El Criticón

Opinión de cine y música

Troya: Horner Vs. Yared

Las bandas sonoras originales rechazadas son siempre muy buscadas por los fans del género, que convierten estas piezas desconocidas en discos de coleccionistas. No es habitual que salgan a la venta, aunque algunos casos existen, pero sí hay muchas ocasiones en las que la trascendencia del cambio es notable y pueden llegar a conseguirse ediciones no oficiales por las redes de intercambio de archivos. Me vienen a la mente pocos casos, aunque indagando se pueden hallar muchos más: Piratas del Caribe de Alan Silvestri fue reemplazada por la de Klaus Badelt, sin que la primera versión haya visto la luz aún; con la de Howard Shore reemplazada por Newton Howard para King Kong igual; El Guerrero nº 13 de Graeme Revell y Lisa Gerrard se puede obtener por Internet tras haber sido rechazada y cambiada por una composición del fallecido Jerry Goldsmith; Alien Nation de Jerry Goldmisth vio la luz tras haber sido desplazada quince años antes…

Estos reemplazos, cuando son conocidos, suelen ofrecerse a quejas y comparativas varias, siempre que puedan escucharse ambas composiciones. No es nada raro que la partitura descartada supere a la finalmente empleada, ya sea porque resulta más interesante o simplemente porque es una composición superior. Esto ocurre porque se suelen anteponer intereses comerciales y otras decisiones equivocadas de altos directivos al resultado artístico. Un caso de terrible decisión comercial es el de Piratas del Caribe, que sin haber escuchado el trabajo de Silvestri, está claro que cualquier cosa sería mucho mejor que lo orquestado por Badelt. A veces es más difícil decantarse por una u otra a pesar de que sabemos que no se tuvo en cuenta la calidad en el momento de ser reemplazada, como es el caso de El Guerrero nº 13: si bien la partitura de Revell fue eliminada porque Michael Crichton metió mucha mano al trabajo del director John McTiernan, he de decir que la BSO de Goldsmith no aparenta ser tan apta hablando del estilo musical, pero sin duda es muchísimo más impactante, impresionante y efectiva.

El caso que aquí analizo ha sido probablemente el que mayor repercusión ha creado, tal es la magnitud del error y la rápida difusión que ha tenido el soberbio trabajo de Yared.

Tras el éxito de Gladiator, el género de películas históricas, o por extensión el de espadas y guerreros, tuvo un nuevo auge. Varias producciones de alto presupuesto y repercusión se llevaron a cabo en los años posteriores, siendo todas muy esperadas, pues es un género muy atractivo. Igualmente, son propuestas que prometen estar acompañadas por bandas sonoras originales de alta calidad y majestuosidad. Desgraciadamente, el cine últimamente da pocas grandes películas, y en concreto las que se han realizado dentro de esta temática no han salido del todo bien paradas, siendo destacable solamente la espectacularidad de algunas de ellas (Troya, El reino de los cielos).

En cuanto a bandas sonoras, la cosa está más repartida, y aunque el número de trabajos interesantes no sea elevado, la calidad de los mismos sí es notable. El reino de los cielos de Gregson-Williams es excelente, la propia Gladiator de Zimmer y Gerrard es muy recomendable… y si hilamos más fino e incluimos la saga fantástica de El Señor de los Anillos dentro del género de aventuras/espadas/batallas, nos encontramos con la creación de Howard Shore, cuya trilogía es equiparable en calidad a la del Maestro Williams de La guerra de las galaxias, es decir, que son de las mejores y más importantes composiciones de la historia del cine.

En Troya se produjo una paradoja terrorífica, pues la composición de Gabriel Yared es tan extraordinaria que estaría con total seguridad en cualquier lista de mejores bandas sonoras originales de la historia, incluso ganando puntos por su estado de trabajo maldito que le otorga un aura especial, pero en cambio fue sustituida por una creación de James Horner realizada con prisas, mal acabada y muy poco inspirada (constantes auto-plagios). La historia es sencilla y triste:

Troya se estrenó en el año 2004, pero como muchas películas, antes fue expuesta en pases de prueba donde un público que no sé cómo se elige indica, tras visionar el film, qué no le gusta, qué cambiaría. Asombrosamente, la reacción generalizada fue de rechazo a la partitura del compositor seleccionado, Gabriel Yared, por sonar demasiado antigua. Es la primera parida, pues no hay otra forma de definir semejante opinión, ya que la idea de la película era recrear una historia muy, muy antigua, y claro, los elementos que forman la producción deben emular dicha época. He de creer que fue una mala casualidad que nadie con algo de objetividad y la cabeza en su sitio acabase en el pase de prueba, y todos esperasen alguna música directa y simplona tipo Piratas del Caribe. Pero llegamos a la segunda parida, la del o los directivos de la distribuidora o los productores (espero que no fuera el propio Wolfgan Petersen, el director de la película, pues siempre he pensado que es un buen director) que decidieron ignorar todo elemento artístico en pro de la completa comercialidad: prescindieron de Yared, ficharon a uno de los compositores más solicitados y comerciales (y mejor pagados) del momento, James Horner.

