Patrick Doyle – Harry Potter and the Goblet of Fire Género: Banda sonora original Año: 2005 Valoración:
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Cuando John Williams tuvo que dejar de lado la composición de la cuarta entrega de la saga de Harry Potter se recurrió a un autor bastante desconocido por el público en general. Pero no era un cualquiera, pues Patrick Doyle tiene una completa carrera llena de trabajos de enorme calidad, como muchas partituras para películas de Shakespeare de Kenneth Branagh, entre ellas alguna impresionante, como Henry V.
El estilo habitual de Doyle es muy distinto al de Williams, más sombrío y rudo. Pero se adapta muy bien a las necesidades de las películas y, al igual que Williams, es capaz de crear registros muy variados, muy ricos, y sobre todo con una orquesta sencillamente perfecta. El compositor ha recurrido, por temática del filme, a sonidos más tensos y tétricos; además, ha dejado constantemente huellas de su origen inglés, algo que dada la nacionalidad de la obra a la que orquesta viene a complementar perfectamente el conjunto.
Como estamos dentro de una misma saga, las comparaciones son casi ineludibles. La parte de Williams fue muy buena, aunque no tan completa como cabía esperar de este autor… hasta que llegó El prisionero de Azkaban, un trabajo muy notable con temas inolvidables. Pero no puedo evitar decir que Patrick Doyle ha llevado la música a un nivel incluso, por difícil que parecía, superior. En su partitura no hay un solo agujero; incluso en los temas más largos y en apariencia sencillos o atmosféricos existen complejas composiciones, tanto que parece haber distintas melodías en un mismo instante. Prueba de ello es el tema más destacable de esta edición, el de Voldemort, un tema intensísimo pero empleado de forma muy atmosférica en varias ocasiones, momentos en los que también está dotado de una composición extraordinaria.
Los cortes más destacados son grandes temas, de esos momentos antológicos inolvidables. La mayoría son de la parte que contiene más acción, pero también los hay dedicados a secuencias de intriga y tensión y otros más alegres y bellos: The Quidditch World Cup, The Dark Mark, Golden Egg, Harry in Winter, The Black Lake, The Maze, Voldemort. El que haya seleccionado tantos temas bajo la etiqueta de imprescindibles no implica que el resto no sean interesantes o no tengan tanta calidad, sino que hay muchísimo que destacar en un trabajo ya de por sí magistral. Procedo a describir las distintas piezas y opinar sobre ellas:
The Story Continues contiene uno de los únicos momentos que toman brevemente un tema de las anteriores entregas. Acompaña a la introducción del filme, y tanto las escenas mostradas como la música empleada denotan un severo cambio en el estilo empleado: mucho más oscuro e inquietante.
Frank Dies muestra unas melodías que representan el recurrente tema de Voldemort, siendo por necesidad el más oscuro del disco. Metales y vientos, sostenidos sobre sutiles percusiones, crean un ambiente de muchísima intriga para acompañar a la presentación del archienemigo.
The Quiddicth World Cup representa uno de los instantes más alegres de la historia, además de retratar el brevísimo mundial de Quidditch. Espectaculares percusiones y orquesta con un marcadísimo toque inglés abren paso a la segunda parte del corte, donde las percusiones se recrudecen y se apoyan en masculinos coros y en contundentes vientos. No llega a los dos minutos de duración, pero se alza directamente como uno de los mejores momentos del disco. En tan pocos segundos Doyle ha condensado de forma magistral un tema de enorme fuerza y con una melodía que tiene presentación, desarrollo y desenlace. Puro virtuosismo el de este hombre.
The Dark Mark es otro de los momentazos de la BSO, otro con una fuerza imponente, una orquesta exquisita. Una introducción de acción caótica, producto de la presencia de los Mortífagos, precede a una nueva aproximación al tema de Voldemort que comienza con reminiscencias de la acción y se va diluyendo cada vez más, adquiriendo un tono inquietante y misterioso.
