El Criticón

Opinión de cine y música

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Posesión infernal (2013)


Evil Dead, 2013, EE.UU.
Género: Terror, gore.
Duración: 91 min.
Dirección: Fede Álvarez.
Guion: Fede Álvarez, Rodo Sayagues.
Actores: Jane Levy, Shiloh Fernandez, Lou Taylor Pucci, Jessica Lucas, Elizabeth Blackmore.
Música: Roque Baños.

Valoración:
Lo mejor: Excelente puesta en escena. Orgía gore espeluznante. El segmento final da escenas espectaculares.
Lo peor: La falta de originalidad (en especial en su primer tramo: soso y predecible). Y por extensión, la falta de originalidad en el género.
Mejores momentos: La lengua y el cúter. La amputación del brazo. El largo e intenso final en la lluvia de sangre.

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El remake de Posesión infernal (Sam Raimi, 1981) parte de una gran limitación: el género es muy estricto, todos sus escasos argumentos están muy vistos, y si además es una revisitación de un título conocido, pues más se cierra a un esquema muy manido y por lo tanto predecible y falto de interés. Su tramo inicial, la presentación de personajes y del lugar, deja por ello malas sensaciones. Todo está muy trillado, carece de rasgos distintivos y es tan simple que augura un bodrio más del género, que los hay a patadas. Por si fuera poco en principio da la impresión de seguir la forma actual de hacer cine de terror, es decir, parece que quiere dar miedo a base de ruidos y efectos sonoros sobrecargados, sin trabajar la atmósfera de suspense e inquietud y la conexión del espectador con los personajes. Por ejemplo, darle zoom al reflejo del demonio en el espejo y remarcar su presencia con un golpe sonoro claramente sobra, pues la sutileza de verlo de refilón daba más canguelo.

Sin embargo, hay que aceptar y entender algunas de sus limitaciones. No pretende ser un drama profundo, y los personajes se definen por lo tanto con retazos sencillos y rápidos. Y por suerte esto se hace bastante bien, pues se ve rápidamente quién es quién y cómo piensa cada uno. Sin duda podría haber sido mejor, pero es que el argumento es básicamente ver cómo mueren, no cómo se enfrentan en sus últimos momentos de la vida a su yo interno y otros conflictos psicológicos que arrastren.

Pasada la rutinaria presentación el relato va creciendo poco a poco en interés e intensidad, y cuando empiezan a morir los protagonistas no se pierde tiempo en recesos innecesarios, sino que sigue adelante con firmeza, con lo que resulta un relato muy entretenido. Es indudable que no va a sorprender con quién va a caer o sobrevivir, pues es evidente, así que sus autores centran las energías en sacar de cada escena y muerte lo más espectacular y sobrecogedor posible, y por suerte la casquería y el gore funcionan muy bien. La proyección resulta una montaña rusa de emociones, de ritmo e intensidad siempre creciente, siempre yendo más allá. La lengua cortada con el cúter o la amputación del brazo darán asco hasta al espectador más curtido. La chica poseída asomando por la trampilla da escalofríos. Y cuando todo parece haber terminado se lanza en un apoteósico y largo desenlace bajo la lluvia de sangre que sin duda supone uno de los grandes momentos de la historia del cine gore. Además, aparte del delirio de sangre y vísceras, en este fantástico pasaje se consigue un ambiente de tensión y repulsión impresionante: la huida no parece terminar nunca, el monstruo es imparable, la muerte inminente.

Se nota una clara y triste falta de riesgo, se nota que ha nacido como una producción comercial que usa un referente famoso para venderse, pero al menos el director Fede Álvarez supo lidiar con la falta de trascendencia del guion rodando una orgía gore deslumbrante, horripilante, grotesca y por extensión fascinante y espectacular, eso sí, para quien sea capaz de soportar tanta sangre. Además hay que decir que es el primer largometraje de este autor, con lo que le da un varapalo considerable al Raimi de la cinta original. La fotografía es excelente, destacando su estupenda iluminación (hay no pocos planos magníficos), la música empieza siendo poca cosa (muy vista y repetitiva) pero hacia el final gana muchísima calidad (qué coros) y le da un punto extra a las escenas, la planificación y edición de cada secuencia es muy buena…

Es indudable que Posesión infernal pedía a gritos un remake (es una de las pocas películas de la que podría decir tal cosa), pero quizá llega tarde, porque el género está muy visto y es imposible no pensar en que podrían haber dedicado este talento y esfuerzo realizando una historia original y arriesgada que diese una película con interés y carisma suficientes como para ser recordada.

En lo que a mí respecta, quitando su falta de originalidad es uno de los mejores títulos de terror y gore que he visto en los últimos años.