El Criticón

Opinión de cine y música

Archivos mensuales: abril 2006

Monjes Budistas – Sakya Tahsi Ling

Monjes Budistas – Sakya Tahsi Ling
Género: Electrónica, Pop, Nuevas Músicas
Año: 2005, Vale Music
Valoración:

A veces, la música New Age (o mejor, Nuevas Músicas) se vuelve demasiado ambiental y sintetizada, cayendo en sonidos que no pasan de ser melodías electrónicas anodinas con la supuesta intención de evocar sonidos de la naturaleza. Ahí es cuando, para mí, deja de ser música. Son la parte fea y más conocida del género, todos esos discos de relajación tan vulgares que inundan algunos estantes especializados en los grandes centros comerciales.

A veces, un disco bueno de algún artista que tenga algo de Nuevas Músicas se vende bien y obtiene buen reconocimiento, como es el caso de la comercial pero bastante recomendable Enya. Otras veces, discos de gran calidad, que marcan una época musicalmente hablando, como La aventura de las plantas de Joël Fajerman, no llegan a ser tan conocidos. Y otras, pastiches prefabricados, medio New Age medio ambiental, como estos Monjes Budistas, se ponen de moda.

Estamos ante un disco que pretende ser fiel reflejo de lo que el budismo dice ser, vendido como una forma de despertar los sentidos, de relajación y meditación… Pero el tufillo a producto prefabricado en busca de un éxito seguro se huele a distancia. La música no es más que un sonido escupido por sintetizadores, remezclado con algunos cantos propios del budismo, pero mucho más cerca a los temas esquemáticos y pegadizos propios de un trabajo de Operación Triunfo o semejantes, tan cerca que hasta los títulos y letras de las canciones son en inglés (y eso que es un proyecto español); y por supuesto, la cantante cumple los cánones de belleza actuales. El toque mantra se pierde completamente entre modernidades pianísticas, percusiones, sintetizadores y voces femeninas totalmente comerciales, obteniendo cutres canciones pop muy lejanas de la repetitiva y evocadora característica del mantra. Incluso diría que tiene algo de Chill Out, que viene a ser como una versión de New Age en la que la música no sigue un orden, sino que los sonidos cambian cada dos por tres. Y eso el algo completamente opuesto al mantra.

Un disco con el que descojonarse plenamente por la incultura de la sociedad que lo compra como algo que no es, y por la manipulación de las grandes empresas, las religiones, cultos o sectas vendidos a formas humillantes de captar fieles y recursos monetarios (espero que, como reza su web oficial, se empleen en cosas que merezcan la pena). Un disco que vende algo completamente falso a lo que la cultura y la música budista es, pero el dinero manda. Una mentira, una atrocidad que ha compuesto algún ordenador siguiendo directrices comerciales. Y que vende millones.

Nota: no pienso perder el tiempo poniendo la lista de temas.

Hans Zimmer, Lisa Gerrard – Gladiator

Hans Zimmer, Lisa Gerrard – Gladiator
Género: Banda sonora original
Año: 2000
Valoración:

Partiendo de la base de que la película no es una recreación histórica, sino una obra de ficción relatada en una sociedad y época en concreto, de la BSO podemos decir lo mismo: Ridley Scott no buscó una música que fuera más cercana a la que podría usarse en el periodo de los romanos (no habría recurrido a Hans Zimmer), sino algo que se adaptase bien a la película. La partitura, aunque llena de un aura que da la sensación de que es antigua, es una composición típica de Zimmer, llena de percusiones y sintetizadores.

Lo más destacable, a parte del conseguido efecto de música arcaica que se adapta bien a las imágenes, es que Zimmer no repite su estilo en todos los temas, sino que fuera de los de acción el registro es bastante distinto, muy dramático y desalentador. La colaboración de Lisa Gerrard ha ayudado a enriquecer un producto que podría haber sido un copiar-pegar excesivo del propio Zimmer. La parte mala es precisamente que la inspiración en otras obras es demasiado notable: en algunos casos roza el plagio descarado, no sólo del propio Zimmer, que eso se puede perdonar en parte, pues es su propio trabajo, sino de autores como Wagner y Holst. El tema central y más famoso del disco, The Battle, no es más que una versión de Marte de Los Planetas de Gustav Holst aderezado con los típicos toques de Hans Zimmer. Por otro lado, es un tema impresionante que se escucha con agrado, así que ustedes deciden si es un plagio descarado al que hay que ignorar por ser irrespetuoso o es un refrito interesante. Además, Zimmer no es el primero que se inspira en Wagner o Holst, pues son las dos fuentes más habituales de las que beben los compositores de bandas sonoras. Eso sí, deberían tener un límite, porque a veces el descaro es excesivo.

