El Criticón

Opinión de cine y música

Archivos mensuales: diciembre 2013

Thor: El mundo oscuro


Thor: The Dark World, 2013, EE.UU.
Género: Acción, superhéroes.
Duración: 112 min.
Dirección: Alan Taylor.
Guion: Chistopher Yost, Christopher Markus, Stephen McFeely.
Actores: Chris Hemsworth, Natalie Portman, Tom Hiddleston, Anthony Hopkins, Kat Dennings, Stellan Skarsgård, Idris Elba.
Música: Brian Tyler.

Valoración:
Lo mejor: Personajes y actores con gran simpatía. Buen sentido de la aventura y el humor. Dirección, efectos especiales, vestuario y decorados estupendos.
Lo peor: Cero novedades y ambición, la historia es simplona, los villanos sin garra, los secundarios muy cansinos.
Mejores momentos: Thor tomando el metro. Loki impersonando al Capitán América.

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La historia es de nuevo muy clásica, que no tiene por qué ser un aspecto negativo si se narra con pasión y solidez en todos sus aspectos: personajes, sentido de la aventura, mensajes, etc. En la primera entrega cumplían sin problemas, pero esta queda un peldaño por debajo porque la falta de novedades es demasiado evidente, destacando unos villanos aburridos y un conflicto poco apasionante y a veces sin sensación de rumbo claro. Pero mantiene otros puntos fuertes de la saga, unos personajes y actores principales de gran magnetismo, un ritmo ágil y un acabado deslumbrante.

La carga que arrastra Thor como líder se deja entrever muy bien, otorgándole la dimensión justa para que nos interesamos por sus tribulaciones. Las dudas y problemas y las vueltas que da a cada decisión dan forma a un líder responsable y agobiado que contrasta muy bien con el príncipe malcriado e impulsivo del primer episodio, y la interpretación de Chris Hemsworth capta muy bien sus matices y el tono de drama ligero. Pero Loki sigue siendo incluso más atractivo. Su caída en desgracia, su vuelta al juego por necesidades inesperadas, sus planes ocultos y de nuevo el papelón de Tom Hiddleston hacen de él el clásico secundario roba planos. La relación con Thor es estupenda, llena de diálogos punzantes e ingeniosos, mientras que giros como el plan entre ambos o la jugada final se pueden ver venir, pero dan mucho juego.

El grupo de la Tierra resulta algo irregular esta vez. Jane Foster (Natalie Portman) empieza bien. Ha madurado, pero tiene el corazón roto por la ausencia de Thor y no logra sentirse viva. Pero una vez entramos en acción ve frenado enormemente su protagonismo: desde la posesión del Aether deja de ser un rol con entidad propia y se convierte en un mero objeto conductor de la trama, un macguffin. No es que deje de aportar conflicto propio e interacción con los demás personajes, es que termina incluso sin hablar. Es un tanto decepcionante e incomprensible que los autores tomaran esta decisión.

El doctor Erik Selvig (Stellan Skarsgård) es un buen ejemplo de que se puede tener como secundario cómico a un científico loco y que no resulte gilipollas o incluso molesto, pero quizá podría haber aportado algo más que chistes Y el problema más grave llega con la inspoportable pareja de becarios. El humor, muy acertado por lo general, se fuerza demasiado hacia lo estúpido con estos dos niñatos cansinos, y para colmo tienen bastante presencia. Kat Dennings al menos resulta simpática, pero Jonathan Howard es un cero absoluto en carisma, y juntos se convierten en un tormento.

Todos acaban embarcados en una aventura ágil y amena, pero que no termina de sentirse trascendente y mucho menos original. Se repite el esquema más genérico del género, valga la redundancia: el plan megalómano de un villano sin más profundidad que ser malo porque sí, y las batallas de rigor llenas de grandilocuentes escenas de acción.

