji, con el simpático Simon Pegg rozando el histrionismo más de la cuenta, y la nueva agente, Jane, en manos de una muy competente (y deslumbrante en la fiesta) Paula Patton, es buena, y si bien los momentos de tensión en cada escenario buscando soluciones se inclinan más por la tecnología que resuelve casi todo en vez de la pericia de cada uno, sí hay algunos momentos de improvisación y sobre todo no ha desaparecido la sensación de que sufren mucho, de que están al límite y el talante inquebrantable de Ethan mantiene al grupo unido y salva muchas situaciones. Sin embargo, sí da la impresión de que sus problemas personales no cuajan del todo con las vivencias que sufren. El secreto del personaje de Jeremy Renner está muy forzado y no aporta nada; no hacía falta tanto lío para quitarse a la espota se Ethan de en medio, y no es de utilidad para un personaje que su conflico dramático se exponga y resuelva aparte de las historias principales. Así, el nuevo espía se sostiene solo por el carisma arrollador de Renner.

Pero en la floja trama de espías y la impresión de que no hay un rumbo ni destino claro termina de añadir otro lastre el arquetipo de villano malo porque sí. El tío orquesta una guerra nuclear entre EEUU y Rusia «por la paz», y su secuaz aparece mucho pero no tiene personalidad alguna. Si es que dejan de estar en el plano y te olvidas al instante de quiénes son y qué hacían, y cuando vuelven, no sabes en qué andan ahora, ni tampoco qué persiguen exactamente los protagonistas. Mucho más llamativo es el agente que va tras Ethan, Sidorov (Vladimir Mashkov), un rol que podrían haber aprovechado en siguientes entregas. Y eso me lleva a decir que hablan de equipo que trabaja bien unido, de nuevas misiones, y se tanteó que Renner fuera relevo de Cruise… Pero en la siguiente película a Renner medio lo sacan del juego, usándolo como comodín de superior genérico, sin aportar demasiado, y Patton ni aparece, igual que de la tercera a esta se quedaron por el camino varios. Cuestiones de agenda y de lo que los productores estimen que gustaba al público, supongo. Una pena, todos funcionaban bastante bien.

La dirección ha crecido varios enteros, eclipsando bastante las crecientes carencias del guion. Brad Bird (Los Increíbles -2004-, Ratatouille -2007-) deja atrás los errores de J. J. Abrams que limitaron el potencial del tercer capítulo, y logra un aspecto visual arrebatador: la excelente fotografía de planos amplios, el presupuesto que luce mucho mejor en un abrumador número de localizaciones exóticas, y secuencias de acción muy bien trabajadas garantizan un espectáculo de primera. Toda la estancia en Dubai es alucinante, y el clímax en el aparcamiento automático quita la respiración. Finalmente, si bien Michael Giacchino no está tan inspirado, su labor sigue siendo vibrante y dinámica.

Listo aquí algunos detalles curiosos o mosqueantes:
-Un edificio como el Burj Khalifa no tiene una ventana con un solo cristal, sino varias capas con gases aislante entre ellas.
-El sistema de refrigeración de servidores es más bien propio de una cinta de James Bond, pero además repiten la escena en la siguiente entrega, pero oh, sorpresa, sorpresa, esta vez bajo el agua.
-Jane le rompe la mano al indio dos veces (el sonido claramente lo indica), y aquí no pasa nada.
-También se cambia en el coche como en treinta segundos.
-Descarado el patrocinio de una marca de coches que aparece por todas partes.

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Serie Misión Imposible:
Misión imposible (1996)
Misión imposible 2 (2000)
Misión imposible 3 (2006)
-> Misión imposible: Protocolo fantasma (2011)
Misión imposible: Nación secreta (2015)
Misión imposible: Fallout (2018)

Misión imposible 3


Mission: Impossible III, 2006, EE.UU.
Género: Acción, suspense.
Duración: 126 min.
Dirección: J. J. Abrams.
Guion: J. J. Abrams, Roberto Orci, Alex Kurtzman.
Actores: Tom Cruise, Michelle Monaghan, Ving Rhames, Billy Crudup, Philip Seymour Hoffman, Maggie Q, Simon Pegg, Keri Russell, Jonathan Rhys Meyers, Laurence Fishburne.
Música: Michael Giacchino.

