El Criticón

Opinión de cine y música

Archivos por Etiqueta: Emmanuelle Béart

Misión imposible


Mission: Impossible, 1996, EE.UU.
Género: Suspense, acción.
Duración: 110 min.
Dirección: Brian De Palma.
Guion: Robert Towne, David Koepp, Steven Zaillian.
Actores: Tom Cruise, Jon Voight, Ving Rhames, Jean Reno, Emmanuelle Béart, Henry Czerny, Kristin Scott Thomas, Vanessa Redgrave.
Música: Danny Elfman.

Valoración:
Lo mejor: La mar de emocionante: intrigante, agobiante, espectacular.
Lo peor: El trío amoroso no cuaja, el rol de Emmanuelle Béart no tiene garra, y las motivaciones del traidor son inexistentes.
Mejores momentos: La incursión en el servidor. El clímax de supense y acción en el túnel del tren.
La frase: Este mensaje se autodestruirá en cinco segundos…

* * * * * * * * *

Auspiciado por el gran conflicto político de la época, la Guerra Fría, el género de espionaje vivió en los años cincuenta y sesenta una época dorada, eso sí, desde una perspectiva de entretenimiento ligero, sobre todo en cine y televisión. Ya había bastante penurias en el mundo real, las excepciones trascendentales como Siete días de mayo (John Frankenheimer, 1964) no eran lo habitual, sino la evasión estilo las adaptaciones de James Bond (Ian Fleming, 1953). En la caja tonta más aún, pues primaba el mantener a las familias entretenidas. El principal referente en este ámbito en Estados Unidos fue la serie Misión imposible de la CBS. Iniciada en 1966 por Bruce Geller, supuso un importante éxito que llegó a durar nueve temporadas (contando las dos de su continuación en 1988) y fue una notable influencia para el género.

Mucho tardaron en llevarla a la pantalla grande. En Paramount Pictures, poseedora de los derechos, no encontraban enfoque y autores que la sacaran adelante hasta que llegó Tom Cruise, gran fa de la serie, con ganas de encabezar la adaptación. Con su fama no le fue difícil liderar el proyecto, imponiendo su protagonismo y eligiendo al director entre varios candidatos de renombre. En cambio, el guion pasó por muchas manos hasta que fue tomando forma, siendo el libreto final una combinación de lo desarrollado por distintos autores. Eso sí, vaya autores: David Koepp, de Parque Jurásico y Scarface (1993 ambas), Steve Zaillian, de La lista de Schindler (1993), y Robert Towne, de Chinatown (1974).

Raro es que con ese proceso no saliera una amalgama de poca calidad, pero la cinta resultante fue compleja y densa de narices y aun así no se le pueden encontrar carencias importantes. Eso sí, dejó a muchos espectadores más confusos que intrigados, aunque con las magníficas escenas de acción finales todo el mundo salió contento. No ocurrió así con la crítica, que no conectó con una recuperación seria de un género muy en desuso (salvo por la infatigable saga de James Bond) precisamente acusándola de ser demasiado grave y farragosa. Quizá los medios esperaban más fidelidad al original, pero los 500 millones de dólares que recaudó, siendo la tercera en taquilla en 1996, señalan sin lugar a dudas que al espectador medio le convenció la renovación. Partimos de un relevo del protagonista Jim Phelps (Peter Graves en la serie, Jon Voight aquí), que pasa a ser el mentor de un nuevo personaje, Ethan Hunt, encarnado por Tom Cruise. La aventura grupal va derivando hacia odisea en solitario (algo que se luego se revierte a partir de la tercera entrega), y el tono de espionaje se torna más oscuro (también se aligerará en las secuelas).

No conocemos nada de la vida personal de Hunt, no es necesario. La historia se centra en su equipo y su trabajo, y cómo trata de salir de un apuro enorme. Cualquier otro autor habría metido flashbacks o como poco alguna llamada telefónica a su familia, con algún niño mono de por medio, para forzar un drama innecesario y tratar de conectar con el espectador con clichés en vez de como logran hacer aquí, contando únicamente lo relevante en esta etapa de su vida. La escena que resume la dinámica de la banda, con el colegueo y la forma de trabajar de cada uno, es muy efectiva para ponernos en situación y conocer qué pierde Ethan cuando empiezan los problemas.

Eso sí, curiosamente aquí también surge el único punto débil. El trío amoroso emergente no cuaja, sobre todo porque no hay manera de creerse el matrimonio entre la joven espía (Emmanuelle Béart) y el anciano jefe (Voight); parece ser que los autores recortaron escenas, pero si pretendían arreglarlo no lo consiguieron. Tampoco funciona el giro en que se revela el traidor, pues sus motivaciones no llegan a esclarecerse, con lo que su presencia se limita a ser el mcguffin que persigue Ethan en modo venganza. Por suerte, el resto de secundarios es muy efectivo. La ambigüedad moral de Jean Reno (Krieger) y el carisma Ving Rhames (Luther) quedan patentes desde su primera aparición, y pronto su presencia interesa más que la de Béart. Y en el rango de aceptable pero no deslumrante queda Kittridge, un jefe tocapelotas efectivo, sobre todo por el buen hacer de Henry Czerny.

