El Criticón

Opinión de cine y música

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Red 2


Red 2, 2013, EE.UU.
Género: Acción, comedia.
Duración: 116 min.
Dirección: Dean Parisot.
Guion: Jon Hoeber, Erich Hoeber.
Actores: Bruce Willis, Helen Mirren, John Malkovich, Mary-Louise Parker, Anthony Hopkins, Catherine Zeta-Jones, Neal McDonough, David Thewlis, Brian Cox.
Música: Alan Silvestri.

Valoración:
Lo mejor: Lo que queda de los personajes.
Lo peor: Insípida y aburrida.
Mejores momentos: Los celos entre Sarah y Katja.

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El éxito de Red fue bastante merecido. Como comedia de acción destacaba bastante en un panorama lleno de títulos repetitivos, de ideas agotadas. Los excelentes personajes, un ritmo bastante acertado y sobre todo el gran sentido del humor nos dieron una película bastante recomendable. La secuela es por el contrario una gran decepción. La chispa y energía de su predecesora no se ven por ninguna parte. Los personajes son una sombra de lo que eran, estirados sin sacarles mucho partido. El humor carece de originalidad, pero también de gracia: apenas consigue llevarte a la carcajada.

Por suerte los protagonistas eran tan buenos que lo poco que queda de ellos basta para salvar la función. Cada tramo dedicado a cada uno de ellos resulta divertido debido a sus peculiares personalidades, y la dinámica entre todos mantiene al relato en una constante sensación de que hay un buen poso y en seguida va a coger carrerilla… Pero el embrujo dura poco, porque una vez se va formando una perspectiva global de la narración queda claro que los guionistas no saben muy bien cómo enlazar un capítulo con otro y mover a los protagonistas hacia algo interesante. Es decir, el argumento es endeble y difuso, se salta de acá para allá sin motivos claros (damos la vuelta al mundo varias veces sin razón alguna), vemos metraje y más metraje sin tener a la vista un objetivo concreto.

En la primera entrega alabé a los actores bastante merecidamente, pero aquí se nota que no tienen material con el que trabajar, todos van con el piloto automático puesto. La puesta en escena es correcta, destacando de nuevo por ser sobria y efectiva en comparación con los cansinos artificios del cine de acción actual.

Nada original, poco graciosa, con un ritmo bastante caótico, Red 2 resulta un aburrimiento bastante grande. No llega a ser mala, pero tampoco logra resulta un visionado que deje buenas sensaciones: se ve con pasividad, sin despertar emociones en ningún sentido, y se olvida al instante. Otra saga echada a perder.

Monstruos University


Monsters University, 2013, EE.UU.
Género: Animación, comedia.
Duración: 104 min.
Dirección: Dan Scanlon.
Guion: Daniel Gerson, Robert L. Baird, Dan Scanlon.
Actores: Billy Crystal, John Goodman, Steve Buscemi, Helen Mirren, Nathan Fillion, Aubrey Plaza, John Krasinsky, John Ratzenberger.
Música: Randy Newman.

Valoración:
Lo mejor: Es un sinfín de escenas rebosantes de humor y personajes entrañables.
Lo peor: El argumento de base es muy simple, se espera algo más de originalidad de Pixar.
Mejores momentos: La madre escuchando música heavy.
La frase: ¡No puedo volver a la cárcel!
El título: De verdad que no entiendo por qué traducen sólo la mitad del título.

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Fui al cine con miedo, pues no me gustó nada la clara deriva hacia el Disney menos inspirado y más maniqueo que mostró la insulsa Brave, pero para mi sorpresa he salido muy contento. Es una secuela sencilla pero eficaz, que sabe con qué limitaciones y bazas cuenta, y disimula bien las primeras para que no lastren demasiado el relato mientras explota las segundas con mucha habilidad.