Valoración:
Lo mejor: El ritmo trepidante y el espectáculo se apoyan en una trama y personajes muy interesantes, destacando el inquietante villano interpretado con intensidad por Philip Seymour Hoffman.
Lo peor: La campaña publicitaria fue más bien de acoso. Una dirección un poco agobiante en algunos momentos con tanto primer plano. El final tiene más dramón que tensión y espectáculo.
Mejores momentos: La secuencia del puente. El interrogatorio de Ethan a Davian. Ethan y Lindsey mano a mano contra los enemigos.
El plano: La aparición del helicóptero repleto de hombres fuertemente armados en el puente.
La frase: ¿Quién eres? ¿Tienes esposa? ¿Novia? Quienquiera que sea, la encontraré. La torturaré. Y luego te mataré frente a ella. –Davian.

J. J. Abrams salió airoso de un debut complicado: el director con mayor presupuesto en su primera película, y además una bastante esperada y que debía remontar una saga rematada a conciencia. No ha llegado al nivel del estupendo thriller con que Brian de Palma llevó la serie al cine en 1996, pero sí ha creado un filme de acción sólido y espectacular. Y por supuesto, es infinitamente superior al inefable subproducto creado por John Woo en el año 2000, quien con la segunda entrega construyó un mosaico de absurdos hasta el punto de dar una de las peores cintas que jamás han mancillado una sala de proyección y parecía haber herido de muerte a la saga.

Desde el guion, Abrams y sus colaboradores habituales (Roberto Orci, Alex Kurtzman) han superado bastante bien un problema demasiado extendido en el cine acción contemporáneo: la falta de una historia llamativa y medianamente sólida y unos personajes mínimamente humanos. Eso sí, lo han hecho a costa de sacrificar la fórmula de la primera película: de espía solitario con vida misteriosa han pasado a humanizarlo mucho y rodearlo de seres queridos.

La construcción de una vida alrededor de Ethan Hunt, aun siendo muy estereotipada y sencilla (la típica esposa que termina en peligro), enriquece al personaje otorgándole motivaciones claras, alejándolo del superhéroe imperturbable que satura el género. Además, gana mayor interés por la dinámica que mantiene con el equipo y los superiores, donde hay un grupo amplio de secundarios bastante bien dibujados. Ethan conecta con sus compañeros de trabajo saltando entre la amistad y los líos de traiciones clásicos del cine de espías, de forma que hay una clara sensación de que están pasando cosas relevantes en sus vidas, y la intriga de cómo las resolverán mantiene el interés alto. Por el otro lado, las intrigas de espías, los juegos de traiciones, las escenas que trabajan mucho el suspense, siguen a la orden del día.

Otro aspecto de la escritura que está bien ejecutado es la constante búsqueda de situaciones complicadas y espectaculares entremezcladas con las dosis necesarias de explicaciones del argumento, que no es tan enrevesado, o más bien casi confuso, como en la primera entrega, pero tiene sus buenas dosis de misterio y giros inesperados. Alguno no va a sorprender, como la parte final con la esposa convirtiéndose en heroína, y otro resulta muy forzado, el del cansino traidor imposible, pero las maquinaciones entre agentes y algunas consecuencias mantienen muy bien el tipo, y las desventuras de los protagonistas intentando salir adelante contagian la adrenalina y la sensación de esfuerzo y sufrimiento: planifican, ejecutan, sufren la tensión, improvisan ante los fallos… Hay que recalcar que personajes que sudan y se llevan buenos palos es algo cada vez más difícil de encontrar en el cine de acción. Pero el mejor acierto es que el enemigo es imponente y temible, convirtiéndose en el mejor villano visto en muchos años, sobre todo gracias al tenebroso papel de Phylip Seymour Hoffman, por desgracia recientemente fallecido.

