El Criticón

Opinión de cine y música

Archivos mensuales: febrero 2009

El intercambio

Changeling, 2008, EE.UU.
Género: Drama.
Duración: 141 min.
Director: Clint Eastwood.
Escritores: Joe Michael Straczynski.
Actores: Angelina Jolie, Gattlin Griffith, Michael Kelly, John Malkovich, Colm Feore, Devon Conti, Jeffrey Donovan.
Música: Clint Eastwood.

Valoración:
Lo mejor: Dirección artística, fotografía, dirección.
Lo peor: Es monótona y excesivamente larga. No atrapa en ningún momento. La música es horrenda y cansina. Y me da la sensación de que por llevar el apellido Eastwood se sobrevalora demasiado.
Mejores momentos: El relato de la fuga de los niños contado por uno de los supervivientes. Uno de los críos cavando en la fosa común para demostrar los hechos a la policía.
El plano: El que se ve mientras aparecen los créditos finales, un auténtico vacile de presupuesto.
El título: No confundir Changeling (El intercambio) con The Changeling (Al final de la escalera), una espléndida película de misterio y terror de los ochenta.

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No pongo en duda que Clint Eastwood es muy buen director y por lo general realiza obras de bastante calidad, pero tampoco me cabe duda de que su nombre pesa mucho, y en ocasiones vale más que sus producciones. Algunas de sus cintas recientes más aclamadas, como Million Dollar Baby o esta El intercambio, son vendidas y loadas como si de obras maestras se trataran. Para un servidor no lo son, se quedan en buenas películas sin más.

Joe Michael Straczynksi es un guionista ya mayorcito cuyo mayor mérito es haber sido creador y escritor de la mítica Babylon 5, una de las mejores series de la historia (por no decir la mejor, puesto que para mí ocupa Urgencias). Aparte de eso su carrera no es lo que se dice de gran nivel, pues escribió unos cuantos capítulos de series menores y poco más. Últimamente se le conocía más en el mundo del cómic, donde se encargó de alguna saga de Spider-Man (Amazing Spider-Man concretamente), y dado el éxito que tuvo pronto el trabajo se le multiplicó de forma asombrosa: Fantastic Four, Doctor Strange, Squadron Supreme, etc., todos bastante aclamados (en especial Midnight Nation, que tuvo críticas espléndidas y más que merecidas –es uno de los pocos cómics que ha conseguido fascinarme-). Pero la cosa está cambiando. Ahora está entrando en el juego de Hollywood, escribiendo guiones para películas de alto presupuesto. Como seguidor suyo, me alegro muchísimo, y más aún si tengo en cuenta que cuanta más fama adquiera, más posibilidades habrá de ver una película de Babylon 5 en cines.

Pero volvamos a El intercambio. Straczynski hizo una ardua y gigantesca labor de investigación para dar forma al relato sobre esta historia real tan trágica. Su labor es en encomiable: no se le escapa un detalle, todo está minuciosamente retratado. Pero ese es también en cierta manera un punto negativo: la historia resulta demasiado documental, y los hechos pesan más que los propios personajes. Sí, el de Angelina Jolie es prácticamente el eje central de la trama, pero no es un carácter que atrape por completo, mientras que los secundarios tienen una presencia limitada y estos sí que resultan poco interesantes. No ayuda tampoco su longitud, a todas luces excesiva, ni su ritmo tan lento, ni la sensación de que da muchas más vueltas de las necesarias.

Clint Eastwood ofrece una realización clásica muy profesional, con una escenificación muy cuidada apoyada en una fotografía exquisita y una dirección artística encomiable. Sin embargo falla a la hora de dar intensidad al relato, que resulta demasiado frío y largo y no consigue despertar verdadero interés, de hecho en muchos tramos ni me acordaba del niño desaparecido. En el tramo final es cuando más se nota el exceso de metraje, siendo los juicios nada atractivos y habiendo escenas claramente innecesarias (esa de la apuesta de los Oscar no pinta nada). Y como viene siendo habitual en el veterano realizador, no ayuda nada que él mismo se encargue de la música. La partitura es limitadísima, cargante y molesta en toda la cinta, y como ésta no es corta termina siendo insufrible. Una buena música es un sustento esencial, pero no parece querer enterarse y arrastra este problema desde hace años.