Hay momentos en que ni siquiera parece que pongan empeño en justificar la trama: la casualidad de que sea Jane quien se tope con la anomalía y la sustancia es muy conveniente, las indagaciones de los científicos y su aportación en la batalla final no terminan de entenderse bien. Los malos no dejan huella alguna: a pesar del fantástico diseño de criaturas, maquillaje y vestuario, carecen de personalidad, suponen una amenaza vaga (ahora ataco Asgard, ahora no, a pesar de que se nos dice que sus fuerzas son superiores), y en general no terminan de impresionar nada. Christopher Eccleston (de las primeras temporadas de la reencarnación moderna Doctor Who, 2005) aceptó interpretar a su líder, Malekith, por dinero, pero acabó harto de las incontables horas de maquillaje para hacer bien poco.

No hay pegas en el acabado. Alan Taylor (que viene de la televisión de alta calidad: Los Soprano -1999-, Juego de tronos -2011-…) nos ofrece una superproducción muy equilibrada, con cariño por los personajes, muy buen ritmo y gran dominio de la acción y los efectos especiales. Estos han mejorado respecto a la primera parte, solo alguna escena deja entrever las pantallas de fondo, como la huida en barco volador. Asgard resulta más espectacular, con unas panorámicas alucinantes, pero también más verosímil, debido al notorio cambio de diseño: hay menos oro chillón, más piedra y zonas habitables, con gente y vegetación; sin embargo, el mundo y las naves de los elfos negros siguen el estereotipo de negro , frío e inhabitable.

Tenemos cambio de compositor, algo habitual en la saga, pues los productores principales no han sabido mantener una línea coherente, de hecho, parecen ignorar completamente la importancia y fuerza de la música. De Patrick Doyle pasamos a Brian Tyler, quien mostró mucho talento en la miniserie Hijos de Dune (2003), pero aquí, como el veterano Doyle, apenas puede destacar por la obligación de mantenerse en un estilo muy comercial. Los momentos dramáticos dejan entrever sus aptitudes, pero las partes de acción son un tanto parcas y machaconas.

Thor: El mundo oscuro se puede considerar una entrega menor en la saga Marvel, en la línea de Iron Man 2 y 3, pero no deja de ser un entretenimiento muy digno.

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Saga Los Vengadores:
Iron Man (2008)
Iron Man 2 (2010)
Thor (2011)
Capitán América: El primer Vengador (2011)
Los Vengadores (2012)
Iron Man 3 (2013)
-> Thor: El mundo oscuro (2013)
Capitán América: El Soldado de Invierno (2014)
Guardianes de la galaxia (2014)
Los Vengadores: La era de Ultrón (2015)
Ant-Man (2015)
Capitán América: Guerra Civil (2016)
Doctor Strange (2016)
Guardianes de la galaxia, Vol. 2 (2017)
Spider-Man: Homecoming (2017)
Thor: Ragnarok (2017)
Black Panther (2018)
Los Vengadores: La guerra del infinito (2018)
Ant-Man y la Avispa (2018)
Capitana Marvel (2019)
Los Vengadores: Fin del juego (2019) (versión sin spoilers)
Spider-Man: Lejos de casa (2019)
Viuda Negra (2021)
Sang-Chi (2021)
Los Eternos (2021)
Spider-Man: Sin camino a casa (2021)
Doctor Strange en el multiverso de la locura (2022)
Thor: Love and Thunder (2022)

Byzantium


Byzantium, 2013, EE.UU.
Género: Drama, fantasía.
Duración: 118 min.
Dirección: Neil Jordan.
Guion: Moira Buffini.
Actores: Saoirse Ronan, Gemma Arterton, Sam Riley.
Música: Javier Navarrete.

Valoración:
Lo mejor: Tono vampírico (romántico, melancólico) muy conseguido. Las dos actrices: competentes y muy hermosas.
Lo peor: No ofrece nada nuevo ni nada llamativo.