Progeny abre este trabajo con unos sonidos interesantes que confluyen en guitarra española. The Wheat es tan solo una transición, una presentación de The Battle, el corte por excelencia del disco. Diez minutos de acción espectacular, llena de percusiones, metales y fortísimos vientos, una breve guitarra y bastante sintetizador. Una versión del Marte de Holst con instrumentación moderna para emular música antigua que, lejos de resultar incongruente, funciona con eficacia. A parte de su naturaleza de nula originalidad es un tema muy interesante, caótico pero no molesto, muy correcto para emplear en las secuencias de batalla que abren el filme. Si Ridley Scott no hubiera jugado con la cámara acelerando su velocidad, ofreciendo algunas secuencias bastante cutres, estaríamos ante una buena batalla cinematográfica.

Earth y Sorrow son dos cortes lentos y tristes. El primero instrumental, sobre guitarra, el segundo apoyado en la voz de Gerrard. To Zucchabar contiene elementos que crean un corte entre mediterráneo y arábico, ajustable a la parte que transcurre en Marruecos.

Patricide, sobre una base sintética habitual en Zimmer y con una buena orquesta, aunque suena algo típica, desarrolla uno de los momentos más dramáticos del filme. El resultado es bastante bueno. Le sigue The Emperor is Dead, un breve momento de guitarra que pasa casi desapercibido.

The Might of Rome es otro tema de grandes percusiones, en este caso de talante más tribal. Va adquiriendo mucha velocidad hasta que se incluyen unos extraños pero eficaces coros y mucha guitarra. Sobre el tercer minuto cambia completamente, volviéndose lacrimógeno por unos instantes, para volver a cobrar fuerza adoptando un tono triunfalista.

Strengh and Honor tiene sonidos muy típicos de Zimmer, una atmósfera electrónica pausada pero de gran intensidad. Reunion es otro momento de transición, de atmósfera contemplativa, parecido al anterior pero con la voz femenina. Al final se lanza para continuar en Slaves to Rome, una marcha heroica breve y que se desinfla poco a poco, una presentación de lo que está por venir.

Barbarian Horde, el otro corte largo de acción, no es más que otra versión de The Battle, algo más machacón y reiterativo, pero también bastante atractivo pese a sus limitaciones. Igual que en su predecesor, es un corte contundente y caótico, fiel reflejo de las crudas luchas. La parte final se desenvuelve en fanfarrias triunfales llenas de metales.

Am I Not Merciful? es un corte con bastante fuerza dramática en algunos momentos, ya sea por el uso de las cuerdas y metales como, al final, por masculinos coros acompañados por vientos.

El anterior corte, como muchos otros de la edición, está enlazado con el siguiente. Elysium es un canto habitual de Lisa Gerrard: melancólico, acompañado por una instrumentación sosegada. Va adquiriendo un tono con ecos y tenues metales de fondo que le otorga una sensación bien conseguida de alejamiento.

Honor Him es un breve momento que retoma el tema central de la banda sonora casi en forma de himno relajado. Y Now We Are Free es más animado, aunque no exento de melancolía, con guitarra y la voz de Gerrard. A medida que avanza la voz de Lisa se va quedando cada vez más en solitario.

Un trabajo muy recomendable, sobre todo para iniciados en el género por su fácil escucha. De hecho, es una de esas BSO que se pone de moda por la fama de la película y gracias a un tema pegadizo.

Hay otra versión llamada More Music From Gladiator, un producto claramente realizado por el enorme éxito de ventas de la primera edición. No se presenta como una elección interesante por su carácter comercial: apenas ofrece nada nuevo, hay muchas versiones de temas y molestos diálogos de la película.