Sobre el trabajo actoral diría que se ha sobrevalorado en demasía la labor de Angelina Jolie. Está muy bien, pero dista de ofrecer la interpretación colosal que nos venden. Su registro se limita a llorar y poner cara de pena (¿cuántas veces se lleva la mano a la boca?), no es un papel que impacte tanto como para escribir los ríos de tinta que se han escrito. De los secundarios, al pasar estos casi desapercibidos, no recuerdo que ninguno estuviera tan bien como para merecer una cita.

En pocas palabras, El intercambio es artesanía de calidad, pero como relato cinematográfico carece de garra, es solamente una película más. Este año las hay mucho mejores (de hecho me parece una temporada muy buena si la comparo con los anteriores).

El curioso caso de Benjamin Button

The Curious Case of Benjamin Button, 2008, EE.UU.
Género: Drama.
Duración: 166 min.
Director: David Fincher.
Escritores: Eric Roth.
Actores: Brad Pitt, Cate Blanchett, Tilda Swinton, Taraji P. Henson, Elle Fanning, Julia Ormod.
Música: Alexandre Desplat.

Valoración:
Lo mejor: El presupuesto luce, la puesta en escena es bastante buena. La música de Alexandre Desplat es preciosa.
Lo peor: Es larga, larguísima, de narración apática y descentrada. Es fría, distante, aburrida, previsible…
Mejores momentos: La escena del submarino.

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Una película es una narración, es decir, es el relato de unos hechos generalmente ficticios, aunque a veces estén basados en datos reales. ¿Por qué digo esto? Porque quería indicar que en una película el guión es el elemento principal, y la dirección es la que le da forma. El resto es secundario, el resto son aspectos que sirven para edificar el conjunto de manera más o menos detallada, realista o incluso ampulosa. Por supuesto, un filme puede tener un gran guión y ser éste desaprovechado por una realización (desde dirección a detalles como el vestuario) de pena; o al revés, un libreto mediocre puede dar una obra más que decente si los encargados de construirla saben lo que hacen y los medios disponibles son amplios (un buen ejemplo es La guerra de los mundos de Spielberg). También hay casos donde una producción se hace famosa por la asombrosa calidad de uno de estos apartados. Por ejemplo Barry Lindon y su espléndida fotografía, aunque la obra en general no fuera para echar cohetes. En resumen, que una película puede ser muy lustrosa visualmente pero aún así ser de poca o ninguna calidad. Por citar los primeros ejemplos que me vienen a la mente, tenemos las recientes Expiación o Pozos de ambición. Y en esta categoría meto también El curioso caso de Benjamin Button, una cinta asombrosamente aclamada que para mí es sin duda la proyección más aburrida que he soportado en mi vida.

Ciento cincuenta millones de presupuesto lucen, vaya si lucen: la recreación de las distintas épocas y lugares es virtuosa y hermosa, y además permite escenas muy espectaculares, como el episodio del submarino. El maquillaje, con soberbios trucos digitales, es de lo mejor que he visto; nunca la recreación de ancianos y jóvenes ha sido tan creíble. La música es conmovedora y muy versátil. La fotografía es expresiva y saca buen partido de la excelente ambientación. David Fincher es muy buen director, y se nota en la exquisita forma que da a las escenas, en las que saca notable partido de los amplios recursos disponibles. Pero su labor está muy por encima de lo que ofrece el guión, y por más malabares que hace con las imágenes éstas no consiguen despertar emoción alguna, porque son solo eso, imágenes y escenas sueltas. La narración se desarrolla por segmentos, historias variadas sobre la vida y la muerte, sobre el inevitable ciclo de la naturaleza humana (nacer, madurar, marchitar), historias que son bastante mundanas y previsibles, poco llamativas y por lo general frías, desapasionadas. La falta de cohesión entre las distintas escenas provoca desligamiento, falta de interés. Algunas son bonitas, unas pocas resultan incluso impresionantes… pero la mayor parte no sirve para nada o están muy alargadas. Lo del reloj no tiene sentido, no aporta nada a la historia, la aventura con el personaje de Tilda Swinton se hace eterna, lo del submarino mola mucho pero tampoco tiene razón de ser… y así hasta que uno se pregunta qué está viendo, qué pretenden contarnos. La mezcla de estilos tampoco funciona, habiendo instantes que descolocan completamente, como el momento en plan Amelie, el del accidente de coche, que es largo y artificioso. Y por si fuera poco al personaje principal le falta personalidad, valga la redundancia. Se limita a ir por la vida como un ente vacío. Cuesta creer que las mujeres, en especial una tan madura como la que interpreta Cate Blanchett, se interesen por él.