En el primer grupo, en sus limitaciones, destaca la falta de trascendencia y originalidad del argumento. Era difícil aportar algo nuevo después del derroche de originalidad que supuso la primera parte, pues presentó un mundo único y fascinante, pero partir de un punto tan difícil no perdona lo evidente: la trama de esta segunda entrega no corre riesgo alguno, es muy facilona, y además el centrarse en imitar el mundo real le quita la magia que tenía el relato original, donde todo era algo nuevo. Así pues, el tono de comedia juvenil tan básica y trillada donde todos los puntos clave y resoluciones obedecen a demasiados clichés asusta en principio. Este problema se lima un poco porque los personajes son sólidos y carismáticos y su evolución funciona bastante bien, además de mostrar con ella algún buen mensaje para el público joven, pero no esconde del todo la sensación de que la historia es lineal y predecible en todo momento.

Sin embargo, sus puntos fuertes son tan destacables que es fácil dejarse llevar y olvidar la fachada de título menor, de clásica comedia en clave de parodia sobre algún aspecto de la vida real. El ritmo es trepidante y absorbente, no hay lugar para que aparezca el aburrimiento, para que los fallos impidan disfrutar de la aventura. Y lo mejor es que se saca el máximo partido de cada escena gracias a un inspirado sentido del humor y una serie de detalles muy originales (las habilidades de los monstruos y muchos elementos de las pruebas sorprenden constantemente). Sí, las tonterías de las fraternidades, los frikis asociales, los guaperas exitosos y demás temas están muy sobados, pero la parodia de estos elementos es brillante, cada personaje suelta sin parar chistes uno detrás de otro, cada situación derrocha pequeñas genialidades y logradísimas dosis de humor que te dejan a cuadros y riéndote a carcajadas, de hecho en algunas escenas he tenido auténticos ataques de risa incontrolable.

Monsters University no tiene en su conjunto (en detalles sueltos sí) la esencia de Pixar, esa capacidad para narrar historias completamente nuevas, y como secuela de Monstruos S.A. da un giro bastante importante y en principio discutible, pero su capacidad para entretener y sobre todo para hacer reír supera de largo a títulos con los que sería fácilmente comparable, como la saga Shrek. A pesar de las reticencias iniciales la odisea de estos monstruos en la universidad es toda una lección de cómo parodiar argumentos clásicos, resultando una de las comedias con las que más me he reído en muchos, muchos años. Y ni hace falta decir que la calidad de la animación de Pixar va siempre por delante del resto.

Gosford Park


Gosford Park, 2001, EE.UU., Reino Unido, Italia.
Género: Drama, suspense.
Duración: 137 min.
Dirección: Robert Altman.
Guion: Robert Altman, Bob Balaban, Julian Fellowes.
Actores: Michael Gambon, Maggie Smith, Kristin Scott Thomas, Camilla Rutherford Charles Dance, Jeremy Northam, Bob Balaban, Ryan Phillips, Kelly McDonald, Helen Mirren, Eileen Atkins, Emily Watson, Derek Jacobi, Clive Owen, Tom Hollander…
Música: Patrick Doyle.

Valoración:
Lo mejor: Guion sublime, realización a su nivel, reparto espectacular.
Lo peor: Que no se recuerde tanto como merece.

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Gosford Park ofrece un certero retrato y análisis de la sociedad inglesa de la década de los treinta, centrándose en la élite adinerada, con títulos y tierras, y sus sirvientes, que representarían en gran medida al pueblo llano. No se escatima en detalles sobre la vida diaria de estos dos estratos sociales y se forma un entramado de relaciones, intereses, puyas, anécdotas, etc. tan complejo como fascinante. Sin embargo su sinopsis y avances pueden llevar a un equívoco y hacer que se llegue a su visionado esperando otra cosa, una de misterio alrededor de un crimen, cuando el asesinato no es el hilo conductor de la historia, sino un evento más en la misma.