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Byzantium capta bien el tono vampírico. Es un relato crepuscular (en el sentido del ocaso del estilo de vida de las protagonistas y de la raza vampira, no de la famosa saga adolescente), romántico y trágico a partes iguales, hermoso y melancólico, y con algo de sordidez y erotismo. La tristeza y frustración constante de Eleanor (Saoirse Ronan) por tener que vivir a escondidas, el logrado romance con el chico, que le trae nueva luz a su existencia, su cuidadora, Clara (Gemma Arterton), sobreviviendo como puede, los sueños que nunca se alcanzan, la puesta en escena que mezcla colores fríos y cálidos según la situación, la buena fotografía… Sí, basta ver unos pocos minutos para interesarse por un relato con buena atmósfera y con un estilo clásico muy logrado.

Sin embargo, un rato más de visionado deja claro también que no es capaz de ir más allá, que no va a conseguir una historia que deje una mínima huella en el espectador. No logra adquirir intensidad y originalidad suficiente como para resultar una narración genuina, ni llega a ser lo suficientemente conmovedora o inquietante como para causar impresión. Por ejemplo, todo esto lo lograba Déjame entrar sin problemas (aunque estuviera más inclinada hacia el misterio que al drama). Se ve sin llegar a aburrir, pero no deja un grato recuerdo.

Lo mejor, aparte de la correcta atmósfera, son las actrices, que realzan personajes interesantes pero apenas desarrollados. Saoirse Ronan hace muy creíble el despertar de la adolescente, y Gemma Arterton resulta verosímil como chica frustrada, acobardada y casi sin esperanzas. Y la belleza de ambas es innegable.

El retorno de Neil Jordan al género muchos años después de la afamada Entrevista con el vampiro no ha llegado a satisfacer como se esperaba, y la cinta ha pasado bastante desapercibida, aunque también es cierto que su distribución ha sido escasa.

Red 2


Red 2, 2013, EE.UU.
Género: Acción, comedia.
Duración: 116 min.
Dirección: Dean Parisot.
Guion: Jon Hoeber, Erich Hoeber.
Actores: Bruce Willis, Helen Mirren, John Malkovich, Mary-Louise Parker, Anthony Hopkins, Catherine Zeta-Jones, Neal McDonough, David Thewlis, Brian Cox.
Música: Alan Silvestri.

Valoración:
Lo mejor: Lo que queda de los personajes.
Lo peor: Insípida y aburrida.
Mejores momentos: Los celos entre Sarah y Katja.

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El éxito de Red fue bastante merecido. Como comedia de acción destacaba bastante en un panorama lleno de títulos repetitivos, de ideas agotadas. Los excelentes personajes, un ritmo bastante acertado y sobre todo el gran sentido del humor nos dieron una película bastante recomendable. La secuela es por el contrario una gran decepción. La chispa y energía de su predecesora no se ven por ninguna parte. Los personajes son una sombra de lo que eran, estirados sin sacarles mucho partido. El humor carece de originalidad, pero también de gracia: apenas consigue llevarte a la carcajada.

Por suerte los protagonistas eran tan buenos que lo poco que queda de ellos basta para salvar la función. Cada tramo dedicado a cada uno de ellos resulta divertido debido a sus peculiares personalidades, y la dinámica entre todos mantiene al relato en una constante sensación de que hay un buen poso y en seguida va a coger carrerilla… Pero el embrujo dura poco, porque una vez se va formando una perspectiva global de la narración queda claro que los guionistas no saben muy bien cómo enlazar un capítulo con otro y mover a los protagonistas hacia algo interesante. Es decir, el argumento es endeble y difuso, se salta de acá para allá sin motivos claros (damos la vuelta al mundo varias veces sin razón alguna), vemos metraje y más metraje sin tener a la vista un objetivo concreto.

En la primera entrega alabé a los actores bastante merecidamente, pero aquí se nota que no tienen material con el que trabajar, todos van con el piloto automático puesto. La puesta en escena es correcta, destacando de nuevo por ser sobria y efectiva en comparación con los cansinos artificios del cine de acción actual.

Nada original, poco graciosa, con un ritmo bastante caótico, Red 2 resulta un aburrimiento bastante grande. No llega a ser mala, pero tampoco logra resulta un visionado que deje buenas sensaciones: se ve con pasividad, sin despertar emociones en ningún sentido, y se olvida al instante. Otra saga echada a perder.

