El Criticón

Opinión de cine y música

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Monstruos University


Monsters University, 2013, EE.UU.
Género: Animación, comedia.
Duración: 104 min.
Dirección: Dan Scanlon.
Guion: Daniel Gerson, Robert L. Baird, Dan Scanlon.
Actores: Billy Crystal, John Goodman, Steve Buscemi, Helen Mirren, Nathan Fillion, Aubrey Plaza, John Krasinsky, John Ratzenberger.
Música: Randy Newman.

Valoración:
Lo mejor: Es un sinfín de escenas rebosantes de humor y personajes entrañables.
Lo peor: El argumento de base es muy simple, se espera algo más de originalidad de Pixar.
Mejores momentos: La madre escuchando música heavy.
La frase: ¡No puedo volver a la cárcel!
El título: De verdad que no entiendo por qué traducen sólo la mitad del título.

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Fui al cine con miedo, pues no me gustó nada la clara deriva hacia el Disney menos inspirado y más maniqueo que mostró la insulsa Brave, pero para mi sorpresa he salido muy contento. Es una secuela sencilla pero eficaz, que sabe con qué limitaciones y bazas cuenta, y disimula bien las primeras para que no lastren demasiado el relato mientras explota las segundas con mucha habilidad.

En el primer grupo, en sus limitaciones, destaca la falta de trascendencia y originalidad del argumento. Era difícil aportar algo nuevo después del derroche de originalidad que supuso la primera parte, pues presentó un mundo único y fascinante, pero partir de un punto tan difícil no perdona lo evidente: la trama de esta segunda entrega no corre riesgo alguno, es muy facilona, y además el centrarse en imitar el mundo real le quita la magia que tenía el relato original, donde todo era algo nuevo. Así pues, el tono de comedia juvenil tan básica y trillada donde todos los puntos clave y resoluciones obedecen a demasiados clichés asusta en principio. Este problema se lima un poco porque los personajes son sólidos y carismáticos y su evolución funciona bastante bien, además de mostrar con ella algún buen mensaje para el público joven, pero no esconde del todo la sensación de que la historia es lineal y predecible en todo momento.

Sin embargo, sus puntos fuertes son tan destacables que es fácil dejarse llevar y olvidar la fachada de título menor, de clásica comedia en clave de parodia sobre algún aspecto de la vida real. El ritmo es trepidante y absorbente, no hay lugar para que aparezca el aburrimiento, para que los fallos impidan disfrutar de la aventura. Y lo mejor es que se saca el máximo partido de cada escena gracias a un inspirado sentido del humor y una serie de detalles muy originales (las habilidades de los monstruos y muchos elementos de las pruebas sorprenden constantemente). Sí, las tonterías de las fraternidades, los frikis asociales, los guaperas exitosos y demás temas están muy sobados, pero la parodia de estos elementos es brillante, cada personaje suelta sin parar chistes uno detrás de otro, cada situación derrocha pequeñas genialidades y logradísimas dosis de humor que te dejan a cuadros y riéndote a carcajadas, de hecho en algunas escenas he tenido auténticos ataques de risa incontrolable.

Monsters University no tiene en su conjunto (en detalles sueltos sí) la esencia de Pixar, esa capacidad para narrar historias completamente nuevas, y como secuela de Monstruos S.A. da un giro bastante importante y en principio discutible, pero su capacidad para entretener y sobre todo para hacer reír supera de largo a títulos con los que sería fácilmente comparable, como la saga Shrek. A pesar de las reticencias iniciales la odisea de estos monstruos en la universidad es toda una lección de cómo parodiar argumentos clásicos, resultando una de las comedias con las que más me he reído en muchos, muchos años. Y ni hace falta decir que la calidad de la animación de Pixar va siempre por delante del resto.