Eso sí, la escena previa a la muerte es espléndida, formando un clímax de expectación verdaderamente logrado. Durante un buen rato la cámara sigue a gran parte de los personajes, ubicándolos a la vista o escondiéndolos, poniendo la sombra de la sospecha sobre unos cuantos, mientras que a lo largo del relato se han ido solanto las pistas, sospechas e intrigas necesarias para elaborar un buen misterio; como es de esperar la resolución del crimen encaja al dedillo en el entramado, sin resultar rebuscada ni demasiado evidente.

Volviendo al relato en general, este es tan rico que incluso hay visos de auto parodia, con ese detective casi absurdo o las conversaciones del productor de Hollywood sobre una película que pretende rodar y que prácticamente es la que estamos viendo (aspecto que se torna aún más cómico cuando descubres que ese actor –Bob Balaban– ideó junto a Robert Altman las bases del guion). Estos atrevidos juegos no desentonan lo más mínimo en el conjunto, de hecho casi es un vacile: mira lo que soy capaz de hacer, un guion perfecto y luego encima tomármelo a guasa. El trabajo de Julian Fellowes) es, en definitiva, uno de los mejores de la década, de una complejidad y calidad insólita, espectacular.

La puesta en escena es obviamente crucial en estas condiciones. Sin una dirección y recreación de la época absolutamente perfectos el puzzle se vendría abajo. Cada secuencia y plano debe manejar un gran número de personajes y diálogos cruzados, y la planificación de escenas se convierte en una tarea tan ardua como necesaria. Robert Altman salda el resultado con maestría, obteniendo una narración muy fluida que no hace ostentación visual innecesaria sino que se centra en los personajes y sus historias.

El reparto reúne a un número impresionante de grandes nombres de la interpretación británica, de hecho algunos quedan relegados muy a segundo plano (Charles Dance tiene poquísimos diálogos, por ejemplo). Los que destacan lo hacen prácticamente porque tienen más tiempo de lucirse, como Kelly McDonald, Maggie Smith, Emily Watson

Retrato de la época, intriga, drama social, romance, humor auto-paródico… Gosford Park es una cinta de enorme riqueza y densidad, una obra que deja un grato sabor de boca, aunque eso sí, es para ponérsela con ganas, porque no es un entretenimiento ligero. Hay que seguir multitud de nombres, relaciones, conflictos personales, anhelos internos sólo sugeridos, y quitar capas y capas de sutilezas, indirectas y datos soltados en cantidad. Esa es sin duda su maldición a la hora de conectar con el gran público: es demasiado difícil e inteligente. Quizá por ello, aunque tuvo bastante reconocimiento en su momomento (buenas críticas y premios en cantidad), prácticamente ya nadie habla de ella. No debería olvidarse, es una enorme lección de cine, de arte.

Red


Red, 2010, EE.UU.
Género: Acción, comedia.
Duración: 111 min.
Dirección: Robert Schwentke.
Guion: Jon Hoeber, Erich Hoeber, Warren Ellis y Cully Hamner (novela gráfica).
Actores: Bruce Willis, Mary-Louise Parker, Morgan Freeman, Helen Mirren, John Malkovich, Karl Urban, Rebecca Pidgeon, Brian Cox.
Música: Christophe Beck.

Valoración:
Lo mejor: El reparto es antológico. Ritmo, sentido del humor, dirección.
Lo peor: Es totalmente intrascendente. La música.

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Inspirándose en un cómic de DC de mismo título Red es una parodia del género de espionaje y acción. Los grandes agentes de la guerra fría están jubilados y son unos viejos achacosos, algunos incluso con el juicio trastocado, pero deben volver a formar equipo para evitar la cacería en la que alguien los ha envuelto.

El tono de comedia funciona muy bien si obviamos la música que se empeña en recalcar la comicidad de la situación de forma tan insistente que llega a ser molesta. Los personajes están muy bien trabajados y resultan divertidísimos, la trama tiene consistencia suficiente como para entretener sin que sus agujeros y saltos de fe molesten (y hay partes muy cogidas por los pelos, como la huida de una casa rodeada o lo fácil que resulta secuestrar a un vicepresidente) y sobre todo las situaciones y diálogos dan muchos buenos momentos de humor, siendo muy destacables los atinados chistes sobre el retiro y la edad de los protagonistas.