Foreing Visitors Arrive recupera las notas creadas por Williams como tema de la saga desde una perspectiva más típica de Doyle, y el arreglo va in crescendo. Una presentación deslumbrante de los nuevos visitantes de Hogwarts, también tan breve como impresionante.
The Goblet of Fire es un largo clímax de tensión que desarrolla pausadamente el tema de Voldemort. No parece representar ningún momento en concreto, sino que es como un resumen de un tema empleado aleatoriamente en la película.
En Rita Skeeter se cambia completamente de registro para introducirse en la parte más humorística de la entrega. Doyle juega con las cuerdas llenando el tema de comicidad.
Sirius Fire es un tema que se balancea entre unas pocas notas esperanzadoras y el constante sonido inquietante característico del filme.
Harry Sees Dragons se introduce con paz y armonía, pero rápidamente se torna en unas notas que representan muy bien el susto que se lleva el joven mago al ver en qué consistirá la primera prueba del torneo.
Golden Egg es uno de los cortes más largos, otro de grandes fanfarrias y apoteósicos momentos. Las percusiones se presentan tan intensas como en el mundial, pero pronto pasan a segundo plano sirviendo de acompañamiento a la melodía creada por los vientos. Más adelante los metales se añaden constantemente enfatizando la acción. El corte se cierra con unas repetitivas notas que ensalzan el triunfo de Harry Potter.
Neville’s Waltz, como su nombre indica, es un vals. Potter Waltz es el otro. Ambos son cortes alegres de estilo clásico para remarcar momentos de celebración como las Navidades.
Harry In Winter es un bellísimo tema dedicado a Harry Potter y sus primeros pasos en los amores juveniles. No me llamó la atención en la película (habría que volver a verla), y de hecho me parece una composición demasiado grandiosa para ser empleada en secuencias de amoríos infantiles. Pero es de lo mejor del disco, un tema que pone los pelos de punta por su calidad casi inhumana.
Underwater Secrets sigue a Harry Potter en sus indagaciones sobre el Cáliz de fuego hasta los baños, donde un fantasma le echa una mano. Para esta escena, demasiado tontorrona y larga en la película cuando había cosas más importantes donde centrarse, se recurre a unos coros angelicales llenos de ecos cuando el Cáliz nos enseña las pistas que esconde. El comienzo del corte ofrece sonidos simpáticos evocando
con facilidad estas secuencias en las que el agua es protagonista. No es nada fácil inducir en el espectador alguna imagen sólo con música, pero Doyle lo realiza como si fuera algo de lo más sencillo.
The Black Lake es otro acercamiento a la acción iniciado con tenues momentos intrigantes. Los protagonistas se sumergen, nunca mejor dicho, en otra prueba del torneo. En algunos instantes las cuerdas marcan el ritmo de la instrumentación, pero pronto esta tarea recae en los vientos y percusiones, que se ven envueltos en toda la fantástica orquesta. Se cierra con una brevísima explosión de alegría cuando nuestros héroes salen ilesos.
Otro instante típicamente inglés es utilizado como himno de Hogwarts: Hogwart’s March. Es un corte que descoloca un poco incluso en un trabajo tan marcado por la nacionalidad de sus autores, pues parece creado para un desfile de soldados o algún otro acto oficial.
The Maze, el laberinto, es la última prueba, la que decidirá el campeón… y en la que los participantes se dirigen irremediablemente a enfrentarse con su destino ante nada más y nada menos que Voldemort.
Voldemort es el corte por excelencia del disco, donde el tema del señor tenebroso se muestra en todo su esplendor. Nueve minutos de una explosión musical de extraordinaria calidad, una composición de intensidad creciente llena de matices y variaciones exquisitas. El violín es uno de los principales elementos del corte durante su inicio, utilizado para exprimir el perturbador tema de Voldemort hasta su máxima potencia, sacando de él los momentos más inquietantes durante su largo desarrollo. Se conjuga con algunos momentos donde la fanfarria adquiere mayor actividad, para continuar con predominio de vientos y cuerdas alternándose en el primer plano. Y la traca final llega sobre el minuto siete, desembocando en una conexión entre el tema de Voldemort y el de Harry.