Toy Story 3


Toy Story 3, 2010, EE.UU.
Género: Animación, aventuras, drama.
Duración: 103 min.
Dirección: Lee Unkrich.
Guion: Michael Arndt, John Lasseter, Andrew Stanton, Lee Unkrich.
Actores: Tom Hanks, Tim Allen, Joan Cusack, Ned Beatty, Don Rickles, Wallace Shawn, John Ratzenberger, Stelle Harris, Laurie Metcalf, Blake Clark.
Música: Randy Newman.

Valoración:
Lo mejor: Guion, animación, sentido de la aventura.
Lo peor: Tras las dos anteriores, sabe a poco.
Mejores momentos: La caída hacia el fuego.
El plano: El mono vigilante.
La frase: ¿Quién es Andy? -Una niña en el cine al terminar la película (qué risas, joder).

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Toy Story 3 se centra desamparo y el terror de los protagonistas ante un gran cambio en sus vidas: la maduración de su amado dueño y el subsiguiente abandono de los juguetes. Por ello adquiere un tono más melancólico que las otras dos partes, y de hecho hay algunos momentos bastante trágicos, pero tampoco se olvida del sentido del humor y la aventura. Hay también más mensajes moralistas sobre la familia, la amistad, el sobreponerse a los malos momentos, algo vistos pero bien tratados todos, y uno más inesperado, por adulto y oscuro: la lucha contra el orden establecido si hay abusos.

El sentido del humor es bastante eficaz en todas sus formas y no decae en ningún instante. Como en la segunda parte, las referencias al cine son notables, utilizándose mucho el estilo carcelario de cintas como La gran evasión (John Sturges, 1963), aunque también llaman la atención unas pocas pero efectivas salidas de tono un poco absurdas para lo que acostumbra Pixar: Buzz en modo español (convertido en andaluz hortera en la versión doblada) o el desfile de moda de Kent.

Momentos a destacar hay unos cuantos. El que más gratas sensaciones me ha dejado es la aparición de un muñeco de Totoro, el simpático monstruo de la deliciosa película de Hayao Miyazaki (a quien en Pixar tienen en muy alta estima), pero hay otros dignos de recordar: los primeros pasos en la guardería, con la presentación del oso rosa y el ambiente de ensueño transformándose poco a poco en pesadilla, y sobre todo el impresionante y trágico instante de los protagonistas cayendo al fuego, que te deja a punto de gritar y llorar de emoción y es resuelto con la maestría propia de los genios de Pixar. Pero lo más llamativo sin duda es el especial interés que se pone en explicar la personalidad del osito que tiene montada una dictadura en la guardería. Sorprende que en una película para niños el villano no se limite a ser un arquetipo de monstruo porque sí, sino un individuo más que ha caído en desgracia por una determinada situación y que no se ha esforzado lo suficiente para salir de ella, sino que ha optado por imponer su visión del mundo a los demás. Y no acaba ahí, porque también me dejaron a cuadros en la clásica escena donde los protagonistas lo perdonan; no lo explicaré para no destripar una excelente sorpresa. Es la enésima muestra de que Pixar está un paso por delante del Disney clásico en lo que respecta a riesgo, madurez y la idea de que por ser un filme para toda la familia no debe limitarse a arquetipos más o menos huecos.

En general es una aventura muy agradable de ver, notablemente amena y divertida, pero le falta ritmo en su primera mitad y la sensación de que no se aporta nada nuevo y de que muchas cosas se ven venir es constante. Va lanzándose poco a poco hasta llegar a un clímax sublime, pero no ha sido suficiente como para quitarme la idea de que le ha faltado algo de garra, de que no ha tenido la fuerza y originalidad necesaria para resultar inolvidable, de que carece del poder de atracción que transmitían las otras dos entregas gracias la perfección de la que hacían gala. Creo que es un buen final para la saga (más por temática que por calidad), pero es también es una señal de aviso: las secuelas provocan desgaste porque hay que ceñirse a unos parámetros determinados, céntrense en crear nuevas historias por favor. Sin embargo, tienen ya en marcha varias más.