Me ha recordado en cierta forma a Los mercenarios (viejos dando caña), pero está mucho mejor desarrollada y sobre todo mejor rodada. De hecho, me sorprende la más que decente calidad de la puesta en escena, sobre todo comparando con el cine de acción de la actualidad, como he comentado muchas veces demasiado vendido a lo fácil y rápido, es decir, a llenar la pantalla de movimiento (cansinas cámaras en mano) y efectos especiales en vez de optar por cuidar la plafinicación de escenas y esforzarse a la hora de rodar. Red tiene buena fotografía, mucha cámara sobre grúa y raíles que le da dinamismo sin marearnos y un montaje excelente que te introducen de lleno en la acción sin abrumarte con un caos ininteligible, sino mostrándote todo el desarrollo de la secuencia de forma bien clara y atractiva. Obviamente dado el género hay algunas exageraciones puntuales (la escena del lanzacohetes…), pero todo se muestra con un clasicismo y una profesionalidad que se echan de menos hoy en día en el género.

Pero si algo llama la atención antes y sobre todo después de ver la película es su inmenso reparto, más propio de un gran drama. Pocas cintas de acción de escasas pretensiones han mostrado tantos grandes actores juntos. El ya mítico Morgan Freeman es un valor de sobra consagrado, pero incluso en un papel tan breve es capaz de dejarte pasmado por la credibilidad que irradia, por como muestra de golpe al personaje con una sola mirada. Helen Mirren también se mete de lleno en papel, tornándose vivaz y alegre como una jovenzuela y dando a su personaje un tono de picaresca que provoca un inquietante morbo. Bruce Willis da unos cuantos buenos momentos también (cuando piensa que su amigo ha fallecido), y hace que me acuerde de que nadie creía que supiera actuar hasta su papelón en El sexto sentido. Karl Urban merece conseguir un papel de nivel, pues es un actor de mucha calidad, como aquí demuestra. John Malkovich como siempre interpreta a un zumbado de los gordos, y como siempre lo borda de forma impresionante. Brian Cox, eterno secundario, se ha ganado ya un hueco tanto en cine como en televisión haciendo papeles breves pero bastante jugosos, como el aquí ofrecido. Pero el plato fuerte de la función es Mary-Louise Parker, nombre poco conocido salvo si eres adicto a las series (salía en El Ala Oeste, pero se la conoce sobre todo por ser la protagonista de Weeds). Es una de las mejores actrices que he visto, y el indescriptible papelón que hace en Red lamentablemente pasará desapercibido por lo caduco y poco llamativa que resulta una cinta como esta. Lástima que no obtuviera algo de visibilidad hasta casi ser una cuarentona, porque con más suerte podría haber dado una carrera memorable.

Es indudable que Red es una chorrada que no deja huella, un divertimento pasajero, totalmente intrascendente, pero si eres amante del género es un visionado más que recomendable.

La sombra del poder


State of Play , 2009, EE.UU.
Género: Suspense.
Duración: 127 min.
Dirección: Kevin MacDonald.
Guion: Tony Gilroy, Matthew Michael Carnahan, Billy Ray. Paul Abbott (miniserie).
Actores: Russel Crowe, Rachel McAdams, Ben Affleck, Helen Mirren, Robin Wright Penn, Jason Bateman, Jeff Daniels, Harry Lenix.
Música: Alex Heffes.

Valoración:
Lo mejor: Buena historia de suspense con estupendos personajes y actores y un ritmo bastante intenso.
Lo peor: El débil y en algún momento ridículo y demagógico alegato a favor de la prensa en papel y en contra de las nuevas tecnologías. La absurda necesidad de resumir una miniserie perfecta.
La frase:

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Basada en la memorable miniserie de mismo nombre, La sombra del poder es un thriller que ahonda en las manipulaciones de políticos, gobiernos y grandes empresas y la difícil labor de los medios de comunicación honrados (los que queden) para ofrecer al ciudadano información veraz sobre los hechos.