En Death of Cedric unas cuerdas capaces de desgarrar el alma, que sólo podían salir de la mente de un genio del calibre de Doyle, despiden al personaje brutalmente asesinado por Voldemort. El discurso de despedida de Dumbledore en el gran salón de Hogwarts es terriblemente doloroso, y esta magistral pieza acompaña estos duros momentos y de nuevo, pese a su duración tan escasa, el autor aprovecha cada nota y cada segundo con gran desenvoltura y demostrando que domina el arte con gran maestría.
Another Year Ends es el típico tema de despedida, lento y de tendencia lacrimógena. Hogwart’s Hymn sigue en esta misma línea, por lo que el nombre que se le otorga no es muy descriptivo, pues la música no define ningún tema en concreto para Hogwarts.
Los tres temas ajenos a la composición de Patrick Doyle son auténticas aberraciones, donde la voz y las guitarras demuestran los peores sonidos que pueden salir del rock. Do The Hippogriff no tiene ritmo, no tiene nada. This Is The Night da auténtica pena, y más valdría que el cantante pasara por una buena escuela antes de seguir realizando basuras así. Magic Works es vulgarmente aburrido. La audición de estos temas en el disco es una auténtica tortura, pero por suerte en la película pasan desapercibidos.
Estamos ante una banda sonora original impecable, en la que analizando todos los elementos, como son la composición, la variedad y riqueza de los temas, la calidad del sonido que se saca de la orquesta y la funcionalidad junto con las imágenes, no puedo sino opinar con total seguridad que es una obra maestra.
El problema de esta edición es que la duración debe estar limitada a menos de ochenta minutos, con lo que algunos temas de las más o menos dos horas de música que tiene la película se quedan fuera, y es de suponer que la mayoría de los temas presentes son recortados (de ahí que duren unos escasos dos minutos casi todos) para poder incluir la mayor parte de ellos. Si a eso sumamos la vergonzosa decisión de incluir nada más y nada menos que tres temas completamente incongruentes con el resto del disco, tres canciones rock insufribles, abominables, que se comen nada más y nada menos que diez minutos, la partitura de Patrick Doyle se resiente aún más de tener que estar recortada. Lamentablemente, aunque la banda sonora es una auténtica obra maestra, un trabajo antológico digno de ser recordado como una de las mejores composiciones de la historia del cine, estamos ante una edición que no es perfecta. Quizá algún día tengamos una versión extendida de dos discos.
No logro entender la poquísima repercusión y las tan sólo medianamente buenas críticas que ha obtenido esta partitura tan maravillosa. Quizá su estilo tan oscuro y su altísima complejidad no resulta tan agradable de escuchar como los pegadizos temas de John Williams. Espero sinceramente que el tiempo la coloque en un justo lugar de honor que sin duda se merece. Mi más sincera enhorabuena y mi enorme agradecimiento a Patrick Doyle por este grandioso regalo para los oídos.
1. The Story Continues – 1:31
2. Frank Dies – 2:12
3. The Quidditch World Cup – 1:52
4. The Dark Mark – 3:27
5. Foreign Visitors Arrive – 1:30
6. The Goblet of Fire – 3:23
7. Rita Skeeter – 1:42
8. Sirius Fire – 2:00
9. Harry Sees Dragons – 1:54
10. Golden Egg – 6:11
11. Neville’s Waltz – 2:11
12. Harry In Winter – 2:56
13. Potter Waltz – 2:19
14. Underwater Secrets – 2:28
15. The Black Lake – 4:37
16. Hogwart’s March – 2:46
17. The Maze – 4:44
18. Voldemort – 9:39
19. Death of Cedric – 1:59
20. Another Year Ends – 2:21
21. Hogwart’s Hymn – 2:59
22. Do The Hippogriff – Jarvis Cocker – 3:39
23. This Is The Night – Jarvis Cocker – 3:24
24. Magic Works – Jarvis Cocker – 4:01
Total: 75:45