En la labor de dirección, Abrams tiene varios aciertos pero también algunas limitaciones. Lo primero que salta a la vista es que no da la impresión de ser una película de 150 millones de dólares, y menos hace diez años, cuando era un presupuesto descomunal.. No hay escenas de tamaño colosal, localizaciones exóticas ni grandes despliegues de efectos digitales, es una cinta de acción artesanal, de tiroteos y persecuciones, así no luce esa estratosférica cifra. Entiendo que se ha gastado mucho dinero en los intentos fallidos de ponerla en marcha, y se incluye en la cifra final.

Ahora bien, en su categoría cumple de sobras. El ritmo más que intenso es casi agobiante, en todo momento estamos sumergidos en intriga, tensión y acción. Pero podría haber sido mejor, porque a veces el director abusa de una puesta en escena muy cerrada en primeros planos. Son tramos puntuales que por lo demás están muy bien dirigidos y editados, demostrando algunos un excelente dominio narrativo, el problema es el estilo elegido para lo fotografía, donde también destaca para mal el color con tanto brillo y contraste. Por ejemplo, la lucha en el puente es fantástica, en especial porque muestra muy bien las fases del combate, la posición de los personajes, el caos de la situación… pero con mayor amplitud de planos podría haber sido antológica. Donde más se nota es en la intriga de despachos, que parece rodada en una cochera, intentando ocultar con planos cerradísimos la falta de nivel del escenario. Quien no falla es Michael Giacchino con la banda sonora, enérgica, trepidante y versátil, una pequeña joya del cine de acción orquestal que cada vez se ha ido denostando más en el cine contemporáneo.

Con todo, el equilibrio no es perfecto. Una cosa es potenciar el lado humano de los protagonistas, otras abusar del drama hasta caer en el sensacionalismo: la parte final pierde fuelle con no uno sino dos amagos de asesinar a la esposa y alargando demasiado una pelea a tortas sin garra y un reencuentro romántico predecible. Con un final de altos vueltos quedaría mejor recuerdo de la cinta.

También hay aquí y allá algún detalle cuestionable. El salto en paracaídas está muy mal resuelto en cuanto a efectos especiales, lo dejan todo en borrones y montaje rápido para intentar disimularlo. Cutrísima la detonación del Lamborgini con los protagonistas todavía justo debajo de él: la explosión iría por el hueco de la alcantarilla aniquilándolos al instante. Podían haber resuelto mejor el desliz que apunta al topo: que este use el teléfono de la oficina para sus tejemanejes ilegales es ridículo. Por otro lado, se agradece que no abusen de la cienci-magia: salen los cacharritos justos y se mantienen los clásicos, es decir los disfraces, lo que es una suerte, porque Abrams venía de la serie Alias (2001), donde se les fue la pinza con el tema.

Si bien tuvo bastante éxito, la recepción no fue tan entusiasta como cabría esperar, y para las dos siguientes entregas los productores decidieron simplificar todavía más la fórmula y potenciar el sentido del espectáculo (incluyendo tecnologías cada vez más fantasiosas), encontrando entonces el beneplácito del público. Para mí es una pena que fueran abandonando el thiller de espías y el argumento fuera quedando como justificación para vistosas secuencias de acción, cuando tanto en la primera parte como en esta queda claro que este estilo funcionaba y podría incluso dar más de sí.

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Serie Misión imposible:
Misión imposible (1996)
Misión imposible 2 (2000)
-> Misión imposible 3 (2006)
Misión imposible: Protocolo fantasma (2011)
Misión imposible: Nación secreta (2015)
Misión imposible: Fallout (2018)