Objetivo: la Casa Blanca


Olympus Has Fallen, 2013, EE.UU.
Género: Acción.
Duración: 119 min.
Dirección: Antoine Fuqua.
Guion: Creighton Rothenberger, Katrin Benedikt.
Actores: Gerard Butler, Aaron Eckhart, Morgan Freeman, Dylan McDermott, Rick Yune, Angela Bassett, Melissa Leo, Radha Mitchell.
Música: Trevor Morris.

Valoración:
Lo mejor: Espectacular y entretenida como pocas del género en los últimos años.
Lo peor: No ofrece nada nuevo o llamativo, se ve y se olvida.
Mejores momentos: El asalto al completo.

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Como ocurre muchas veces en Hollywood, dos películas de estilo y argumento muy semejantes llegan más o menos a la vez, tal es la escasez de ideas. Deep Impact y Armaggedon son el ejemplo de que se puede hacer bien, aportando dos puntos de vista distintos (una es seria y realista y la otra de acción y cachondeo gamberro), pero otros títulos lo único que hacen es remarcar esa falta de originalidad. Objetivo: la Casa Blanca (Olympus Has Fallen) y Asalto al poder (White House Down) representan ese lado malo, destacando aún más por lo poco novedosas que resultan en el género. En cuanto a la comparación entre ambas, la victoria es clara. La cinta de Antoine Fuqua, la aquí analizada, es un divertimento agradable, mientras que la de Roland Emmerich resulta un despropósito, un insulto al cine y la inteligencia del espectador.

La trama y los personajes se describen con topicazos bastante descarados, pero los diálogos son correctos y las escenas, aunque sin duda previsibles (ese prólogo que señala una tragedia reciente para dar bagaje al rol central), tienen un sentido claro y efectivo. Hay algún personaje mejorable o que requiere un salto de fe grande, como el traidor imposible (ese que traiciona a su país y amigos porque sí), pero aquí no se cae en el nivel ridículo de Asalto al poder. Los secundarios se definen brevemente y sin exagerar innecesariamente peculiaridades reconocibles, sino dándoles escenas jugosas. Además no son rematadamente estúpidos, y las disputas entre altos mandos no dan vergüenza ajena: el héroe resuelve situaciones porque es el que está en mejor lugar para ello, no porque los de su bando sean gilipollas perdidos y los enemigos patosos increíbles.

El reparto es crucial a la hora de dar algo más de densidad a los protagonistas: Aaron Ekhart, Morgan Freeman, Melissa Leo, Angela Bassett, y Robert Foster se esfuerzan como si esto fuera un drama oscarizable; Aaron Eckhart hace tiempo que merece un papel que lo lance definitivamente al estrellato. La figura central es un héroe clásico, pero de sobras simpático, y aunque sabemos que saldrá siempre airoso las escenas tienen el punto justo de intriga e intensidad para emocionarse con ellas. Con bastante carisma Gerard Butler sostiene medio relato él solo.

En cuanto a la acción, esta resulta de buen nivel. El asalto a la Casa Blanca es espectacular. El plan de los malos, con varias fases, resulta complejo y verosímil. Las escenas del avión disparando, los tiroteos y explosiones y la derrota de los buenos forman una secuencia digna de aplauso, de lo mejorcito del género en muchos años (tampoco es que haya mucho con lo que comparar). Los conflictos a tiros en el interior el edificio del gobierno son escasos pero bien aprovechados, los intentos de recuperar el control dan el tipo, el desenlace es algo facilón pero eficaz… En conjunto, el ritmo es trepidante y carece de bajones llamativos. La dirección de Antoine Fuqua es efectiva en todo momento, logrando logra aparentar más presupuesto del que tiene. Los efectos digitales se notan, pero no molestan porque no se abusa de ellos de forma innecesaria como en la de Emmerich. También se agradece que haya algo de violencia y sangre explícita.