 

1. Progeny – 2:13
2. The Wheat – 1:03
3. The Battle – 10:02
4. Earth – 3:01
5. Sorrow – 1:26
6. To Zucchabar – 3:16
7. Patricide – 4:08
8. The Emperor is Dead – 1:21
9. The Might of Rome – 5:18
10. Strengh and Honor – 2:09
11. Reunion – 1:14
12. Slaves to Rome – 1:00
13. Barbarian Horde – 10:33
14. Am I Not Merciful? – 6:33
15. Elysium – 2:41
16. Honor Him – 1:19
17. Now We Are Free – 4:14
Total: 61:31

Pactrick Doyle – Harry Potter and the Goblet of Fire

Patrick Doyle – Harry Potter and the Goblet of Fire
Género: Banda sonora original
Año: 2005
Valoración:

Cuando John Williams tuvo que dejar de lado la composición de la cuarta entrega de la saga de Harry Potter se recurrió a un autor bastante desconocido por el público en general. Pero no era un cualquiera, pues Patrick Doyle tiene una completa carrera llena de trabajos de enorme calidad, como muchas partituras para películas de Shakespeare de Kenneth Branagh, entre ellas alguna impresionante, como Henry V.

El estilo habitual de Doyle es muy distinto al de Williams, más sombrío y rudo. Pero se adapta muy bien a las necesidades de las películas y, al igual que Williams, es capaz de crear registros muy variados, muy ricos, y sobre todo con una orquesta sencillamente perfecta. El compositor ha recurrido, por temática del filme, a sonidos más tensos y tétricos; además, ha dejado constantemente huellas de su origen inglés, algo que dada la nacionalidad de la obra a la que orquesta viene a complementar perfectamente el conjunto.

Como estamos dentro de una misma saga, las comparaciones son casi ineludibles. La parte de Williams fue muy buena, aunque no tan completa como cabía esperar de este autor… hasta que llegó El prisionero de Azkaban, un trabajo muy notable con temas inolvidables. Pero no puedo evitar decir que Patrick Doyle ha llevado la música a un nivel incluso, por difícil que parecía, superior. En su partitura no hay un solo agujero; incluso en los temas más largos y en apariencia sencillos o atmosféricos existen complejas composiciones, tanto que parece haber distintas melodías en un mismo instante. Prueba de ello es el tema más destacable de esta edición, el de Voldemort, un tema intensísimo pero empleado de forma muy atmosférica en varias ocasiones, momentos en los que también está dotado de una composición extraordinaria.

Los cortes más destacados son grandes temas, de esos momentos antológicos inolvidables. La mayoría son de la parte que contiene más acción, pero también los hay dedicados a secuencias de intriga y tensión y otros más alegres y bellos: The Quidditch World Cup, The Dark Mark, Golden Egg, Harry in Winter, The Black Lake, The Maze, Voldemort. El que haya seleccionado tantos temas bajo la etiqueta de imprescindibles no implica que el resto no sean interesantes o no tengan tanta calidad, sino que hay muchísimo que destacar en un trabajo ya de por sí magistral. Procedo a describir las distintas piezas y opinar sobre ellas:

The Story Continues contiene uno de los únicos momentos que toman brevemente un tema de las anteriores entregas. Acompaña a la introducción del filme, y tanto las escenas mostradas como la música empleada denotan un severo cambio en el estilo empleado: mucho más oscuro e inquietante.

Frank Dies muestra unas melodías que representan el recurrente tema de Voldemort, siendo por necesidad el más oscuro del disco. Metales y vientos, sostenidos sobre sutiles percusiones, crean un ambiente de muchísima intriga para acompañar a la presentación del archienemigo.

The Quiddicth World Cup representa uno de los instantes más alegres de la historia, además de retratar el brevísimo mundial de Quidditch. Espectaculares percusiones y orquesta con un marcadísimo toque inglés abren paso a la segunda parte del corte, donde las percusiones se recrudecen y se apoyan en masculinos coros y en contundentes vientos. No llega a los dos minutos de duración, pero se alza directamente como uno de los mejores momentos del disco. En tan pocos segundos Doyle ha condensado de forma magistral un tema de enorme fuerza y con una melodía que tiene presentación, desarrollo y desenlace. Puro virtuosismo el de este hombre.