La interpretación de Brad Pitt está al nivel de su personaje: insustancial. Es ridículo que se le nomine al Oscar por este papel cuando este mismo año realiza uno magnífico en Quemar después de leer (aunque en ésta sea secundario). Cate Blanchett deslumbra por su belleza y carisma, pero no tiene entre manos un carácter demasiado complejo como para lucirse; cumple con profesionalidad y ya está. Las secundarias y desconocidas Taraji P. Henson y Julia Ormond son las más destacables del reparto, ofreciendo la primera una interpretación apasionada y la segunda una más comedida, con una correcta escenificación del dolor humano en sus escasas apariciones.

El curioso caso de Benjamin Button es una cinta torpe, demasiado irregular e ineficaz. Es incomprensible, aburrida e insoportable. La única impronta que deja son escenas y planos puntuales y una música deliciosa, porque en su conjunto es indescriptiblemente lenta y tediosa y transmite la sensación de que no ha contado nada digno de mención. Como obra del mismo estilo es mucho más recomendable Big Fish, de Tim Burton: emotiva, con vitalidad, narrada con firmeza en una dirección concreta.

El curioso caso de Benjamin Button es la cinta sobrevalorada del año, siempre hay alguna.

Outlander

Outlander, 2008, EE.UU.
Género: Acción, aventura, Ciencia-ficción.
Duración: 115 min.
Director: Howard McCain.
Escritores: Dirk Blackman, Howard McCain.
Actores: James Caviezel, Sophia Myles, John Hurt, Jack Huston, Ron Perlman.
Música: Geoff Zanelli.

Valoración:
Lo mejor: Es bastante entretenida. La ambientación (vestuario, decorados, localizaciones) es más que correcta.
Lo peor: Parece compuesta por trozos de otras películas. Es demasiado previsible. La dirección es mediocre. Y podría haber dado mucho más de sí.
Mejores momentos: Como era de esperar, la mayoría de los ataques de la criatura, en especial cuando los protagonistas se preparan para defenderse (la aparición de la otra tribu, las trampas, el enfrentamiento final en las cuevas –aunque se les va la mano exagerando con el tamaño del lugar y la innecesaria y absurda presencia de ríos de lava-).
El plano: La criatura oculta en la niebla, vista tan sólo por la tenue luz de la antorcha que lanza el héroe.
El absurdo: Romper la señal de socorro cuando la nave de rescate se ve a simple vista… y que ésta se dé la vuelta al dejar de recibir dicha señal sin comprobar si al aparato se ha estropeado y hay supervivientes. Ridículo hasta resultar indescriptiblemente penoso.

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Cogemos un poco de Alien, otro tanto de El guerrero nº 13, reescribimos las leyendas de Beowulf, incorporamos elementos de Pitch Black e incluso Matrix, y lo unimos todo sin mucho esfuerzo para obtener un producto de Ciencia-ficción de serie B que sólo gustará a los amantes del género, entre los que me incluyo.

Outlander es entretenida y no tiene momentos de vergüenza ajena (muy proclives a verse en el cine de CF o fantasía de bajo presupuesto), los caracteres resultan simpáticos a pesar de su simpleza, la criatura mola (sin más, no es nada revolucionaria; no es tan fascinante como la de The Host, por ejemplo) y… y… bueno, el resto no es para echar cohetes, pero el conjunto funciona como visionado sin pretensiones. Es una pena sin embargo que no se pusiera más empeño en el guión para apartarse de los tópicos y los remedos sacados de otras cintas, y que la dirección sea floja en general y bastante malilla en las escenas de acción (caóticas, confusas, desaprovechadas). Pero el aspecto más negativo que veo en ella es que resulta excesivamente previsible. Todo lo que va a ocurrir se puede predecir de antemano incluso desde los primeros minutos del metraje, no dejando hueco para la sorpresa ni para que nos interesemos de verdad por lo que está ocurriendo y por el futuro de los personajes.

Le ha faltado también aprovechar más algún buen apunte, como el choque cultural del protagonista con los vikingos (pues viene de una civilización muy avanzada), expuesto muy brevemente en un par de momentos en los que se preocupa por la posición de la mujer en esa cultura, o ahondar en los remordimientos del mismo por el afán conquistador de su raza, que se dejan también muy en el aire y podrían haber dado bastante de sí como conflictos internos del personaje (y eso de rechazar el volver con los suyos para quedarse con otros igual de brutos e incivilizados no convence a nadie).