El relato tiene un guión equilibrado y eficaz que atrapa con una trama densa pero fácil de seguir. La única pega que podría ponerle es que el final es un poco forzado y previsible, pero no es nada grave en comparación con los discursos que destila la historia, de los que hablaré luego.

El mejor logro del libreto es la excelente descripción de los personajes, todos arropados además por actores de gran calidad. La ejecutiva agobiada por mil presiones distintas (una siempre profesional Helen Mirren), el periodista metódico e íntegro (Russell Crowe como es habitual metido de lleno en el personaje), la joven prometedora (una bellísima y muy eficaz Rachel McAdams –a la que siempre confundo con Amy Adams-), y el político que lucha por causas perdidas (un patético e inerte Ben Affleck, que además es un error de casting, pues su rostro joven no encaja en el personaje) encabezan el reparto, aunque destacaría también las apariciones de Jeff Daniels, quien sorprende por su demacrado aspecto físico, y Jason Bateman, que se ha convertido en uno de esos secundarios que siempre aporta un toque extra de calidad.

La dirección de Kevin McDonald (autor de la sobrevaloradísima El último rey de Escocia) es más que correcta, aunque le hubiera venido bien depurar algunos excesos: esos planos aéreos de relleno y con confusas apariciones de helicópteros no sé a qué vienen, sobre todo cuando aparecen intercalados entre conversaciones, como dando a entender que pasa algo por ahí arriba cuando no es así. Me sacaron de contexto varias veces, y me pregunto cómo semejantes fallos de montaje han podido ver la luz. Pero como indicaba, el director se mueve con soltura tanto a la hora de manejar los actores como a la de poner en escena un guión bastante complejo.

Su único pero importante es que peca de ser un tanto manipuladora, partidista y demagoga. Qué bien pintan a la prensa, de fiel, veraz y llena de profesionales. En la realidad a nadie se le escapa que es sector demasiado vendido a intereses comerciales y políticos y que sus líneas editoriales no dudan en faltar a la verdad o en montarse sus propias campañas de información, ni tampoco se nos escapa que profesionales de verdad cada vez hay menos. Otro discurso manipulador es el que hacen sobre los nuevos formatos de información, los relativos a las nuevas tecnologías (prensa en Internet, blogs, etc.). Qué poco tacto muestran y que ridículo hacen a veces tratando de defender el obsoleto modelo de prensa en papel sobre las ventajas de Internet, tildando a lo ofrecido en la red de redes de morralla, basura y mentiras. Los productores o escritores que hayan forzado este fallido alegato no parecen darse cuenta, o no quieren, de que la calidad del material ofrecido no depende del medio, sino del empeño de sus autores y de lo sesgado que esté el modelo informativo que mantenga el periódico. Como pasa con el mundo de la música y el cine, aferrarse a modelos obsoletos desprestigiando las nuevas posibilidades sólo lleva a la autodestrucción.

Pero bueno, quitando esos ligeros tonos adoctrinantes la cinta es más que recomendable como entretenimiento de calidad. El problema es que es un resumen de una miniserie de 2003 inmensamente superior, escrita por Paul Abbot, dirigida por David Yates y protagonizada por David Morrisey, James McAvoy, Kelly Macdonald y Bill Nighy. En parte por tener más tiempo y en parte porque también tiene más visión y madure ofrece un guion unos cuantos niveles por encima en calidad. Ahí si que entramos en una intriga fascinante, hay mucho más puntos de vista sobre los temas tratados, y los personajes tienen más recorrido. Es una de las mejores miniseries que he visto, un visionado imprescindible… si la encuentras, porque nadie se digna en darle una buena distribución internacional.