The Dark Mark es otro de los momentazos de la BSO, otro con una fuerza imponente, una orquesta exquisita. Una introducción de acción caótica, producto de la presencia de los Mortífagos, precede a una nueva aproximación al tema de Voldemort que comienza con reminiscencias de la acción y se va diluyendo cada vez más, adquiriendo un tono inquietante y misterioso.

Foreing Visitors Arrive recupera las notas creadas por Williams como tema de la saga desde una perspectiva más típica de Doyle, y el arreglo va in crescendo. Una presentación deslumbrante de los nuevos visitantes de Hogwarts, también tan breve como impresionante.

The Goblet of Fire es un largo clímax de tensión que desarrolla pausadamente el tema de Voldemort. No parece representar ningún momento en concreto, sino que es como un resumen de un tema empleado aleatoriamente en la película.

En Rita Skeeter se cambia completamente de registro para introducirse en la parte más humorística de la entrega. Doyle juega con las cuerdas llenando el tema de comicidad.

Sirius Fire es un tema que se balancea entre unas pocas notas esperanzadoras y el constante sonido inquietante característico del filme.

Harry Sees Dragons se introduce con paz y armonía, pero rápidamente se torna en unas notas que representan muy bien el susto que se lleva el joven mago al ver en qué consistirá la primera prueba del torneo.

Golden Egg es uno de los cortes más largos, otro de grandes fanfarrias y apoteósicos momentos. Las percusiones se presentan tan intensas como en el mundial, pero pronto pasan a segundo plano sirviendo de acompañamiento a la melodía creada por los vientos. Más adelante los metales se añaden constantemente enfatizando la acción. El corte se cierra con unas repetitivas notas que ensalzan el triunfo de Harry Potter.

Neville’s Waltz, como su nombre indica, es un vals. Potter Waltz es el otro. Ambos son cortes alegres de estilo clásico para remarcar momentos de celebración como las Navidades.

Harry In Winter es un bellísimo tema dedicado a Harry Potter y sus primeros pasos en los amores juveniles. No me llamó la atención en la película (habría que volver a verla), y de hecho me parece una composición demasiado grandiosa para ser empleada en secuencias de amoríos infantiles. Pero es de lo mejor del disco, un tema que pone los pelos de punta por su calidad casi inhumana.

Underwater Secrets sigue a Harry Potter en sus indagaciones sobre el Cáliz de fuego hasta los baños, donde un fantasma le echa una mano. Para esta escena, demasiado tontorrona y larga en la película cuando había cosas más importantes donde centrarse, se recurre a unos coros angelicales llenos de ecos cuando el Cáliz nos enseña las pistas que esconde. El comienzo del corte ofrece sonidos simpáticos evocando
con facilidad estas secuencias en las que el agua es protagonista. No es nada fácil inducir en el espectador alguna imagen sólo con música, pero Doyle lo realiza como si fuera algo de lo más sencillo.

The Black Lake es otro acercamiento a la acción iniciado con tenues momentos intrigantes. Los protagonistas se sumergen, nunca mejor dicho, en otra prueba del torneo. En algunos instantes las cuerdas marcan el ritmo de la instrumentación, pero pronto esta tarea recae en los vientos y percusiones, que se ven envueltos en toda la fantástica orquesta. Se cierra con una brevísima explosión de alegría cuando nuestros héroes salen ilesos.

Otro instante típicamente inglés es utilizado como himno de Hogwarts: Hogwart’s March. Es un corte que descoloca un poco incluso en un trabajo tan marcado por la nacionalidad de sus autores, pues parece creado para un desfile de soldados o algún otro acto oficial.

The Maze, el laberinto, es la última prueba, la que decidirá el campeón… y en la que los participantes se dirigen irremediablemente a enfrentarse con su destino ante nada más y nada menos que Voldemort.