En cuanto al trabajo actoral, la presencia de un veterano como John Hurt es siempre interesante, pero al resto le faltan capacidades interpretativas y sobre todo carisma. Jim Caviezel, a pesar de que suele meterse en proyectos originales y por ende atractivos, es bastante limitado y sosaina, Sophia Myles no aporta mucho más allá de sus hermosos ojos, Ron Perlman aparece durante unos segundos para tener la muerte más rara que he visto (no consigo decidirme entre si es divertida y asombrosa o estúpida e innecesaria), y Jack Huston (clavadísimo a Karl Urban en su papel de Eomer) simplemente parece translúcido, como si no estuviera.

Por citar otras semejantes, Pitch Black (David Twohy) es bastante más interesante, pues a pesar de que tampoco era un derroche de originalidad al menos aportaba cosas propias (sobre todo personajes de calidad), el Beowulf de Robert Zemeckis fue muchísimo más espectacular, y la comparación con El guerrero nº 13 (John McTiernan) sería injusta, pues juega en una liga superior.

Appaloosa

 

Appaloosa, 2008, EE.UU.
Género: Oeste.
Duración: 115 min.
Director: Ed Harris.
Escritores: Ed Harris, Robert Knott.
Actores: Ed Harris, Viggo Mortensen, Jeremy Irons, Renée Zellweger.
Música: Jeff Beal.

Valoración:
Lo mejor: La pareja protagonista (personajes y actores).
Lo peor: Todo lo demás.
Mejores momentos: Cuando descubren a la chica bañándose en pelotas con sus captores y por fin se dan cuenta de que es una zorra de cuidado, y las discusiones que tienen luego al respecto.

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El género del oeste no me despierta especial interés, pero no puedo negar el atractivo que tenían los recientes estrenos de El tren de las 3:10 (que al parecer ha llegado a España por fin, aunque sin que nadie se enterara) y Appaloosa por el prometedor reparto y la buena pinta de sus avances. Sin embargo, donde una me supuso un grato reencuentro con un tipo de cine que se ve muy poco desde que pasó de moda, la otra me resultó una decepción y me aburrió considerablemente.

En su segunda incursión como director (la primera fue Pollock) y su primera como escritor Ed Harris elabora una historia del oeste muy típica: el enfrentamiento de dos amigos contra un grupo de forajidos. Lógicamente esto no sería un gran problema si el producto en su conjunto despertara interés, si su desarrollo mantuviera un buen ritmo e intensidad y contuviera buenas escenas y otras tantas cosas que contribuyan a embellecer una obra cinematográfica (música, personajes, montaje, fotografía, diálogos…). Pero la mayoría de estos elementos son en Appaloosa insustanciales cuando no evidentemente mediocres.

No puedo hablar de una aventura apasionante, porque me resultó sumamente tediosa a pesar de que los caracteres me caían simpáticos y los actores principales cumplen con creces (Ed Harris, Viggo Mortensen y Jeremy Irons, exceptuando la siempre sobrevalorada Renée Zellweger). El guión es demasiado simple y lineal, no aporta nada distinguible, carece de entidad y densidad y en él hay algunos aspectos un tanto deficientes, como algunos diálogos tontorrones (cansino los juegos que se traen los protagonistas con las palabras) y algunas escenas mal desarrolladas (penoso cuando los personajes explican qué va a suceder ahora, qué van a hacer). La realización es correcta, sobre todo gracias a una buena fotografía, pero entre la poca chicha de la trama y el ritmo tan pausado que ofrece Ed Harris (qué largas y banales se hacen algunas conversaciones) la proyección se hace eterna.

Otro aspecto remarcable es que la música (de Jeff Beal, autor que viene de la televisión, de hecho es mi compositor de series favorito) resulta también muy cargante por lo general y molesta en algunas ocasiones. Tenemos una partitura totalmente fallida y un empleo de la misma más o menos igual de torpe, con lo que afea aún más esas escenas torponas y mal desarrolladas.

En general no puedo decir que sea mala película (aunque se queda a las puertas de ser un estropicio), pero tampoco soy capaz de sacarle nada bueno que la haga recomendable aunque sea para pasar el rato.