Si en su momento hablé de la notable repercusión que causó la sustitución de Gabriel Yared por James Horner en la elaboración de la banda sonora original de Troya (Wolfgang Petersen, 2004), casi sin duda el caso que más ha dado que hablar de los muchos conocidos y no tan conocidos que ocurren con más frecuencia de la que cabe imaginar en Hollywood, ahora voy a hablar de otro suceso semejante que quizá no habría tenido tanta importancia si no fuera porque el reemplazo del primer autor seleccionado no fue lo único que sufrió El guerrero nº 13, pues la película pasó por varios montajes tras la sorprendente destitución de su director.
Graeme Revell, un músico eficaz aunque no muy conocido, cuyas obras más destacables podrían ser El cuervo, Pitch Black y Planeta Rojo, entre otras, fue el compositor desplazado. Parece ser que, sabiendo que es algo que ocurre con frecuencia, se lo tomó con resignación, al contrario que Yared, quien sufrió mucho (claro que su esfuerzo y resultado fue histórico, y él lo sabía). La partitura final recayó en Jerry Goldsmith, quien confeccionó una música casi sublime, la última gran obra con la que nos deleitó antes de fenecer unos años después. Dicha composición se diferencia bastante en estilo y no me cabe duda de que supera a la de Revell, pero sin embargo hay que decir que la partitura que fue echada para atrás es de gran nivel (para muchos, lo mejor del autor), y siempre nos quedará la duda de cómo de bien podría haber funcionado con las imágenes… y más importante aún, cómo habría funcionado en el montaje que John McTiernan tenía confeccionado antes de que el productor Michael Crichton metiera mano.
Fue en el verano de 1996 cuando John McTiernan (Jungla de cristal, Depredador) se interesó en el proyecto de Eaters of the Dead (Devoradores de cadáveres, estrenada finalmente como The 13th Warrior, El guerrero nº 13), adaptación de la novela de mismo nombre de Michael Crichton (Parque Jurásico, Esfera), un autor de best-sellers que también está muy metido en el mundo del cine como escritor y productor (Parque Jurásico, Twister, Congo…).
McTiernan, quien recientemente estuvo en juicios por mentir al FBI, aunque parece que tras declararse culpable se ha librado de la cárcel y tiene actualmente nuevos proyectos en marcha, encontró financiación en Touchstone, perteneciente a Disney, en el segundo trimestre de 1997. Es en el verano de este mismo año cuando comienza el rodaje en exteriores de Vancouver, Canadá, lugar bastante empleado en cine y televisión porque ofrece una reducción considerable de presupuesto comparado con lo que les costaría la realización dentro de su propio país. Prolongándose hasta el otoño, fue un rodaje sin incidentes remarcables.
Siendo la post-producción el momento en que el compositor debe empezar a trabajar sobre los primeros montajes de la película, McTiernan pidió a Basil Poledouris que se encargara de la banda sonora. A pesar de que el director tenía muy en mente la mítica Conan el Bárbaro, con sus sonoridades heroicas tan características, Poledouris rechazó la oferta y el trabajo recayó en Graeme Revell. Mientras tanto, la película se monta con los consabidos temps-tracks, temas temporales de orígenes dispares empleados para ir viendo cómo funcionan las escenas y qué tipo de música resulta más adecuada. Fueron utilizados temas de Braveheart, La misión, Waterworld…
Los primeros pases de prueba no son recibidos con entusiasmo. El estreno de Eaters of the Dead se retrasa unos meses y se cambia el confuso título a The 13th Warrior. Antes del verano de 1998, a pesar de que McTiernan sigue montando la película y la música de Revell se está grabando, Michael Crichton, principal productor, lo destituye en las labores de dirección argumentando que se ha apartado de la historia original. Unas fuentes indicaron que la película podría ser muy floja, otras que era tan buena que querían redondearla, pero fuera como fuera, seguramente por encima de todo se quería aprovechar el creciente éxito de Antonio Banderas (de moda ante el inminente estreno de La máscara del Zorro) para lanzarla como una producción taquillera bajo el tirón del nombre de una estrella. Y lo cierto es que vista la versión estrenada es evidente que se realzó la presencia de Banderas a costa de reducir la importancia del resto de los interesantísimos caracteres.