Voldemort es el corte por excelencia del disco, donde el tema del señor tenebroso se muestra en todo su esplendor. Nueve minutos de una explosión musical de extraordinaria calidad, una composición de intensidad creciente llena de matices y variaciones exquisitas. El violín es uno de los principales elementos del corte durante su inicio, utilizado para exprimir el perturbador tema de Voldemort hasta su máxima potencia, sacando de él los momentos más inquietantes durante su largo desarrollo. Se conjuga con algunos momentos donde la fanfarria adquiere mayor actividad, para continuar con predominio de vientos y cuerdas alternándose en el primer plano. Y la traca final llega sobre el minuto siete, desembocando en una conexión entre el tema de Voldemort y el de Harry.

En Death of Cedric unas cuerdas capaces de desgarrar el alma, que sólo podían salir de la mente de un genio del calibre de Doyle, despiden al personaje brutalmente asesinado por Voldemort. El discurso de despedida de Dumbledore en el gran salón de Hogwarts es terriblemente doloroso, y esta magistral pieza acompaña estos duros momentos y de nuevo, pese a su duración tan escasa, el autor aprovecha cada nota y cada segundo con gran desenvoltura y demostrando que domina el arte con gran maestría.

Another Year Ends es el típico tema de despedida, lento y de tendencia lacrimógena. Hogwart’s Hymn sigue en esta misma línea, por lo que el nombre que se le otorga no es muy descriptivo, pues la música no define ningún tema en concreto para Hogwarts.

Los tres temas ajenos a la composición de Patrick Doyle son auténticas aberraciones, donde la voz y las guitarras demuestran los peores sonidos que pueden salir del rock. Do The Hippogriff no tiene ritmo, no tiene nada. This Is The Night da auténtica pena, y más valdría que el cantante pasara por una buena escuela antes de seguir realizando basuras así. Magic Works es vulgarmente aburrido. La audición de estos temas en el disco es una auténtica tortura, pero por suerte en la película pasan desapercibidos.

Estamos ante una banda sonora original impecable, en la que analizando todos los elementos, como son la composición, la variedad y riqueza de los temas, la calidad del sonido que se saca de la orquesta y la funcionalidad junto con las imágenes, no puedo sino opinar con total seguridad que es una obra maestra.

El problema de esta edición es que la duración debe estar limitada a menos de ochenta minutos, con lo que algunos temas de las más o menos dos horas de música que tiene la película se quedan fuera, y es de suponer que la mayoría de los temas presentes son recortados (de ahí que duren unos escasos dos minutos casi todos) para poder incluir la mayor parte de ellos. Si a eso sumamos la vergonzosa decisión de incluir nada más y nada menos que tres temas completamente incongruentes con el resto del disco, tres canciones rock insufribles, abominables, que se comen nada más y nada menos que diez minutos, la partitura de Patrick Doyle se resiente aún más de tener que estar recortada. Lamentablemente, aunque la banda sonora es una auténtica obra maestra, un trabajo antológico digno de ser recordado como una de las mejores composiciones de la historia del cine, estamos ante una edición que no es perfecta. Quizá algún día tengamos una versión extendida de dos discos.

No logro entender la poquísima repercusión y las tan sólo medianamente buenas críticas que ha obtenido esta partitura tan maravillosa. Quizá su estilo tan oscuro y su altísima complejidad no resulta tan agradable de escuchar como los pegadizos temas de John Williams. Espero sinceramente que el tiempo la coloque en un justo lugar de honor que sin duda se merece. Mi más sincera enhorabuena y mi enorme agradecimiento a Patrick Doyle por este grandioso regalo para los oídos.

 

1. The Story Continues – 1:31
2. Frank Dies – 2:12
3. The Quidditch World Cup – 1:52
4. The Dark Mark – 3:27
5. Foreign Visitors Arrive – 1:30
6. The Goblet of Fire – 3:23
7. Rita Skeeter – 1:42
8. Sirius Fire – 2:00
9. Harry Sees Dragons – 1:54
10. Golden Egg – 6:11
11. Neville’s Waltz – 2:11
12. Harry In Winter – 2:56
13. Potter Waltz – 2:19
14. Underwater Secrets – 2:28
15. The Black Lake – 4:37
16. Hogwart’s March – 2:46
17. The Maze – 4:44
18. Voldemort – 9:39
19. Death of Cedric – 1:59
20. Another Year Ends – 2:21
21. Hogwart’s Hymn – 2:59
22. Do The Hippogriff – Jarvis Cocker – 3:39
23. This Is The Night – Jarvis Cocker – 3:24
24. Magic Works – Jarvis Cocker – 4:01
Total: 75:45

Nigel Kennedy and the Kroke Band – East Meets East

Nigel Kennedy and the Kroke Band – East Meets East
Género: Música tradicional judía con toques modernos
Año: 2003, EMI
Valoración:

Nigel Kennedy: violín, violín eléctrico.
Kroke:
Tomasz Kukurba: viola, flautas, percusión, voz.
Jery Bawol: acordeón, voces adicionales.
Tomasz Lato: bajo.
Más algunos colaboradores.