Desde la primera misión la proyección mantiene el tono de intriga muy alto. ¿Qué está pasando, logrará Ethan salir airoso, en quiénes puede confiar? Vivimos codo con codo su desconcierto y el esfuerzo por desentrañar el complot, y si bien la trama es densa y complicada de seguir a veces, eso mismo garantiza atención máxima, compartir ese empeño por darle sentido a todo.

Tom Cruise, sin lograr un papel redondo como en algunos títulos donde sorprendió como actor (Entrevista con el vampiro -1994-, Nacido el cuatro de julio -1989-, Jerry Maguire -1996-, Magnolia -1999-), muestra solvencia y carisma suficientes como para terminar de enganchar al público. Pero además, aquí empezó a darlo todo como productor y en la parte física de la interpretación, dejándose el pellejo en las escenas de acción.

La labor del director Brian De Palma fue esencial para que este lanzamiento cinematográfico de la saga deslumbrada con una atmósfera absorbente, sofocante a veces, y un sentido del espectáculo de primera. El realizador, muy amigo de los planos picados, los montajes detallando objetos y primeros planos, los travellings… se deja llevar, jugando con todo recurso que está a su mano, pero a la vez, ninguno se siente artificual o fuera de lugar. Y la colaboración del director de fotografía Stephen H. Burum fue crucial. Vaya encuadres enrevesados tan efectivos, menudo trabajo de iluminación.

Las partes pausadas resultan tan intensas como otras más activas. La misión inicial lleva un crescendo que consigue una acertada sensación de que se va perdiendo el control, y la parte de Ethan en los foros de internet transmite muy bien su agotamiento y tensión. Además, como el guion dosifica muy bien los cambios de escenario y la introducción de nuevos personajes, nunca pierde fuelle. El nivel sube inesperadamente en la larga y pausada secuencia de la incursión en el servidor, que toma lo mejor del género (esperas tensas, el peligro de ser descubiertos) y de la serie (el asombro de las tecnologías modernas, con esa alucinante sala), y De Palma remata con un pulso envidiable. Las salas de cine de todo el mundo aguantaron a la vez la respiración cuando Tom Cruise se cuelga de los cables.

Para el tramo final llega un cambio brutal, llevándonos a unas secuencias de acción que nos dejaron aún más alucinados. Lejos de las explosiones a lo Jerry Bruckheimer y Michael Bay (La roca -1996- y demás), que triunfaba en la acción más terrenal, o de los grandes despliegues de efectos especiales de superproducciones más fantasiosas (Independence DayRoland Emmerich, 1996-, TwisterJan de Bont, 1996-), Cruise y De Palma querían algo espectacular pero más por sorprendente y complicado, y no sin pocas dificultades lo lograron. Ante la imposibilidad de rodar en trenes reales (falta de permisos y seguridad) mezclaron decorados con pantallas de fondo, y el resultado fue impecable, te crees la situación incluso veinte años después, no hay limitación alguna en los trucajes que te saque de las imágenes. La intriga por la resolución de la misión combinada con la peripecia de Ethan por los techos del tren fue asombrosa, y sigue manteniéndose como una de las escenas de acción más impresionantes que se recuerdan.

Sí mantuvieron muy bien el aspecto más reconocible de la serie original: el tema musical de Lalo Schifrin. Este es recuperado por un Danny Elfman pletórico en las variaciones temáticas en el suspense y la acción, y sobre todo en la riquísima y vibrante orquestación. Y eso que llegó con prisas y recicló parte de lo compuesto inicialmente por Alan Silvestri. No sé por qué este fue sustituido en el último momento, pero su trabajo se filtró con el tiempo y quedó claro que apuntaba también muy buenas maneras.

La segunda entrega, parida por John Woo en el año 2000, nadie entiende cómo pudo salir tan desastrosa (¿no lo vieron venir durante el rodaje?), y aunque es cierto que inicialmente la crítica fue incomprensiblemente muy suave, el público la puso a caldo y da la sensación de que muchos iban al cine para reírse del desastre. El paso del tiempo la ha ido poniendo en su lugar: como una de las peores películas de gran presupuesto de la historia. Aunque por el tirón de la primera amasó más de 500 millones, siendo la más taquillera del año, por encima incluso del pelotazo de Gladiator (Ridley Scott), hundió la serie hasta el punto de que parecía no iba a haber más.

Pero ni Cruise ni los estudios podían dejar morir una saga que sólo con el título daría dinero, y para 2006 se montaron una especie de reinicio. El trabajo de J. J. Abrams fue muy sólido, una buena mezcla de espionaje y acción con nuevos secundarios atractivos, aunque las críticas fueron irregulares y le costó llegar a los 400 millones de dólares, que quizá no fueron suficientes viendo su alto presupuesto y la excesiva campaña publicitaria. El siguiente episodio, Protocolo fantasma, llegó en 2011 de la mano de Brad Bird, y ofreció otro enfoque nuevo. Este por fin dio las ingentes cantidad de dinero deseadas (casi 700 millones), y la saga desde entonces sigue sus parámetros, esto es, una vuelta al entretenimiento más ligero con el que nació la serie en los sesenta, con historias más sencillas, más acción, y reutilización poco disimulada de los mejores momentos de la primera entrega.

* * * * * * * * *

Serie Misión Imposible:
-> Misión imposible (1996)
Misión imposible 2 (2000)
Misión imposible 3 (2006)
Misión imposible: Protocolo fantasma (2011)
Misión imposible: Nación secreta (2015)
Misión imposible: Fallout (2018)