James Horner tiene una carrera amplia, muy amplia. Lleva muchos años en el género y es, a pesar de su constante auto-plagio y su afán de trabajar en muchas producciones cada año en vez de centrarse en pocas y dar lo máximo de sí, uno de los autores más destacables e importantes del momento. Tiene creaciones inolvidables, influyentes, y muy exitosas, como Willow, Aliens, Braveheart, Los fisgones, Titanic… Pero también ha pasado por baches artísticos muy profundos, donde realizó verdaderas atrocidades como Enemigo a las puertas. Parte de su carrera está limitada a unos poquísimos motivos que repite con tediosa constancia, como el tema de acción heroico de Willow, reutilizado una y otra y otra vez desde que sus primeras notas se oyeron en Krull o Star Trek II; o el coro dramático que ha sido eje central de composiciones como Una mente maravillosa, cuya mejor y más bella forma pudimos disfrutar en Los fisgones; o el tema de Braveheart, que ha empleado hasta en composiciones recientes como El Nuevo Mundo

En Troya no sólo se encontró ante la ardua tarea de crear una BSO en unas dos semanas, sino que también era una película que requería música muy compleja y en grandes cantidades. El resultado fue aceptable en cierta forma, pero algo precario en sonido y simbiosis con las imágenes, y sobre todo desluce, parece insuficiente y cutre si tenemos presente la magnífica composición rechazada a la que sustituyó con precipitación.

Cómo no, Gabriel Yared sufrió y se enfadó mucho, pues su trabajo es de esos que cada vez resultan más escasos, donde el autor dedica todo su tiempo y esfuerzo a crear una gran obra, estudiando sonidos y músicas de distintas épocas… Hoy día sólo puedo citar un trabajo semejante, el de Howard Shore para El Señor de los Anillos. Este lógico enfado ante la sinrazón de las productoras no le ha servido de nada a Yared, pues a día de hoy no parece haber intención de editar su trabajo, y menos aún de realizar un montaje del filme que lo incorpore en el metraje. Así que lo que hizo fue enviar a distintos medios del género un disco con lo que había grabado para mostrar su trabajo al mundo, que aun incompleto y sin la grabación bien pulida, muestra plenamente lo que consiguió: una Obra Maestra. Pronto el disco cayó en internet y cualquier fan puede disfrutarlo.

— Actualización (07-05-08) — He de añadir, años después de realizar este reportaje, una nota sorprendente. Hace poco salió a la venta en DVD una versión de Troya con media hora más de metraje. Si en su momento el tema del cambio de Yared por Horner y la mediocre música que ofreció este último fue bastante sonado, el caso actual es si cabe más ridículo: para esta versión de la película no se ha compuesto nueva música, sino que se ha reutilizado lo que ya había, repitiendo aún más la música de Horner, pero para rellenar en algunos momentos se han puesto breves instantes de la partitura de Yared e incluso de otras, como El planeta de los Simios de Danny Elfman, Starship Troopers de Basil Poledouris y unas pocas más. Al parecer los resultados son lamentables (montaje precipitado y música inadecuada al momento, me imagino). Ahora más que nunca se echa de menos una versión que incluya la partitura de Yared bien grabada y montada.


Gabriel Yared nació en 1949 en Beirut. Ha compuesto bandas sonoras originales como El paciente Inglés, El talento de Mr. Ripley, Otoño en Nueva York, Ciudad de Ángeles… Su web oficial: gabrielyared.com


James Horner nació en 1953 en Texas. Suyas son composiciones tan conocidas como Aliens, Titanic, Braveheart, Apollo 13, Willow, La tormenta perfecta, La máscara del Zorro
Su web oficial: james-horner.com

Una respuesta a “Troya: Horner Vs. Yared

  1. Sandra 18/04/2008 en 11:51

    E leido toda la critica, y coincido en algunas razones pero discrepo en otras.
    Es cierto que Gabriel Yared logro enfundar nuevos sonidos, consiguio una gran obra a la que e tenido suerte de escuchar con las imagenes de Troya.
    Para mi estubo mal que lo despidieran de ese modo, ahora bien James Horner por lo que e podido comparar utilizo para mi gusto mejor la sinfonia.
    Y en mi opinion no plagio, simplemente le propusieron que en menos de un mes mejorara un banda sonora ya realizada, cojio las partituras de Yared e izo los cambios que el creia conveniente para acabar de encontrar lo que la pelicula necesitaba y para los criticos lo consiguio, no se puede pretender que en menos de un mes James Horner compusiera una nueva banda sonora cuando Gabriel Yared habia tardado un año.
    Yared encontro el camino pero no la definicion, Horner pulio un diamante en bruto. La obra ya era buena magistral incluso pero abaptada a las imagenes Horner toco mejor las teclas.

    Esta es mi humilde opinion y no pretendo contrariar a nadie,

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