Objetivo: la Casa Blanca funciona sin problemas como lo que es: un entretenimiento sin pretensiones. Conoce a la perfección sus limitaciones y sus bazas, no cae en manías cansinas ni excesos cargantes y divierte sin problema alguno. Es un producto destinado al consumo rápido, pero también una obra de sobra profesional, de hecho, al lado de la mierda ponzoñosa de Emmerich es toda una lección de cine.

Mud


Mud, 2012, EE.UU.
Género: Drama.
Duración: 130 min.
Dirección: Jeff Nichols.
Guion: Jeff Nichols.
Actores: Matthew McConaughey, Tye Sheridan, Jacob Lofland, Sam Shepard, Ray McKinnon, Sarah Paulson, Reese Witherspoon.
Música: David Wingo.

Valoración:
Lo mejor: Buena fotografía y actores.
Lo peor: Demasiado larga y descentrada.

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El relato es un clásico del cine independiente: una historia sencilla de superación y crecimiento personal que se aleja de los cánones hollywoodienses (llenos de clichés y moralina barata) para inclinarse hacia un retrato más realista y detallista de sociedades e individuos. Seguimos la vida de un preadolescente que busca su lugar en el mundo, chocando con los primeros problemas del paso a la edad adulta entre las dificultades añadidas del típico ambiente del Estados Unidos profundo (pobreza, marginalidad). El entorno es ciertamente atractivo, pues la vida alrededor del río Mississippi en la época presente no se ha visto mucho; la descripción del lugar y sus gentes es eficaz, y los paisajes se captan bastante bien. Pero en la aventura del crío no hay un arco argumental bien definido, se salta entre varias historias si un objetivo claro. No hay una gran trama, ni una evolución psicológica que justifique la mayor parte de los capítulos.

El guion y la dirección son obra de Jeff Nichols, pero mi impresión es que lo que parece funcionar bien en papel el realizador no es capaz de sacarle todo el jugo que podría al pasarlo a imágenes. Estoy convencido de que con mejor ritmo y mayor cercanía hubiera resultado una historia más natural y amena, pues muchas escenas arrastran demasiada pompa, con lo que la naturalidad y fluidez de la narración se resienten. Nichols rueda con un tono que parece gritar «esta es una compleja y profunda película», cuando evidentemente no lo es, ni puede serlo porque no hay material para ello. También resulta un lastre la manía de sacar planos de la naturaleza, uno detrás de otro, de emplear mini documentales como transición entre escenas, inflando el metraje sin aportar nada, hasta el punto de que parecen cortes de publicidad que te sacan por completo de la proyección. Una cosa es mostrar el entorno de manera que forme parte de la historia (que en principio parecía ir por buen camino), otra es irse a tal extremo.

Entre el tono grandilocuente, el metraje inerte y la falta de rumbo en la odisea del chaval la película avanza con ritmo aletargado y se hace larguísima para lo simple que es en realidad. Y hablando de simpleza, el tema de las serpientes resulta demasiado facilón y evidente, y no parece aportar mucho excepto algo de sensacionalismo para darle empaque a la parte final, donde la sencilla trama iba perdiendo fuelle. Por desgracia Nichols se empeña en exprimir el sensacionalismo en el desenlace: el tiroteo es un despropósito. De repente, una película seria como esta se convierte en una de acción exagerada. La secuencia es una salida de madre impresionante donde la falta de credibilidad tira por tierra la narración en su momento culmen. Te quedas con cara de «¿y esto de dónde sale, es que no sabía cómo terminar la película?». Parece que no.


Con todo, el problema es más de ver un potencial desaprovechado que de mala calidad. Había en el guion dosis de realismo, drama y emoción suficientes para lograr una historia mucho más entretenida y certera, pero tanta pretenciosidad lo echa a perder. Quise darle otra oportunidad a Jeff Nichols tras el despropósito de Take Shelter, y si bien es evidente que anda más centrado queda claro también que todavía le falta bastante experiencia para saber construir una buena película. Del género, no puedo dejar de recomendar una que sí acertó de lleno como drama rural sencillo pero emotivo: la magnífica Winter’s Bone.