La llegada de Michael Crichton fue contundente: prescindió de Graeme Revell en un abrir y cerrar de ojos y consiguió traerse a Jerry Goldsmith, músico que rondaba los setenta años pero manteniéndose en plena forma. Si la partitura de Revell buscaba un acercamiento a la cultura árabe y un toque étnico para adaptarse a la época del relato, Crichton quería el modelo de acción heroica de Goldsmith, más clásico y típico pero de comprobada eficacia. Lo que ofreció Goldsmith fue eso mismo pero con una calidad extraordinaria, una música de sonoridades espectaculares que se unía con suma eficacia a las imágenes. Por lo tanto, no fue una sustitución que merezca ser tildada de injusta, excepto si tenemos en cuenta que ocurrió porque un productor megalómano rehizo la película a su gusto. Cabe citar que los pósters y trailers llevaron el nombre de Graeme Revell durante mucho tiempo.
Tras varios montajes que no terminaban de funcionar en los pases de prueba y presentaciones varias y un presupuesto disparado por el rodaje de nuevas escenas (hay quien lo cita por encima de los cien e incluso ciento cincuenta millones), el consecuente retraso nos lleva hasta el verano de 1999, nada más y nada menos que más de un año después del reemplazo del director original y casi coincidiendo con la llegada de El secreto de Tomas Crown, dirigida por el propio John McTiernan. Es en agosto cuando El guerrero nº 13 se estrena por fin, para a continuación ir llegando con demasiada lentitud al resto de países (en España, en octubre). El viaje por la taquilla fue poco vistoso, con unos míseros treinta millones en EE.UU. y lo mismo en el extranjero, con lo que se quedaba hacia la mitad de una inversión que había superado en exceso la inicialmente prevista. Tampoco ha disfrutado de una buena distribución en DVD, siendo prácticamente imposible de encontrar hoy día en nuestro país. A pesar de que se ha ganado cierto estatus de culto (no tanto como Conan el bárbaro, que por cierto me parece muy inferior) y se ha emitido en numerosas ocasiones en televisión en abierto, sigue siendo una película de la que pocos hablan.
Viendo el resultado final de El guerrero nº 13 y conociendo cómo funciona la industria de Hollywood, no sin ciertas dudas me inclino por la opción de que remodelaron un producto personal de calidad para obtener algo más comercial. Pero a pesar de que el éxito fue moderado (o considerablemente infructuoso si atendemos a lo que costó) y tuvo críticas muy flojas sobre todo en EE.UU., considero que es una excepcional cinta de aventuras de las que no se veían desde hace décadas, primando la historia, el sentido de la aventura y el entretenimiento y la realización (exquisita dirección y fotografía, personajes carismáticos…) sobre la artificialidad de los actuales productos comerciales sostenidos por efectos especiales (la trilogía de Piratas del caribe, el mejor ejemplo). Parece ser que nunca sabremos si McTiernan tenía entre manos algo de aún mayor envergadura y lo estrenado no fue más que una cinta remodelada para dar más protagonismo a Antonio Banderas, aunque ésta resultara de gran calidad, pues el propio director ve imposible que su montaje vea la luz alguna vez.
Con la banda sonora creada por Graeme Revell hemos tenido al menos algo más de suerte, pues al igual que ocurrió con la de Gabriel Yared ésta no tardó en filtrarse a Internet y se puede hallar sin mucha dificultad. Sin embargo, como ocurre en el caso citado la edición no es definitiva, tanto porque quizá la composición final hubiera cambiado un poco como porque la grabación no está bien pulida. Además, quien la filtrara no tuvo la delicadeza de mantener la calidad del formato original, convirtiéndola al dichoso mp3 con la consecuente casi desastrosa mutilación en la calidad del sonido. Pero menos es nada, y poder escucharla es suficiente para los fans de las bandas sonoras de cine.
Grame Revell nació en 1955 en Aukland (Nueva Zelanda). Suyas son obras como Pitch Black, El Santo, Planeta Rojo, El cuervo…
Su web oficial es: web http://www.graemerevell.com
Jerry Goldmisth nació en 1929 en Los Ángeles, y falleció allí en 2004. A él le debemos míticas obras como Desafío total, Star Trek la película, Alien, La profecía…
Su web oficial es: no existe o no la he encontrado.
Agradezco la inestimable ayuda del sitio web http://eaters.ifrance.com, sin cuya recopilación de entrevistas y fechas no habría podido realizar una artículo tan minucioso.