The Kroke Band, o Kroke (que significa Cracovia), es un grupo formado por tres amigos de Cracovia (Polonia) cuya calidad a la hora de tocar y componer ha trascendido fronteras: es reconocido mundialmente como un grupo de inusitada calidad. Partiendo de la música judía tradicional (llamada klezmer) han creado su propio estilo incluyendo elementos modernos que le acercan sutilmente al jazz e incluso al rock sin alejarse del característico sonido del este de Europa. Como curiosidad, he leído que entre sus fans figuran Steven Spielberg y Ben Kingsley.

Kroke es también conocido por realizar directos con pocos músicos (generalmente, ellos tres) donde juegan haciendo sonidos con la voz y realizan mucha improvisación. Conseguí, cuando estaba empezando a conocerlos, ver y grabar un concierto de menos de media hora en La2, en el espacio Conciertos de Radio3, y ciertamente da gusto verlos tocar.

Nigel Kennedy es un violinista inglés que deslumbra tanto como confunde. Se dice de él que es quizá el mejor violinista del mundo, que su técnica es impecable. También que mancilla la música clásica haciendo numeritos extraños en el escenario y versionando temas. Experimenta mucho con la música, y ha realizado versiones de Jimi Hendrix y colaboraciones variadas, como ésta con Kroke. Un disco suyo, interpretando las estaciones de Vivaldi, arrasó en número de ventas.

En esta colaboración no estamos ante un trabajo de Kennedy donde cuenta con la ayuda de una banda en concreto, sino que más bien es un trabajo de Kroke con un miembro extra de gran renombre, y donde ninguno de los miembros está por encima de los otros.

La unión de este excepcional grupo de artistas no podía sino ofrecer una obra interpretada con una maestría única. Difícil es encontrar un grupo en el que todos sus componentes brillen como lo hacen los de Kroke; sin duda estamos ante uno de los mejores grupos del mundo a la hora hacer sonar la música.

East Meet East es una joya imprescindible para quien tenga interés en las músicas del mundo, un trabajo en la línea estilística del grupo, alternando eficazmente los instrumentos y temas tradicionales con puntuales toques modernos. Los cortes, de los que algunos no parecen haber salido de manos humanas, varían entre algunos temas tranquilos y otros más animados (el último con una brutal guitarra eléctrica)… Algunos cortes que considero especialmente destacables: Adje Jano, T 4.2, un intenso tema que incluye guitarra eléctrica en ocasiones, Jovano Jovanke, Time 4 Time, uno de sus temas más conocidos, del que hay varias versiones (en directo una gozada)…

Para finalizar, he de decir que no es un grupo que me atraiga especialmente. Salvo los temas más marchosos, suele aburrirme. Y la música del este de Europa no termina de convencerme, sus sonidos peculiares no consiguen interesarme, y eso que he probado con artistas de sobrada calidad, como Goran Bregovich, Eleftheria Arbanitaki… Pero la calidad de Kroke es innegable, y de vez en cuando escucho parte del disco para deleitarme con una música que suena perfecta, perfecta. Y sólo por eso merece la pena echarle un vistazo.

 

1. Adje Jano – 4:24
2. Lullaby for Kamila – 3:24
3. T 4.2 – 6:11
4. Eden – 6:06
5. Dafino – 2:51
6. Jovano Jovanke – 4:25
7. Ederlezi – 5:47
8. Kazimierz – 3:28
9. One Voice – 4:54
10. Tribute to Maria Tanase – 3:11
11. Time 4 Time – 5:20
12. Vino – 6:04
13. Lost in Time – 4:22
14. Kukush – 4:44
Total: 65:16